Capitulo XXIX

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El pasado cobra vida - segunda parte

(En algunas partes pasaré a narrador omnisciente y lo marcare entre "comillas" para tratar de no confundir)

•Eduardo

«Soy tu abuela»

Creo que escuche mal...
Porque realmente no podía ser cierto lo que me acaba de decir Nora. No, obviamente no, ella debía estar bromeado porque nunca la conocí y ella nunca la mencióno, ni siquiera sabía que aun viviera. ¿Cómo ahora podía decir que llevaba años frente a mi? frente a mis narices y nunca me dijo nada... no, no era verdad, me negaba a creerle. Seguramente era una broma de mal gusto.


—¿Como has dicho? tienes que estar de broma, ¿No es así? porque... porque no pudiste estar todo éste tiempo aquí, bajo mi propio techo, ¡¡¡MINTIENDOME!!! —Gritó la última palabra con furia.

—Solo... solo escúchame.
por favor hijo - dijo Nora con tristeza pintando su voz.

—¡¡¡NO ME LLAMES ASI!!! ¡¿ENTIENDES?! ¡¡NO SOY TU HIJO NI EL DE ESA!! - Replique con furia ella se sorprendió ante mi reacción y comenzó a llorar... Monique simplemente observaba la situación atónita como yo, no sabía cómo actuar —. ¿Dime? ¡¿Ella también está detrás de éste engaño?! ¡¿Fue ella quién te dijo que vinieras a mi?! ¡¿Que quería?!! ¡¿Dinero?! - preguntaba con enojo.

—No.. n..no es así —decía Nora entre llanto... por favor déjame explicarte... solo, solo déjame decirte y prometo que me marchare..

—¡¡Claro que te marcharas!! no quiero a una mentirosa bajo mi techo. - Comencé a levantarse cuando Nora me cortó el camino.

—M-me vas a escuchar —puso una mano sobre mi pecho —. Solamente escucha lo que tengo para decirte por favor —la miré con desprecio, ¿Por qué después de todo este tiempo se decidió? Por qué —Yo nunca supe de los actos de tu... de, de ella... —ella no se atrevía a llamarla mi madre, y estaba en un acierto, ella no era nada mío —. Estuve mucho tiempo en fuera del país trabajando. Vivíamos juntas, pero un día dijo que quería volver, que ya no estaba agusto donde vivíamos, dijo que volvería sola. Yo se lo prohibí rotundamente pues aquí no teníamos a nadie, pero ella me desobedeció y volvió sin mi permiso, no sé cómo hizo para vivir aquí pues ella nunca llegó a trabajar cuando estuvimos fuera, yo pagaba su estudios y el gobierno la había becado. Un día simplemente volví a casa del trabajo y ella ya no estaba, simplemente había dejado una nota despidiéndose, me decepcionó demasíado. Simplemente cuando llegó aquí me llamo diciendo que estaba bien, que incluso ya tenía trabajo. Yo le mandé dinero también para que pagara un alquiler, Después rara vez hablábamos ella jamás me dijo que se había casado.


Supe tiempo después en donde estaba porque una amiga suya tuvo la gentileza de avisarme, yo le seguí mandando dinero para que así pudiera estudiar aquí, pero rara vez me decía algo. Tiempo despues lo único que supe de ella fue que se había casado y te había tenido. Cuando yo volví años después fue por enfermedad. Y por pura casualidad la volví a ver, le pregunté por ustedes, por tí... y fue cuando me confesó todo, ¡Le dije que como había podido hacer eso! ¡¿Que que corazón tenía al haberlos abandonado?! —Al escuchar todo eso quedaba más convencido de que ella siempre había sido alguien sin corazón. Mis respiraciones eran cada vez más inestables, no me gustaba hablar de ella. Me sostuve del sofa que estaba a mi lado y apreté la mandíbula —. Les busque, fui incluso a la dirección que ella me había proporcionado que era donde antes vivían, pero entonces me enteré... me enteré de que tu padre había fallecido. — hablo entre sollozos —, No podía creer que habías sufrido tanto, que habían sufrido tanto y solo.

La fuerza del destino (Sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora