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L U N E S

Luna POV

Seguía sorprendida de haberme encontrado con Matteo en el Roller, de todas las personas que conocía, a él es a la última persona que hubiera imaginado haber visto, y mucho menos chocar con él, pero yo no creía en las casualidades, esto, esto era el destino.

–Luna... ¿Qué hacés acá?– Preguntó evadiendo la misma pregunta que le había hecho hace un momento.

–No, yo pregunté primero... ¿Qué hacés vos acá?– Crucé de brazos esperando una respuesta.

–¿No es obvio?– Dijo sarcásticamente mostrándome los patines colgando de su hombro –¿Acaso el golpe te afectó tanto?

–Que gracioso– Rodé los ojos –Me refiero a, ¿cómo conoces el Roller? Apenas llevas unos días en la ciudad, ¿o me equivoco?

–Tengo mis contactos. Un amigo me habló de este lugar y no quise no conocerlo, así qué, aquí me tenés, petisa– Sonrió ante el apodo que recién me ponía.

–¿Cómo me dijiste? ¿Acaso me llamaste petisa?– Exclamé indignada ante el apodo que recién invento.

–Sólo dije la verdad, además, las petisas son las mejores, son más... Más lindas... Pero si no te gusta lo dejo de decir y ya– Comentó seguro de sí mismo a lo que respondí con una sonrisa, no era mi imaginación, Matteo me había dicho linda, ahora ya no pueden negar que es el destino.

–No, dejalo... Al fin de cuentas que discutir con chicos creídos como vos es como hablar con la pared– Mencioné haciendo que él soltará una risa burlona –Así que patinas, mira que coincidencia.

–No, yo no creo en las casualidades– Respondió avanzando hacía uno de los lugares para sentarse y yo lo seguí deteniéndome a un lado de él –Debería preguntar lo mismo, ¿vos patinas?

–¿Quién es el que hace preguntas obvias ahora? Yo soy una de las mejores patinadoras del Roller entero. La pista y yo somos uno sólo, ¿vos? ¿Hacés freestyle o apenas te podés sostener en los patines?– Cuestioné con el mismo tono de superioridad que él ponía.

–Yo, a diferencia de vos, soy el mejor patinador de toda Europa, y estoy seguro que ahora lo seré de toda Argentina– Exclamó mirándome fijamente a los ojos, Ámbar no mentía cuando decía que este chico era un presumido y egocéntrico, pero ni eso, le quitaba lo lindo.

–Ver para creer– Comenté agitando mi pelo con superioridad –Ahora son sólo palabras.

–Y no tienen porque serlo... Cuando vos quieras te demuestro que soy el mejor– Habló colocándose sus patines.

Eso fue lo que me dio la brillante idea. No estaba alucinando con Matteo y no iba a desperdiciar esta oportunidad, no iba a perder ni un minuto más para estar cerca de él, ese dicho no era en vano, no dejés para mañana lo que podés hacer hoy.

–¿Qué te parece ahora mismo?– Dije llamando su atención –Patinemos juntos y comprobemos quien es el mejor, ¿te animas? ¿O te da miedo?– Completé provocándolo a lo que el respondió riendo.

–Yo nunca tengo miedo, quizá vos deberías ser la que tenga miedo. Competir conmigo es en vano.

–¿Eso es un sí?– Cuestioné alzando las cejas e ignorando su comentario tan, tan Matteo, ya había entendido que él era así, y su forma de ser me... Me provocaba mucho más.

–¿Te queda alguna duda petisa?

Rodé los ojos y él soltó una pequeña risa. Díganme que no era la única a la que le volvía loca este italiano. Que mejor manera de empezar el año que pasando tiempo con el primero de mi lista.

Ella o Yo | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora