Hola,
La primera vez que te vi, me sorprendió que pudiera verte. Tenías una tortuga pequeña en tus manos. No dejabas de referirte a ella como Miguel Ángel, lo cual asumí que era una referencia de las Tortugas Ninja. Te echaste tu largo cabello castaño por detrás de tu espalda y te arrodillaste para colocar la tortuga en el suelo. Estabas emocionada por verla arrastrándose en la grama. Me recordó a mi gato y cómo solía jugar con él cuando tenía tu edad.
Fui testigo de toda tu infancia desde mi pequeña ventana. Tu primer paseo en bicicleta. Tu primer día de escuela. Tu primera amiga real, Brenda. Tu primer día en la escuela secundaria y el uniforme adorable con el que vestías. Aquella vez que ganaste la Feria Científica y trajiste a casa un trofeo que tenía la forma de una célula. Fuiste una niña muy feliz.
Te vi crecer. Vi los cambios de tu cuerpo. Te hiciste más alta, tu complexión se hizo más delgada, tu rostro más bello que nunca. Noté cuando los demás comenzaron a verte de forma distinta. Las miradas de las chicas celosas. Los ojos saltones de los muchachos. Todo esto sucedió delante de mí, y noté que yo también estaba cambiando. Envejecía. Me debilitaba. Me desilusionaba. Perdí mi voluntad para escapar de mi vida dolorosa. Lo único que tenía para seguir motivándome era esta ventana hacia tu vida. Vivía mis días a través de los tuyos. Observarte era entretenimiento suficiente para mí. No te imaginas todas las maneras en las que me salvaste de pensamientos malos, de días malos, y de todo el dolor que había estado sufriendo.
Vi el día en que ese joven apuesto llegó a recogerte en su convertible rojo. Tu madre no estaba muy feliz al respecto, pero sabía que no tenía elección. Tú tenías que comenzar a extender tus alas en algún punto. Saliste con un vestido floral hermoso que hacía juego con las flores de verano. Esa noche regresaste tarde. Traías un oso de felpa y algunas sobras de algodón de azúcar. Supuse que habían ido a la feria. Imaginé todas las atracciones en las que te debiste de haber subido. Lo divertido que debió de haber sido para ti. Me hacía muy feliz que hubieras disfrutado tu primera cita. Luego llegó el beso mágico. Él se inclinó, ruborizándose, y te besó. Tus mejillas estaban tan rojas que supe enseguida que había presenciado tu primer beso. Cerré mis ojos, imaginándome cómo se debió de haber sentido. Por un segundo, imaginé que era yo quien vestía con ese vestido, sonriendo tan ampliamente, con mariposas en mi barriga y un beso en mis labios. Pero estaba feliz por ti.
Te quería agradecer por haberme permitido vivir de nuevo. Por haberme permitido soñar de nuevo. Te quería agradecer, pero no me atrevía. No podía hablarte. No sabía cómo. Si tan solo te hubieras percatado de mi ventana.
Pero entonces, un día, lo escuché hablando de ti. Al hombre con el que vivo. Te había notado. Lo escuché quejándose sobre cómo las chicas lindas como tú no debían enseñar sus piernas de esa forma. Desde el momento en que mencionó tus piernas, supe que se había terminado. Supe que te convertirías en su siguiente trofeo. Te tenía que alejar de él. Esta era mi oportunidad para agradecerte. No podía permitir que te convirtieras en mí.
Había tenido suerte. No sabía por qué yo le gustaba tanto. La mayoría de las demás chicas iban y venían, para nunca volver. Pero a lo largo de todos los años, siempre me mantuvo aquí abajo. Creo que es porque vio que aún retenía un poco de luz dentro de mí. Todas las demás chicas habían muerto mucho antes de que él las asesinara. Pude verlo en sus ojos mucho antes de que las destrozara frente a mí, alardeando.
Pero no fue mi caso. Tú me hiciste seguir. Tenía mi ventana. Una pequeña ranura en la parte superior de la pared de este sótano al que llamo mi hogar. A él no le gustaba que no me pudiera romper. No se había dado cuenta de mi pequeña ranura. Así que me conservó para ver cuánto tiempo podía permanecer así. Era un juego enfermizo que yo había estado ganando gracias a ti.
Pero entonces te notó. Y lo supe, supe qué destino te deparaba si él posaba sus manos peligrosas sobre ti. Amasé toda la fuerza que me quedaba y me preparé para finalmente hacer algo al respecto.
Y quiero darte las gracias. Porque si estás leyendo esta carta, significa que lo logré. Amasé mi coraje, lo canalicé en acciones y ejecuté mi plan de escape de una vez por todas.
Lo haré creer que he muerto. No sé si funcionará. Pero si lo hace, se acercará para levantarme. Lo patearé inmediatamente y tan fuerte como pueda en donde sé que le dolerá más. Tan fuerte como pueda. Luego robaré sus llaves y correré lo más rápido posible, y dejaré esta carta en tu correo. Tengo la sensación de que me perseguirá y que al final me atrapará, porque soy débil… Me encuentro muy débil. Maltratada. Apenas sigue existiendo un humano en este cuerpo mío. Pero si ese es el caso, me he estado preparando para abandonar este mundo por un largo tiempo. Dudo que alguien me vaya a escuchar o a ver. Esta calle está demasiado desolada. A veces parece que tú eres la única vida por aquí. Pero siempre y cuando recibas esta carta, sabré que cumplí con mi parte y que estarás a salvo.
Los monstruos son reales. Este se llama Ryan Morehouse. Es tu vecino en la casa frente a la tuya. Me ha mantenido secuestrada en este sótano por un largo tiempo. He perdido la cuenta de cuantos años, pero creo que casi debo tener treinta años. Tenía quince cuando me trajo acá por primera vez. Mis padres me debieron de haber estado buscando. Por favor, no les cuentes acerca de mí. No quiero que sepan de las torturas que me hizo pasar. No quiero que me vean rota de esta forma. Solo quiero que lo reportes a la policía. Su naturaleza maligna y su mente depravada solamente pueden ser detenidas si está aprisionado detrás de las barras.
Descubrirán cuerpos colgando de las paredes del sótano. Para este punto, he aprendido a vivir con el olor, pero los notarán en el instante que pongan un pie aquí abajo. Hay muchas chicas jóvenes en las paredes de mi habitación. Diles que las traten con delicadeza. Son buenas chicas. Han sido mis acompañantes. Mis amigas.
Sobre todo, te quiero dar las gracias. Fuiste lo único que me hizo seguir adelante. Fuiste mi luz. Y ahora, estoy escapando gracias a ti. Escapando de esta habitación horrenda. Escapando de esta vida horrenda. Incluso si significa que finalmente podré morir.
Con amor,
La chica que te vio crecer
…
…
Descubrimos esta carta en nuestro buzón. Después de haber contactado a las autoridades, entraron al hogar de nuestro vecino al otro lado de la calle. Durante el transcurso de cinco días, encontraron un total de quince cuerpos ocultos en las diferentes secciones de su casa. Tenía planes para secuestrar a nuestra hija, pero gracias a esta persona, su plan fue interceptado. Aún no hemos encontrado a la chica que escribió esto. Nos gusta creer que escapó con vida, pero, tristemente, no es probable ya que Ryan Morehouse también ha desaparecido. Ni siquiera sabemos su nombre… pero encontramos la pequeña ranura en la pared, desde donde vio crecer a mi hija.