«No le deseo el mal a nadie, pero se muy bien que cuando obramos mal: recibimos las consecuencias. Y en ocasiones el karma es demasiado obvio, nos manda justamente lo que merecemos, o en su defecto; Lo que hicimos nos es devuelto, es por eso que es mejor ser cuidadoso en cuanto a desear el mal y a alguien, o hacer daño, vive bien.»
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—Está muriendo —dijo entre sollozos. —Ella tiene cáncer... el médico solo le dió de dos a tres meses de vida. —Me quedé perplejo, no podía creer lo que estaba escuchando, mi madre, esa mujer que se fue, que nos abandono... estaba muriendo.
No sabía que decir, no había palabras.—¿Hace... hace cuánto que lo sabes? —Nora trato de hablar de entre los sollozos.
—Yo... hace tres meses a lo mucho... no sabía nada de ella, hasta, hasta que fui a hacerme mi chequeo de rutina. Ella iba saliendo del hospital, al principio no pensé que fuera ella por su condición, pero poco a poco a medida que la observaba me di cuenta que si era ella: Sofía. —agachó su mirada mientras las lágrimas caían de sus ojos. —Lo siento... yo lo siento. Nunca fue mi intención lastimarte, eres lo único que yo tengo, perdóname por favor- tapo su rostro con sus manos y comenzó a sollozar descontroladamente. actué por inercia y me acerque a ella para abrazarla, asi como un nieto abrazaría a su abuela, con todo el cariño que en mí habitaba.
—No fue tu culpa —le decía para tratar de tranquilizarla. Nora ahora me abrazaba por la cintura. Era su nieto y ahora podía abrazarme como tal. Ahora podía tratarme como tal.
—Lo siento, no te he dejado terminar de desayunar. —comento limpiándose el rostro con una servilleta.
—No te preocupes, no tenía hambre de todas formas, solo quería algo en el estómago. —aún me dolía un poco la cabeza, pero era soportable, pero todavía no sabía qué hacer con la información de aquella mujer ¿Cómo perdonar a alguien que te ha hecho tanto daño?
—No necesitas perdonarla, —dedujo Nora cómo adivinando lo que estaba pensando. —Ella me ha dado ésto para tí —extendió una nota hacía él. —No la he visto, no sé que pone ahí. —tome la nota de su mano y simplemente asentí.
—Gracias, iré a cambiarme, voy a la oficina.
—Prepararé algo rápido para que te lleves y coman.
—No hay necesidad Nora, tenemos comedor, lo sabes.
—Si, no importa, aún así no has desayunado nada. —tome una manzana del frutero y la mordí. Después le di un gran trago al jugo de naranja. Subí las escaleras para cambiarme. Me puse unos jeans oscuros y una camisa blanca de manga larga. Hoy no me sentía del todo bien para ir de traje. Recorte mi barba y me peine, mi cabello era rebelde y más cuando ya lo traía más largo de lo normal. Decidí que saliendo de la publicidad iría a cortarlo. Por un momento me quedé viendo la carta que Nora me había entregado, decidí que aún no era el momento para leerla, la guarde en el cajón bajo todas mis playeras. Cuando baje Nora ya tenía varios toppers con viandas.
—Para que coman juntos, —me extendió los toppers.
—Gracias. —sentí que me había quitado un gran peso de encima al hablar, pero aún así era incómodo estar así con ella, no sabría decir si más delante todo volverá a ser como antes, o será así de raro, pero pondré de mi parte para que todo mejore. Tome las viandas que extendía hacia mí y articule un 'Gracias' .
•Monique
El día se me estaba haciendo un poco pesado, Eduardo no me había marcado y mentiría si dijera que no estaba preocupada, la situación no era la mejor que digamos. Lo peor es que no había podido encontrar un momento para llamarlo, el trabajo no me dejaba.
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La fuerza del destino (Sin editar)
RomanceElla, huyendo de un destino trágico llegó hasta él, llena de dolor y añorando amor. Él, con una promesa que cumplir, tiene relaciones sin ningún tipo de compromiso. Tratará de no fijarse en ella, pero como siempre, el destino es un maldito y le vale...