Capitulo VII

1.5K 220 23
                                    




Ella era hermosa, desde su sonrisa encantadora hasta su manera de caminar.
L

a contraté por tener un currículum impresionante, pero también por ese carácter fuerte que tenía, lo había notado desde el momento en el cual entro llena de seguridad genuina a mí oficina.

Sabía que ella podía con lo que fuera, y yo necesitaba gente como Monique Gregory en mi equipo. Ella era hermosa, con esos rizos castaños rebeldes que le caían bajo el hombro, tenía unas piernas cortas pero regordetas y bellas, más sin embargo nada de eso importaba, pues su mayor belleza eran sus ojos. Tenía los más bellos he impresionantes ojos grises que había visto.

Cuando te miraba penetraban tu alma, era como si quisiera ver más allá de todo lo que estuviera a simple vista, yo sabía que le atraía, de hecho yo sabía que le atraía a la mayoría de las mujeres que me veían o trataban, tenía mi ego bastante alto. Pero gustarle a ella era distinto pues ella también me atraía, y esa forma de mirarme no ayudaba en nada, tampoco lo hacía su sonrisa franca y transparente con la que me desarmaba.

Pero nunca quise demostrarle ni el más mínimo apice de interés. No tenía nada que ver con que ella fuera trece años más joven que yo, no, simplemente era el hecho de que le había prometido a alguien no volver a enamorarme. Cuatro meses después de ingresarla a la publicidad consiguió un contrato multimillonario. Fue genial ver cuan feliz estaba, 'estábamos de hecho'. Esa noche nos quedamos mi socio Alexander, Monique, y yo a celebrar. Alexander se fue temprano y nosotros nos quedamos bebiendo un rato más... era realmente tarde pero Monique ya estaba un poco pasada de copas.

Se sonrojaba cuando yo la miraba esos labios rojos me estaban matando, la forma en la cual me miraba cuando creía que yo no la observaba, chupaba su labio inferior mientras observaba mis labios eso me hizo ponerme jodidamente duro, ¡No pude más y la bese! primero se quedó inmóvil, pasmada por la sorpresa, pero después sus labios se abrieron en rendición a los míos, el beso fue lo de menos, sus manos de inmediato me abrazaron con desesperación, como si hubiera estado esperando por ello toda su vida.

Yo no me detuve, se que estaba siendo un jodido aprovechado, ella no estaba en sus cinco sentidos, pero cuando soltó un quejido todo se fue a la mierda, mis manos fueron hacia su trasero y la levanté acomodándola sobre mi escritorio, nunca deje de besarla, pero algo dentro de mí me decía que esto no era correcto que me detuviera.

Tan jodido como se escuchará, ella era diferente, de pronto mi interruptor de semental se apagó y mis labios se apartaron de los suyos. Los podía sentír latiendo he hinchados. Ellla gimió en desaprobación, yo no quería hacer ésto, no cuando ella no estaba conciente de lo que hacía, me alejé un poco pasando mis manos por mí rostro.

- Tal vez deberíamos parar aquí Monique, tú no estás en tus cinco sentidos ahora, y ambos hemos bebido de más - logré articular forzadamente.

Luego me miró con esos ojazos grises, bajó del escritorio y comenzo a desnudarse, yo la detuve diciendo que tal vez ésta noche no era la mejor para vosotros. Replicó besándome la palma de la mano mientras chupaba mi dedo medio, ¡demonios! era una diosa, no pude, fui debíl, lo sé, estaba siendo un jodido bastardo. La bese con toda la pasión que se había acumulado en estos meses, su vestido quedó en el suelo y solo se quedó en una tanga endiabladamente sexi, aparte de todo no llevaba brassier, santo infierno, la tierra me había tragado y me había escupido a los pies de ésta diosa griega. me tenía realmente duro, no pude más, la subí al mueble de nuevo haciendo hacia un lado el hilillo de su tanga; la penetre clavo sus uñas en mi espalda, ella ya estaba muy mojada así que entraba con facilidad aunque aún así estaba realmente apretada. hecho su cabeza hacia atrás gimiendo, me exitaba tanto,
ésta chica podía volverme realmente loco, sus senos eran hermosos, tenía los pezones rígidos y yo los tome entre mis dientes jalandolos suavemente para no lastimarla.

La fuerza del destino (Sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora