Capitulo V

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Llegue a la oficina temprano como siempre, había pasado por mi cacharro, en el taller habían sido bastante diligentes para entregarmelo, se los agradecí mucho.
Y por suerte hoy no estaría el sr Romero, ya que llevaría los papeles para cerrar el negocio con nuestro cliente, así que no lo vería "quizás" hasta el lunes, eso me hizo sentir tranquila y feliz.

Lo más que pudiera evitarle sería lo mejor. 

Llegando me había bebido tres tazas de café, “soy una adicta” . Hoy no había mucho trabajo así que probablemente podría irme temprano a casa y relajarme un poco, o salir a algún bar era jueves y hacia bastante que no salía a ningún sitio y me hacía falta, quizá conocer a algún chico lindo, creo que ya me hace falta interactuar con más gente, salir un poco de mi zona de confort. Estar sola es cómodo pero en ocasiones me llegaba a pesar.

Había puesto un poco de música para ambientar un poco mientras ordenaba algunos archivos, cuando escuché que la puerta de la oficina del sr Romero era abierta, me sorprendió mucho ya que no lo esperaba para nada. De pronto grito mi nombre con un tono demasíado alto y supe que algo andaba realmente mal.
A estas horas ya debería estar con el cliente, pero estaba aquí. La sangre bajo hasta mis talones, me levanté lo más rápido posible y fui a ver que pasaba.

—¿Sr Romero? —pregunté con cautela temiendo su respuesta— ¿A sucedido algo? —Su mirada fría me lo dijo todo.

—Dígame algo ¿Cuando me dió los papeles a firmar corroboró que fueran los del contrato para Mr Erik?

—¿Los... los papeles? —dije tragando saliva—Usted me dijo que Alexander me los traería y yo, yo pensé que eran los correctos, es por eso que no los revise. Se los entregué tal y como él me los dió. —»Diablos, ¿que había sucedido?«

—¡¿Que usted pensó?! ¡¿Me está diciendo que nunca los reviso?!  ¿Ese es su trabajo y no lo pudo hacer bien? No eran los papeles señorita Gregory, no pude ir a Vancouver por eso ¡¿Sabe usted que puedo perder mucho dinero si este negocio no se cierra mañana y todo por su ineficiencia?!— él respiraba pesadamente, estaba demasiado molesto y sí, era mi culpa, debía aceptarlo. —Necesito rehacer el contrato. Alexander no me responde y no sé dónde los tenga ya le dije a su secretaria que los busque pero dice que no encuentra nada ¡Otra ineficiente! Vaya y llame a los patrocinadores y que le manden por fax las firmas nuevamente. expliqueles que pasó ¡Necesitamos ésto listo para mañana! No importa a la hora que nos vallamos hoy, terminaremos ésto. Espero que ésta vez pueda hacerlo bien Gregory. Por su propio beneficio, si no, está usted despedida— Asentí tragando saliva, eso había sido una advertencia más que clara.

(...)

Y así fue, eran las 3:40 am cuando termine de recibir las firmas de los patrocinadores. Muchos fueron realmente groseros y me ofendieron de maneras que estoy segura jamás olvidaré, la gente cuando tiene dinero puede ser demasiado prepotente, «eso lo sé muy bien» sin embargo logré convencerlos para que accedieran a mandar sus firmas nuevamente. Se los entregué al sr Romero quien aún estaba en su oficina, estaba terminando de armar el contrato para mañana llevarlo con el cliente, me sentía muy culpable. Esto era mi trabajo y tontamente confíe en alguien más, es el porque de querer trabajar siempre sóla, así sabía que las cosas estaban bien hechas. Ahora más que nunca debía saber que no estaba bien el confiar en alguien.

—Aquí están las firmas sr Romero, todo ésta en orden. Puede revisarlo. —Las tomo de mis manos y reviso todo minuciosamente, al ver que todo era correcto asintió.

—Muy bien —suspiró—, puede irse a casa —dijo mientras se masajeaba el cuello — yo terminaré los últimos detalles, mañana me iré directamente a Vancouver, quizá vuelva hasta el Lunes.

La fuerza del destino (Sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora