noche de cita

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Le daba golpecitos a mi copa de vino con calma; mis ojos danzaban por el reloj en la pared. Se le había hecho tarde para la cena, pero solo ligeramente. Típico de Shawna.

La puerta del restaurante se abrió y mis ojos se encendieron cuando vi a mi cielo cruzar la sala y sentarse. Estaba bien vestida, pero mi parte favorita de su atuendo, como siempre, era su sonrisa.

Bebimos y comimos a medida que la noche transcurría. La electricidad me recorrió cuando se acercó por la mesa, entrelazando dedos. Mi mano se calentó con ese amor conocido y todos los recuerdos que conllevaba. No me importa lo que digan: esa es la mejor sensación que alguien puede darte.

Comenzó a entretenerme con una historia graciosa. No mentiré, apenas escuché algo de lo que estaba diciendo. Pero me reí de todas formas, porque la manera animada en la que habló fue suficiente para mí. Era tan maravillosa. ¿Cómo pude haber sido tan afortunada de tener a una mujer así de perfecta en mi vida?

Llegó la cuenta y mi corazón revoloteó por la emoción, sabiendo lo que seguía. Ella se puso su abrigo mientras yo colocaba un billete de veinte dólares en mi mesa. Vi cómo Shawna ayudaba a su cita a levantarse de la mesa y le puso su abrigo. Era la rubia putona que conoció en un bar luego de que nosotras terminamos. Solo se habían estado viendo por un par de años, así que no podía ser muy serio. Shawna nunca podría olvidar a su primer amor, yo. En todo caso, sé por la manera en la que le habla que simplemente pretende que soy yo.

Salieron por la puerta y las perseguí con sigilo. No podía esperar a que llegaran a casa. Mi parte favorita era escalar el árbol afuera de su habitación y esperar a que consumaron su noche. Simplemente SÉ que piensa en mí en ese momento.

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