40 | Encuentros

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D O M I N G O

Ámbar POV

La sonrisa en el rostro que me había sacado la visita de mi mamá, Sylvana, era inigualable, hasta las enfermeras dijeron que parecía otra chica completamente diferente esta tarde.

Y es que, verla a ella y decirle cual había sido el motivo por el cual no me había comunicado estos últimos días, hizo que la tranquilidad regresara a mí. Lo último que quería es que pensara que no deseaba hablar con ella y se alejara. No podía soportar la idea de perderla una vez más.

Sin embargo, aquella visita no era la única de este día, no obstante, la segunda visita me había dejado sin palabras, pues, de todas las personas que me habían visitado, esta era la primera vez que Benicio lo hacía.

Al principio fue extraño verlo a mi lado, pensé por un momento que no le importaba del todo cómo me encontraba, pues ni una de mis amigas me había comentado nada sobre él, sin embargo, verlo entrar a mi habitación demostraba todo lo contrario, aunque le hubiera tomado tres días hacerlo.

—¿Recordas aquella fiesta de Milo hace dos años? ¿La de Halloween?— Inquirió Benicio sonriente.

—L-La recuerdo perfecto— Exclamé rodando con dificultad los ojos, había aprendido para ahora que la ataxia me lo impedía —Vos sos el que s-seguramente no recuerda nada... T-Tomaste como si todo fuera agua.

—Claro que recuerdo todo y vos no te quedaste detrás mío— Río Benicio para bajar la mirada —Fue una de las mejores fiestas de toda mi vida y más por cómo terminó en la habitación de la hermana de Milo.

Suspiré sin saber que responder dibujando una pequeña sonrisa en mi rostro a lo que Benicio respondió soltando una nueva risa pícara.

—Hace tanto que no te dejaba sin palabras— Dijo orgulloso a lo cual reí.

—Sos un t-tonto... Pensé que acordamos ol-olvidar ese día para siempre— Hablé conteniendo una risa.

—Eso era cuando todavía éramos novios, pero ahora, nada me impide de contar tus intimidades... Señorita...

—Bueno, b-bueno— Interrumpí logrando que soltara otra risa —Que no se t-te olvide que yo también s-sé muchas cosas de vos, así que si alguien se entera... T-Te destruyo Lino.

Solté amenazante causando que Benicio me mire sorprendido, sólo yo podía saber su segundo nombre y que tanto lo aborrecía por hacerle recordar a su abuelo.

—Vos ganas esta vez porque no tenés segundo nombre.

Contestó fingiendo indignación para luego reír esperando que mi risa lo acompañe, sin embargo, sucedió todo lo contrario pues mi sonrisa se desvaneció ante su comentario.

—¿Qué pasa? ¿Dije algo malo?— Preguntó confundido a lo que negué.

—No... E-Es sólo que... S-Sí... S-Sí tengo segundo nombre— Confesé provocando que frunciera el ceño.

—¿Cómo? ¿Y nunca me lo dijiste en todos estos años?— Cuestionó desconcertado.

—Es sólo que lo s-supe hace poco.

—¿Qué? ¿Cómo pudiste saberlo hace poco? ¿Qué acaso tu madre te ocultó tu verdadero nombre toda tu vida?

—Sí.

Exclamé segura logrando confundir a Benicio más de lo que seguramente se encontraba pero no había barrera que me impidiera hablar de este tema con él, al final de cuentas, por muchos años fue él quien supo todos mis deseos y sueños.

—C-Conocí a mi madre, Benicio... Mi verdadera madre.

—¿Qué?— Musitó incrédulo —¿Cómo? ¿Cuan...

Ella o Yo | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora