Pues… he regresado. Hola a todos. Estoy vivo.
He… bueno, solo comenzaré a relatarles lo que ha pasado. Estoy empezando a temblar incluso mientras pienso acerca de escribir cada detalle, pero tengo que terminar esto.
Después de que publiqué mi última actualización, era hora de actuar. Me había estado preparando para ese evento por tanto tiempo, que me era difícil creer que acababa de pulsar «publicar». Coloqué mi teléfono en mi bolsillo y observé a David desde el otro lado de la calle. Él estaba cenando, justo como lo mencioné en la última parte. Su teléfono claramente timbró, porque ladeó su cabeza y lo tomó de la mesa. Yo ya había visto a su teléfono timbrar siempre que hacía una publicación, así que sabía que había colocado una alerta.
Observé sus ojos escaneando el texto con interés. Luego su mirada se amplió lentamente. Supe que había llegado a mi parte favorita, porque alzó su rostro de súbito e inspeccionó el restaurante. Envolvió su emparedado y salió del restaurante rápidamente; sus ojos estudiaban las calles mientras le daba vistazos a su teléfono para seguir leyendo.
Fue una escena muy satisfactoria. Me hace sonreír con solo pensar en ella.
No lo seguí a casa. En vez de eso, esperé el correo inevitable.
¿Quieren saber por qué David estaba tan asustado por la distribución de sus datos? Estaba asustado porque el internet había sido su lugar seguro. Ahí, él era poderoso. Cuando tuvimos nuestra conversación del reto, y por mucho tiempo después de eso, yo fui el analfabeta informático y él reinaba esa esfera. Y ahora me las había ingeniado para rastrearlo en su refugio. Antes, yo había sido débil y un blanco fácil para sus juegos. Ahora que había tomado represalias serias y lo había amenazado, él estaba preocupado.
El correo llegó mientras aún podía verlo alejándose.
«Hola, Zander. Bravo, pero no nos vamos a reunir en público», escribió.
Para ser sincero, especifiqué Welles Park porque supuse que él iba a querer cambiar la ubicación si era un área pública, y no quería acotar la dirección real por internet. No quería que nadie se colara en la fiesta y resultara herido. Lo siento por mentir. Me estaré disculpando mucho por mentir para el final de esta publicación.
Le dije que le enviaría la nueva dirección veinte minutos antes de que fuera hora de vernos; no respondió. No quería que tuviera la dirección demasiado temprano y que llegara para poner trampas. Pensé que replicaría con una ubicación propia, pero no lo hizo.
Me puse de pie. Era tiempo de ir al almacén y esperar.
La ubicación que escogí solía ser un almacén de algún tipo. No me importaba para qué había sido utilizado, solo me importaba que estaba abandonado y desprotegido. Si David trataba algo estúpido, lo cual pensé que haría, no quería a más espectadores inocentes en el camino.
Tomé un Uber hacia un área suburbana a unos bloques de distancia. Cuando el Uber se había ido, caminé al almacén. Ya casi eran las nueve. Recorrí el perímetro del almacén, atento de cualquier señal de que David hubiera llegado antes que yo.
Me acerqué a la puerta lateral y saqué una llave de mi bolsillo. Le quité el seguro a las cadenas en la manija de la puerta; el panorama cambió de la ambientación de una noche por la ciudad a una tumba.
El local solo tenía un piso que era un gran espacio abierto. Muy por encima de él, había plataformas elevadas desplegándose por las vigas que conducían desde el almacén hasta la oficina del gerente, la cual era un cubículo de metal suspendido a un extremo.
Un andamiaje de estanterías que había sido abandonado interrumpía el espacio vacío. Cajones y tarimas estaban esparcidos por aquí y por allá, creando escondites. Había llegado con antelación y los había arreglado estratégicamente en caso de que se redujera a un tiroteo.