Capitulo XX

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Los días seguían pasando y yo estaba asombrada por el gran cambio de Eduardo hacia mí.
Las muestras de cariño, cómo me ayudaba a caminar cuando llegaba. Siempre estaba dispuesto a apoyarme, eso me movía un montón de cosas en el interior pero prefería no hacerme falsas ilusiones, ya una vez me dolió su comportamiento, ya no permitir. las costillas ya no le molestaban como la primera vez que se puso a caminar. ahora ya bajaba y subía de la cama sin ayuda, y lo que ella pedía a gritos era que la dieran de alta, estaba cansada y quería volver a trabajar, aunque no sabía si Eduardo quería  que volviera a la publicidad, días anteriores le había pedido que me dijera como iba todo con Mr Erik, estuvo renuente a contarme nada y yo ya no quise insistir, hoy llego un poco molesto pero su actitud cambio cuando me vio, jamás pude imaginar que el podría reaccionar así conmigo, ésto me estaba gustando, pero no podía hacerme ilusiones, podía ser solamente que él estuviera sintiéndose culpable, tenía que hablar con él, decirle que el ataque no había sido su culpa y obviamente yo jamás le culparía.
hoy Leonora no había venido, así que me pase la tarde caminando por la terraza, normalmente Eduardo llegaba a las seis o siete, dependiendo de cuanto trabajo tuviera, últimamente había estado pensando seriamente en cuanto iba a cobrar el hospital con mi estadía,  realmente no creo que mi seguro cubriera la cantidad catastrófica que cobraban aquí, y yo tenía dinero guardado, pero... no creo tener tanto como para pagar, y detestaria que Eduardo pagará todo...

me quedé sentada del lado de la ventana en mi habitación, perdida en mis pensamientos, era verdad, aún me movía cosas Eduardo, recordé aquella noche en la oficina y... sentí como mi vagina se humedecía, y más aun al recordar cómo le utilice para satisfacerme en los días siguientes, de pronto el calor subió a mi rostro, estaba tan perdida en mis propios pensamientos que no escuché cuando la puerta de la habitación se abrió y entraba él.

{Eduardo}
Después de esa noche todo fue mejorando poco a poco, vino un fisioterapeuta a revisar la movilidad de sus piernas y cadera, trato de hacer todo en un tiempo récord en la publicidad para estar con ella, hoy le dí el día libre a Nora, realmente no quería pero Monique ya está mucho mejor, hasta habla ya bien conmigo, eso me pone realmente feliz, y más el saber que no me culpa, aún hay cosas que no recuerda del todo, yo he contratado a un detective para que busque a quien le hizo eso, al parecer estaba cerca de encontrarlo, y eso me ponía tenso pero me daba gusto al fin podría darle su merecido, esto que le había pasado a Monique no se iba a quedar así, salí de la empresa y Alexander estaba ahí, esperándome.
me acerque a él.

- ¿que haces aquí?
¿no te dije que no te quería volver a ver cerca de mi empresa?

- Venía a disculparme, de verdad lo siento hermano, lo arruine todo, tu confianza la defraude, no sabes cuan arrepentido estoy.

- Eso lo hubieras pensado cuando creíste que podías manipular el trato con Mr Erik, lo echaste todo a perder Alexander, gracias a tí perdí millones y un futuro para tí, quiero que sepas que realmente no te detesto, y no actúe de manera legal porque nos conocemos desde tiempo, pero ya no quiero ninguna clase de trato contigo.

- lo sé, y me gustaría poder cambiar todo, regresar el tiempo, tú fuiste el único que siempre me ayudó y yo te pague de una jodida manera, y no te preocupes, no venía a pedirte trabajo, solamente quería me permitieras pasar por unas cosas mías que se quedaron en mi... la oficina que ocupaba.

Eduardo lo pensó por un momento y después pensó que no haría ningún mal al dejarlqsseddee pasar.
- está bien, pasa, aunque no tardes, ya voy de salida.

- si, gracias, y no te preocupes, no tardaré nada.

habían pasado 18 minutos y Eduardo se estaba desesperando, hablo con un guardia para que fuera hasta las oficinas y bajará a Alexander.
pero no hubo necesidad, cuando el guardia estaba a punto de subir al ascensor Alexander salía por el, Eduardo le detuvo antes de salir y pidió revisaran las cosas que llevaba para cerciorarse de que no llevará nada de la empresa.
al ver que no era así le dejo ir.

- ¡hermano! (Eduardo volteó a verlo antes de subir a su auto)
espero algún día vuelvas a confiar en mí, al menos para recuperar tu amistad.

Eduardo simplemente le miró pero no le respondió nada.
- hasta luego Alexander.

llegue al hospital a las 7:40. me sentía molesto y frustrado, solo pensaba en cómo había podido hacer eso, debió pensar que yo siempre le considere mi amigo incluso más que eso, mi hermano y me falló de una manera inimaginable, dudo mucho que algún día volviéramos a recuperar nuestra amistad, al entrar al ascensor antes de cerrarse las puertas alguien las abrió nuevamente, y era ésta doctora... ay caray, no se porqué nunca recuerdo su nombre, ¿como era?

- ¡Hola Guapo! ¿cómo estás? ya no te había visto (hizo pucheros)
se le extrañaba joven, veo que tu novia está mucho mejor, dentro de poco ya podrás llevarla a casa...

mi mente trabajaba horas extras, no podía recordar su nombre, diablos, ya había acabado de hablar y yo seguía en blanco... tengo que decir algo.
- ¿perdón?

( la doctora se carcajeo)
- ohh sr Eduardo, usted anda en las nubes, te he dicho que ya no te había visto, que te extrañaba.

- ah... (carajo, ¿y ahora que le digo?) bueno, el trabajo me consume mucho tiempo, pero siempre estoy con Monique.

- claro, sabes, debes quererla demasíado pues no le has dejado sola ni un solo día, eres el chico popular y guapo de todo el tercer piso.

esto se estaba poniendo incomodo, ella cada vez se acercaba más a mí, y ya no había espacio para yo recorrerme, de pronto las puertas se abrieron y yo salí del ascensor casi corriendo, no es que yo le temiera, pero ella era demasiado... intensa.
ya solamente me despedí con la mano y le dije que luego nos veríamos, ella solamente me miraba. camine rápido hacia la habitación de Monique, abrí la puerta y ella estaba sentada en el banquillo que daba hacia la ventana, ella era hermosa, aún sin gota de maquillaje, con su cabello ondulado y rebelde, era pequeña, seguramente no pasaba del metro sesenta pero como siempre pensé, tenía un carácter fuerte, era una mujer admirable pese a solo tener 27 años aunque pareciera más joven, miraba de manera intensa por la ventana, no quise molestarle así que me acerque lentamente y me pare justo a su lado, cuando giró hacia mí pego un gran gritó.

- ¡Santa virgen de la papaya!
¡dios me agarré confesada! dios creo que me haré diabética, ¡me ha pegado un susto de muerte! porque está aquí así, como un zombie a mi lado, dios si hubiera sido una víbora de seguro me pica.
(Dios mío, en que momento me perdí y no le escuché, mi corazón corría a mil por hora, me sonroje de inmediato al recordar lo que había estado pensando minutos antes, y él solo se estaba carcajeando)

- lo lamento mucho, entre pero tú estabas perdida en tus pensamientos, no quise molestarte.

- pero si quería ser la causa de un infarto me imagino...

- no claro que no, apenas estás mejor obviamente no querría ser el causante nuevamente de que estés aquí — lo había dicho, le había confesado mi culpabilidad. sabía que se sentía culpable, y ahora tenía la certeza.

- Sr Romero, podemos hablar por favor, necesitamos aclarar algunas cosas.

¿De que querría hablar? creo que en el fondo lo sabía y no había querido aceptarlo, ella había estado renuente a acercarse a mí, creo que he perdido mi oportunidad con ella, pero lucharé, lucharé hasta ganarme nuevamente su confianza.

— Claro, de lo que tú quieras.

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¿QUE DIJERON? ya nos liberamos de las notas de la autora, pero noooo aquí sigo, espero estén disfrutando de la historia, por favor voten y comenten, se los agradecería con todo mi corazón 😘😘😘😘😘😘😘😘

La fuerza del destino (Sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora