54 | Aquí y ahora

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J U E V E S

Luna POV

Los ojos de Ámbar se habían cristalizado en tan sólo un par de parpadeos que había dado mientras abrió la boca luchando por hablar sin conseguir articular una sola palabra.

Yo por mi parte, simplemente me resigné a tomar asiento sobre mi cama fijando la mirada en el suelo. Estaba exhausta, sentía que mis piernas no daban para más.

—Mariano y yo estuvimos juntos durante todo el mes qué pasó en la mansión.

Confesé sin despegar mi mirada del suelo al comprender que Ámbar no diría nada a menos que yo no lo hiciera.

—Nunca nos cuidamos y...— Bufé —Y aquí están las consecuencias— Ámbar suspiró para tomar asiento a mi lado.

—¿Mariano, Luna?— Inquirió en un hilo de voz causando que apretara los ojos. Lo mismo me preguntaba yo todos los días de mi vida.

—Sí, sé lo que estás pensando, soy lo suficientemente zorra como para meterme con un tipo mayor y comprometido...

—¿Qué? No, no, no— Se apresuró a intervenir —Es decir, ni vos ni nadie tenía idea que Mariano estaba comprometido con Andrea, no podías tenerla. Pero... ¿Mariano?

—Mariano llegó en el momento justo, cuando más mal me encontraba y se aprovechó de mi debilidad para que accediera a estar con él otra vez y que me olvidara de todo el daño que me había causado.

Ámbar se levantó de golpe de mi cama ante mis palabras para quedar frente mío, totalmente anonadada. No lo había hecho inconsciente, si le había confesado la verdad es porque estaba decidida a confesarla toda. ¿Cuál era el punto de seguir guardando secretos?

—¿A qué te referís con otra vez?— Suspiré para ponerme también de pie y mirarla por primera vez a los ojos luego de tanto tiempo.

—Vos sabés a lo que me refiero— Negué —No es la primera vez que estaba con Mariano. Él y yo estuvimos juntos por primera vez cuando vivió en la mansión al estudiar su máster.

Ámbar negó volviendo a llenar sus ojos de lágrimas —Pero eso fue hace tres años, Luna —Yo asentí imitando su acción.

—Sí. Él tenía veinticinco. Yo tenía trece— Dejé correr una lágrima de impotencia por mi mejilla.

Ámbar volvió a negar —¿Él abusó de vos, Luna?

Negué —Yo accedí a estar con él, no me obligó a nada, pero sí se aprovechó de mí, de mi inocencia, de que estaba enamorada de él y me lavó el cerebro para convencerme de tener relaciones con él. Era lo que verdaderamente importaba en esta vida. No existían los sentimientos, ni el cariño, ni el amor. Sólo el sexo y el placer.

—Luna...— Musitó Ámbar dejando las primeras lágrimas correr.

—Estuve con él. Se fue. Luego volvió y estuve con él una y otra y otra vez. Y ahora estoy esperando un hijo de él.

Solté con firmeza y lágrimas en los ojos. De todas las personas en el mundo, no iba a permitir que Ámbar supiera la verdad. No pretendía seguir hiriéndola por mis estupideces.

—¿Pero cómo es que estás tan segura? La prueba aún no está hecha y...

—No la necesito, Ámbar. Yo lo sé. Un atraso es suficiente para que sepa que lo estoy.

—No, no lo es— Negó aproximándose hacia mí —Los cambios hormonales ocurren todo el tiempo. Y este mes ha sido uno muy intenso para vos, así que eso no lo es.

—Esté o no esté embarazada, eso no cambia el hecho de que estuve con Mariano, que le fue infiel a su mujer conmigo, que Andrea se va a casar con él sin saber que es un pedófilo y que si lo estoy... Diecisiete años más tarde, un hijo mío acabará por romper con su matrimonio y romperle el corazón de Andrea que no tiene la culpa de nada de la misma manera en que vos lo hiciste hoy.

Ella o Yo | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora