No recuerdo el día, solo recuerdo que me encontraba en una reunión social después del trabajo. Nos reunimos para despejarnos un poco de la rutina diaria, llegaros dos chicas amigas del señor de recursos humanos, de las cuales una siempre permanecía atenta a su teléfono celular sin prestar atención a la comida, las bebidas, la música o las personas a su alrededor. A pesar de eso sostuvimos una larga plática al comentar nuestros gustos musicales. Me levanté a responder una llamada, cuando un pequeño niño se me acercó, lo ignoré mientras estaba al teléfono, terminando la llamada que duró cerca de media hora, el pequeño se me acercó nuevamente, preguntándome si podría darle algo de comer, que se había acercado pero mis compañeros lo habían alejado del lugar de una forma grosera y tenía mucha hambre.
El niño tenía rasgos de cansancio, ropa sucia y parecía enfermo.
Le dije que esperara a que terminara el evento, yo le llevaría algo de comer…
Pensé por un momento que de esa forma lo alejaría. Continuamos el convivio, recuerdo que me recosté en la camioneta de un compañero, quien también era mi vecino, en lo que ellos continuaban bailando. Me dormí por una hora, al llegar mi compañero, el niño me dijo de forma agresiva que le había engañado, fue algo extraño que el pequeño me hablara tan de cerca cuando estaba a lo lejos, sentí su presencia cerca de mí, incluso mi compañero me comentó que se sentía mas frio dentro del vehículo que afuera.
Inmediatamente salí del coche a buscarle algo de comer, entré a la casa, busque algo de comida y fui a donde le dije al pequeño que me esperara. Allí seguía, estaba dormido, lo desperté y le dije que me disculpara, por entregarle fría la comida.
Tomó el plato y me dijo que soy una buena persona, que por esta vez me perdonaría. Me sentí con nauseas, fui a la llave de agua en el patio para lavarme las manos y la cara, pero… no estaba en la casa donde se había realizado la fiesta, estaba en medio de un bosque o selva, era de noche pero todo se veía claro por la luz de la luna, o al menos eso quiero creer.
Una voz familiar me dijo:
Déjate vencer.
Inmediatamente lo miré, era alguien muy alto con un sombrero enorme y ropas rasgadas, alguien que no sé de dónde salió, busque al pequeño con la mirada, pero no estaba, y este nuevo personaje solo repitió:
Déjate vencer.
A la mañana siguiente amanecí en la sala de donde se realizó la fiesta, el compañero anfitrión me dio los buenos días y me comentó que me encontró cerca de su coche temblando de frio.
Una vez en el trabajo, mi vecino me comentó que se aburrió de esperarme, que ya era muy tarde y no regresaba, me buscaron por el lugar, que llamaron a mi teléfono y no marcaba que estuviera en zona de cobertura.
Fue un extraño suceso, pero solo era el primero.
Seis meses después. Conducía de regreso a casa, después de dejar a mi novia en casa de sus papás. Pasé a un oxxo por un café para conducir de regreso a casa, ya que debía conducir por más de una hora hasta llegar a mi destino. Al salir del oxxo, un niño pequeño me pidió dinero, sin si quiera mirarlo le dije que no tenía cambio, entré a la camioneta, arranqué el motor, levanté la mirada y vi como el pequeño me observaba con ira, una sensación de pánico me invadió, avance rápidamente, minutos más tarde por una parte solitaria de la carretera vi a muchos niños correr y gritar, me detuve y con las intermitentes encendidas esperé a ver pasar a los niños, observaba como corrían a un velocidad increíble hasta que uno de ellos golpeo el cristal con algo que parecía una piedra, pero manchaba el cristal con sangre y gritaba que yo no era como ellos, mientras golpeaba con más fuerza.
Seguía avanzando hasta que legue a un punto en que la carretera estaba cerrada por un fuerte accidente donde falleció una familia entera al golpear su coche contra una vaca en medio del camino. Algo muy común en esa carretera. Poco a poco fui avanzando hasta que de pronto ví algo que me impactó más, era una pata del animal causante del accidente, entendí que era eso con lo que el chico golpeaba mi ventana que aún seguía manchada con sangre.
El pánico me mantuvo despierto hasta llegar a casa.
Hace apenas una semana, viajaba con un compañero del trabajo, teníamos que conducir por 4 horas hasta llegar a la oficina. Nos turnábamos para conducir y yo había manejado toda la mañana. Pasamos a comer a un restaurant de esos que están a orilla de la carretera. Saliendo un pequeño se acercó y antes de que pudiera decir algo, mi compañero le dijo: ¡NO!.
Yo solo lo miré con cierta pena, y seguí mi camino hasta el vehículo. Subí, me dormí como por 15 minutos, había ruido, escuché niños gritar y un frio intenso me invadió, mi compañero se había detenido, había una fila enorme de coches que apenas avanzaban y en un retorno observé como varios niños corrían y gritaban sin control, recordé mis anécdotas anteriores y enseguida bajé del coche, corrí hasta una tienda que quedaba cerca del retorno, compre cuanto pude con el efectivo que tenía en ese momento en galletas y tortas, hablé a uno de los niños a quien logré detener, y le entregué todo lo que había comprado, corrí hasta donde mi compañero, quien me observó con desprecio, me dio un discurso de porque el país está en situaciones deplorables, mientras continuaba con su discurso, vimos como un árbol caía en medio de la carretera, pero de forma controlada, había un equipo de rescate evitando una tragedia. Eso era lo que provocaba el inmenso embotellamiento.
No hubo tragedias ese día.
No suelo ser supersticioso, pero sé que esos niños que piden dinero en las calles son producto de una maldición, de algo mayor que no logro comprender, solo sé que si puedes ayudarlos, hazlo, tienen una fuerte conexión y si ayudas a uno, ayudas a todos y entre todos te mantendrán a salvo. Comencé una investigación sobre eso, por ese mismo motivo les comparto la historia, para encontrar a personas que me puedan ayudar.
En cuanto encuentre casos similares, se los compartiré.
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