58 | Inicios y finales

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M A R T E S

Ámbar POV

—¿Y entonces qué hiciste?

Abrió los ojos como platos Delfi causando que detenga mi caminata por toda mi habitación para observarla con el ceño fruncido y los brazos cruzados.

—¿Cómo qué "qué hice", Delfi? —exclamé alterada—. Le pedí perdón.

—¿Vos le pediste perdón?— cuestionó alzando la voz.

—Sí, ¡no!, o sea, no... Él me pidió perdón primero.

—¿Y luego?

—Cada uno se fue por su camino y hasta ahí.

Dije dejándome caer sobre el sillón que se encontraba en mi habitación ya que Delfi se hallaba ocupando toda la cama tal como había hecho desde que había llegado para ayudarme con las tareas del Blake y desde que había decidido contarle lo ocurrido por la tarde con Benicio, es decir, el beso.

—¿Y te habló o algo? —siguió con el interrogatorio.

—No sé...

—¿Cómo qué no sabés? —preguntó confundida.

—Y no, porque apagué el teléfono.

—¿Por qué hiciste eso, Ámbar?

—Porque siento vergüenza, ¿okay?

—¿Vergüenza? —soltó junto a una risa Delfi —¿Vergüenza de qué? Fue sólo un beso, tampoco es para que te pongas así.

—No, Delfi, es que vos me conocés, sabés que para mí los besos no son cualquier cosa. Además... —bufé tranquilizando un poco mis palabras—. Yo no quiero confundir a Benicio o darle falsas ilusiones como lo hice con Matteo.

—A ver, no, Ámbar —se apresuró a intervenir Delfi—. Vos no le diste falsas ilusiones ni nada a Matteo. Fue él quien vio cosas donde no las había, pero vos fuiste honesta con él desde el inicio y le dijiste que no estabas interesada en una relación.

—Sí, y lo mismo le dije a Benicio antes de corresponderle el beso.

Llevé mis manos a mi rostro en un acto de desesperación cubriendo este con ellas. En verdad no sabía porqué lo había hecho, porqué había hecho todo lo contrario a lo que había dicho, ¿por qué había correspondido el beso de Benicio?

—Bueno... —dijo tímidamente Delfi.

—¿Bueno qué? —cuestioné confundida descubriendo mi rostro.

—Es que vos le correspondiste el beso, Ámbar.

—Pero que observadora que sos, Delfi —solté sarcásticamente.

—Me refiero a qué... Vos me acabas de decir que no sos esa clase de chicas que ande repartiendo besos por ahí —asentí no entendiendo a dónde quería llegar—. Entonces si permitiste que Benicio te besara y le correspondiste el beso... Es por algo, ¿no?

Fruncí mi ceño sintiéndome totalmente culpable, sin saber exactamente porqué, al final de cuentas, yo no había sido quien había iniciado ese beso, más bien, ni siquiera lo vi venir hasta que estaba sucediendo.

—No lo sé, es que fue tan extraño, Delfi, estando en esa plaza, charlando con Benicio, fue casi como si hubiera viajado en el tiempo tres años atrás. Todo se sintió tan... Tan lindo.

—Sos vos la que decís que no querés vivir más en el pasado, Ámbar —rodé mis ojos—. Y tal parece que es lo único que hacés con Benicio.

—Es que con Benicio todo es diferente, Delfi, las cosas buenas que viví con él en el pasado son mucho más que las cosas malas, significan mucho para mí y me gusta recordarlas.

Ella o Yo | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora