Capitulo 47.

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—Enhorabuena.—April dejó el lápiz sobre la mesa—. ¿Cuánto hace que os conocéis?.

—Lo suficiente —dijo él.

Blue no podía fingir que lo que había visto April unas horas antes no había ocurrido.

—Lo que pasó anoche fue una equivocación. Quiero que sepas que me acosté en la cama totalmente vestida.

April arqueó una ceja con escepticismo.

Blue intentó parecer avergonzada.

—Hice voto de castidad cuando tenía trece años.

—¿Que hiciste qué?.

—No hizo voto de castidad —dijo Justin con un suspiro.

En realidad, Blue sí lo había hecho, aunque incluso a los trece años había tenido serias dudas al respecto.

Sin embargo, si se hubiera negado a hacer aquel pacto con Dios, la Hermana Lucas la habría vuelto completamente loca.

—Justin no está de acuerdo, pero para mí la noche de bodas tiene un significado especial. Por eso dormiré en la caravana esta noche.

Él bufó.

April miró a Blud durante largo rato y luego a él.

—Es muy guapa.

—En eso sí que estoy de acuerdo. —Colocó el boceto sobre la mesa—. Pero no te cortes y di lo que piensas en realidad de ella. Créeme, le he dicho cosas bastante peores.

—¡Eh!

—La primera vez que la vi fue en una feria. —Se dirigió a la cocina para examinar las puertas del mueble superior—. Había metido la cara por uno de esos paneles de madera, es normal que llamara mi atención. Debes admitir que tiene una cara excepcional. Para cuando vi el resto, era demasiado tarde.

—Sigo aquí sentada—les recordó Blue.

—Yo no le veo nada malo —dijo April sin demasiada convicción.

—Tiene un montón de cualidades maravillosas. —Probó los goznes de la alacena—. Así que pasé lo demás por alto.

Blue ya tenía una vaga idea de a dónde conducía esa conversación, así que se limitó a pasar el dedo por el azúcar glaseado del fondo de la caja de donuts.

—No a todo el mundo le interesa la moda,Justin. No es un gran pecado.

—Lo decía una mujer que bien podría haberse subido encima de la mesa en ese momento y recorrerla como si participara en un desfile.

—Me ha prometido que en cuanto nos casemos me dejará escoger su vestuario—dijo él.

Blue miró la nevera.

—¿Hay huevos? ¿Y un poco de queso para hacer una tortilla?

Los pendientes de plata de April se enredaron en un mechón de su pelo.

—Tendrás que acostumbrarte, Blue. Cuando Justin tenía tres años, le daba un berrinche si no le tenía preparado sus Underoors, ya sabes, esos calzoncillos con dibujos de superhéroes. En tercero cambió a los de Ocean Pacific, y se pasó la mayor parte de secundaria usando los de Ralph Lauren. Te juro que aprendió a leer con Las etiquetas de la ropa interior.

Que April se pusiera a recordar cosas del pasado fue un gran error.

El labio superior de Justin se afinó considerablemente.

—Me sorprende que te acuerdes de tantas cosas de tus años oscuros.

Se acercó a Blue y posó la mano sobre su hombro de una manera tan posesiva que ella se preguntó si su falso compromiso sería una treta para asegurarse de tener siempre a alguien de su lado.

Justin aún no se había dado cuenta de que se había topado con Benedict Arnold y que ella cambiaba de bando como de chaqueta.

—Por si Justin no te lo ha contado —dijo April—. Era drogadicta.

Blue no sabía cómo responder a eso.

—Y también fui una groupie—añadió April con sequedad—Justin se pasó casi toda su infancia entre niñeras e internados para que yo pudiera continuar con mi sueño de colocarme y acostarme con toda estrella del rock que pillara.

Realmente, Blue seguía sin saber qué decir.

Justin dejó caer la mano de su hombro y se apartó.

Juego de Seducción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora