11 | Consecuencias

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S Á B A D O

Ámbar POV

El peor día de mi vida sin duda fue el día de hoy. Nunca me había sentido tan destrozada en mi vida: mi corazón se había roto por completo en mil pedazos, perdí el sentido, no quería saber nada más, sólo sumergirme en mi llanto y dolor.

Al menos así fue durante las primeras horas, ya que nadie me permitía llorar en mi soledad, tanto mi madre, como Delfi, Jazmín e incluso Luna insistieron en hablar conmigo, y a pesar de que no quería ver a nadie, preferí hablar con Delfi y Jazmín antes que con el resto.

Varias horas de charlas motivacionales de mis amigas fueron suficientes para calmar mis lágrimas y enseguida algo llegó a mi mente: Matteo. Decidí no creerle como al resto de los chicos y lo había tratado pésimo, necesitaba pedirle perdón como no podía hacef con el resto.

Sin embargo, mis amigas me conocían a la perfección, o quizá se unieron en mi contra, pero sorpresivamente Matteo entró a mi habitación causándome gran confusión, pero, era justo lo que buscaba. Obviamente el inicio de la charla fue sobre cómo me encontraba, lo peor que le podías preguntar una chica en estos momentos, pero cambió de tema para decirme algo, algo que según me había ocultado.

–Ámbar hay algo que he querido decirte desde hace mucho pero no me animaba, porque estando con Benicio no ibas a escucharme... Pero ahora que ya no estás más con él no puedo guardármelo más... Es momento de decirte lo que siento.

Fruncí el ceño al sentir la mano de Matteo entrelazarse con la mía, ¿de qué estaba hablando Matteo? ¿Qué es lo que estaba sintiendo? Sea lo que sea parecía ser muy importante, tanto para ponerlo tan nervioso como lo estaba.

–Ámbar yo...

–¡Simón!

El grito fue capaz de alertarnos a ambos, esa voz la conocía a la perfección y a juzgar por el tono furioso, sabía que nada bueno podía venir. Repentinamente Matteo soltó mi mano y sin esperar más me apresuré a salir de la habitación seguida por Matteo.

Al abrir la puerta me encontré con Luna en el pasillo con el mismo rostro de preocupación que yo tenía y nuestras miradas fueron capaces de hablar por lo que ahora los tres nos encontrábamos bajando hasta el living de dónde provenían los gritos.

–¡Simón Smith! ¡Vení para acá!– El grito de mi papá fue mucho más fuerte que el anterior –¡No hemos terminado de hablar!

–¡Yo sí!– Exclamó igual de furioso.

–¡No! Tenés muchas explicaciones que darnos jovencito– Exclamó mi mamá quien al igual que mi padre estaban explotando de ira.

–Todo lo que necesitan saber lo dije frente al comisario. No pienso repetirlo más. Ahora sí me disculpan...– Habló de mala gana dándoles la espalda.

–A tu madre no le faltas el respeto Simón– Soltó amenazador.

–¡Perdón! ¿Okay? Estoy harto que me traten como un delincuente cuando no hice nada malo– Volvió a alzar la voz mi hermano.

–¿No hiciste nada?... Benicio estuvo a punto de ir al hospital por los golpes que vos le diste– Comentó mi papá cruzando los brazos

–¡Pero no lo hizo! Está perfecto, ¿o querés ir a revisarlo vos?

–¡Basta de tus groserías Simón!– Soltó mi papá nuevamente causando que hasta yo saltara del susto –Primero que nada nos hablas bien porque somos tus padres y segundo, explícanos ya mismo que pasaba por tu cabeza.

–Ya les dije todo... Estaba defendiendo a su hija, a mi hermana... Así que en lugar de tratarme como el malo de la película deberían agradecerme que dejé a ese tipo en su lugar.

Ella o Yo | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora