Con esto te digo adiós

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Decir adiós es la parte más difícil de todo,

es como saber que aunque un cometa vuele muy alto,

en algún momento tiene que bajar.

Y así fue, yo estaba arriba volando contigo,

volábamos como cometas por el cielo,

pero tuvimos que aterrizar.

Y hay tantas cosas que decirte,

tantas que sé que en este intento de poema no podré decirlas todas.

Pero tampoco podría decirlas en persona,

viendo tus ojos de cielo y tu sonrisa azul,

por eso elijo esta manera, que puede no ser la mejor,

pero es la que se me da, es lo que soy.

Empezaré por decirte que tu amor fue como un rayo en mi vida,

certero, firme, intenso, llegó de repente y de la nada.

Llegó y me cambió la vida para siempre,

y eso tienes que saberlo, por si te quedaba alguna duda,

y eso tienes que saberlo, tu amor me hizo suya.

Nuestro amor era fuerte, más fuerte de lo que veíamos,

y ahora lo puedo ver, y lo sabes tú también.

Me enseñaste más cosas de las que crees,

acuchillaste mis miedos sin querer,

y los dejaste desangrar,

los mataste todos sin piedad.

Nunca te llevaste bien con la mentira,

y me enseñaste a hacerlo a mí también,

me enseñaste a creer,

tú me enseñaste a ser.

Me hubiera gustado haber sido más valiente,

haber sabido lo que ahora sé,

haberme importado menos lo que dijera la gente,

y sí, ahora lo sé.

Y sé que si entonces supiéramos lo que sabemos ahora,

nos haríamos una reverencia y una ovación,

si supiéramos lo que sabemos ahora,

nos haríamos el amor.

Tú me dejaste ser yo,

contigo fui yo como con nadie,

me liberé, cambié y me encontré,

me hundí, reviví y estallé...

De risa, de amor, de pasión, de dolor.

Me convertiste en tu canción favorita,

y yo te convertí en mi poema preferido,

me convertiste en tus manos,

y yo te convertí en mi piel.

Hiciste que mi mejor amiga fuera la poesía,

porque no había otra manera de hablar de ti mejor que esa.

Hiciste que el amor rondará por mi habitación,

que se colara en cada esquina de mí,

que inundara cada rincón.

Por ti, el invierno se convirtió en lo más caluroso de mi vida,

en fiestas amarrada a tu cintura,

en noches y domingos de aventura,

en el punto de llegada y de partida.

Derretiste mi soledad entre tus dedos,

apagaste mis demonios con tus besos,

tu cuerpo se volvió mi credo.

Sólo éramos tú y yo en el mundo,

y no hacía falta más,

porque tú así con tus pecas deshiciste mi enorme nudo,

y yo me pude encontrar.

Bailamos en la galaxia de nuestros sueños,

me tomaste de la mano y me llevaste a la luna,

y los sueños se cumplieron,

y los recuerdos se quedaron ahí en el firmamento.

Ya lo sé, decir adiós no es fácil,

pero siempre te llevaré en mí,

Decir adiós no es fácil,

pero sé que siempre estaremos ahí...

En el invierno, en tus ojos, en el mar, en la carretera, en mis ganas de llorar, en el color azul, en la ciudad,

en las canciones, en mis rizos, en las mariposas, en tu risa, en el frío, en los secretos, en la casualidad,

en el día y en la noche, en enero y en noviembre, en tu casa y en los libros, en lo cierto y en lo real.

Cien maneras de romperse y volverse a armar. PoemarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora