Capitulo XXXVI

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He intentado de todo para que Monique regresé a vivir a la casa conmigo, nada de lo que hago funciona, parece ser que realmente ésta esperando que Laura regresé. Por el contrario Laura a venido varias veces a la empresa, sin embargo le he prohibído la entrada, lo último que quiero son más problemas con Monique. Mas no se da por vencida, una noche cuando llegue a casa ella estaba esperándome en la sala, ¿Cómo entro? Nadie supo, ese día Nora descansaba.

—Hola cariño, te he extrañado. —dijo sentada en mi sofá cruzando las piernas.

—¿Laura? ¿que carajo haces aquí? —articuló en un tono molesto, me sorprende verla en mi casa—¿Quien te dejo pasar Laura? aquí no eres bienvenida, ya deberías saberlo.

—Acaso ese es modo de tratar a una "amiga" —habla en tono seductor—Te he extrañado demasíado, no puedes tenerme alejada de tí Eduardo, pasaron demasiadas cosas entre nosotros.

—Laura, quiero que entiendas que entre tú y yo no hay n-a-d-a —enfatizó en cada letra—¿De qué modo te lo explico? ¡Es más, no somos ni amigos! ya no me des más problemas Laura, aléjate de nosotros. Aléjate de nuestra vida, yo quiero a Monique.

—¡No puedes simplemente echarme de tu vida Eduard!—Se pone en pie y camina decidida hacia mí —Escuchame bien, esa mosquita muerta no se va a quedar en tu vida, ¡Y obviamente yo no voy a salir de ella!

—¡Estas enferma y obsesionada! —dije gritándole, ella abrió mucho los ojos, nunca antes me había escuchado asi, y menos me había visto tan molesto, pero ésta situación ya se había a salido de control—. ¡Sal de mi casa ahora mismo Laura! no lo repetiré una vez más —comencé a sacar mi celular—. A la próxima será la policía quien venga a sacarte; te lo advierto. —se sorprendió bastante con mi declaración, ella sabia que yo no bromeaba. Tomo su bolsa y comenzó a caminar hacia la puerta.

—Te arrepentirás de haberme hecho ésto Eduardo, tú y esa zorrita que está contigo ¡sabrán de mí! —Espeto con odió.

—¿Me estás amenazando Laura? –respondí interrogandola, ella simplemente salió de la casa sin mirarme. Después de que saliera llame al portero y le dije que nunca más permitiera que esa mujer entrara en mi casa, y que si la veía cerca de la casa llamara a la policía.

De inmediato me preocupe por Monique, pero no le dije nada, ¿Para que? sabía que tendríamos problemas, lo mejor sería dejar todo así, puse una orden de restricción contra Laura, mis abogados se encargaron de hacerle saber a ella de mi decisión.

Había estado pasando por Monique a su apartamento, los primeros días accedió a mi decisión, pero cuando iba tomando confianza prefirió venir en su Tsuru, lo habíamos llevado a arreglar y parecía que ya todo estaba en orden, yo en cambio quería comprarle un auto nuevo, ella se reuso nada más escuchar mi proposición era demasiado necia y obstinada. El auto había quedado perfecto pues hice que todas las piezas fueran cambiadas por nuevas, incluso hice que cambiarán la mayoría, "hubiera sido mejor uno nuevo" más no por eso dejaba de sentir pánico cada vez que mi teléfono sonaba por la noche o cuando veía que tardaba en llegar, pues le decía que me llamara cuando estuviera en su apartamento. Me había convertido en un paranoico, pero yo no me tomaba a la ligera la amenaza de Laura, estaba loca. Por otro lado las cosas con Nora iban por buen camino, despues de hablar por largo tiempo, cosa que Monique me obligó prometer un día antes de marcharse a su apartamento.

“—¿Ya has hablado con Nora? —me preguntó mientras me entregaba varios folios.

—No, aún no —respondí con la vista clavada en la computadora.

—Deberías darle una oportunidad Eduardo —respire frustrado.

—Para tí es muy fácil decirlo Monique —Ahora si que tenía toda mi atención.

La fuerza del destino (Sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora