Al despertar se percató que Eduardo no estaba, quizá había ido al baño o a desayunar, pensó para sí misma.
Vio un reloj que había sobre una mesita al lado de su cama, eran las ocho treinta. ¿de cuando acá se había convertido en alguien que dormía tanto? se preguntó, ella era de las que se despertaban antes de las siete, el estar aquí no le estaba haciendo nada de bien, se estaba convirtiendo en una floja.
Estaba aburrida, pedía a gritos le dieran el alta pronto para así poder irse a su apartamento y olvidar la pesadilla que vivió, también quería volver a trabajar.
retomar su vida cotidiana. Aún no había hablado con Eduardo para saber si seguía su puesto libre, pero rezaba para que así fuera.De pronto entro una enfermera.
era Lilia quien siempre le traía el desayuno.— ¡Hola! buenos días Monique - dijo con una enorme sonrisa - ¿como amaneciste hoy?
— Hola buenos días, muy bien muchas gracias, creo que ya estoy mucho mejor.
— Siii eso se nota, y me da mucho gusto. he visto a tu novio también mucho más contento.
Monique aún no había desmentido su relación, la realidad es que ¿no sabía porqué? pero le gustaba que pensaran que realmente tenían algo, y era más que obvio las miradas que le echaban algunas enfermeras e incluso doctoras, esa cara de " hazme un hijo" o esa de " tanta carne y yo chimuela" y muy en el fondo lo detestaba.
- Bueno la realidad es que ya quiero que me den el alta, no encuentro el momento en el cual ya esté en mi casa.
- Tranquila, al paso que vas muy pronto te darán el alta, por lo que vieron ya no tienes inflamación craneal, y tus costillas ya casi han soldado, has tenido una recuperación casi milagrosa, quizá es porque tu novio y la señora que siempre están aquí se la pasaban rezando en la capilla del hospital cuando estabas en coma. Te quieren mucho.
- ¿Tú crees?
- ¿Que ?
- ¿Que me quiera mucho? - ésto último Monique lo pregunto refieriendose a Eduardo más que a Nora, lo que había dicho Lilia le había dejado en duda.
Lilia sonrió ampliamente y mostro esos lindos oyuelos que se asomaban a cada lado de sus mejillas, era joven a lo mucho tendría unos 32 años, la realidad esque era una enfermera fantástica.
- ¿te refieres a tu novio? - Lilia captó la pregunta de Monique de inmediato.
Monique asintió un poco sonrojada.
- ¡Pues claro! se nota a leguas que te adora. Te contaré algo, a mí me tocó éstar en información el día de tu cirugía, él estaba desesperado se levantaba, se sentaba, caminaba de un lado a otro, a mí me causo una tristeza enorme. después llegó esa señora y él le abrazo creo que no pudo más, estaba inconsolable, hasta a mí se me soltaron unas lagrimillas
- confeso Lilia - se veía realmente preocupado por tí, aparte que su ropa estaba toda llena de tu sangre, creo eso no le ayudaba. y mientras estuviste en coma no te dejo mi un solo día, apenas bajaba a comer, se veía demacrado y muy cansado. te puedo apostar a que no dormía.Monique se quedó escuchando todo aquello mientras terminaba de desayunar. le parecía increíble, realmente no imaginaba a Eduardo, el Eduardo que le había hecho sentirse tan poca cosa, el Eduardo que la había tratado tan mal quedándose a su lado y sufriendo así, ese lado lo desconocía por completo pero le causaba mucha curiosidad.
- Yo... no creí que me quisiera así.
- Bueno, dicen que en las malas te das cuenta quienes en realidad están contigo, y creo que él ha demostrado con actos cuanto es que te ama. -dijo guiñándole un ojo- bueno linda a levantarse y caminar, que entre mejor estés más pronto podrás recuperar tu vida ordinaria.
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La fuerza del destino (Sin editar)
RomanceElla, huyendo de un destino trágico llegó hasta él, llena de dolor y añorando amor. Él, con una promesa que cumplir, tiene relaciones sin ningún tipo de compromiso. Tratará de no fijarse en ella, pero como siempre, el destino es un maldito y le vale...