CAPÍTULO XL

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—¿Y tú cómo sabes eso? —espetó en tono mordaz, mientras mantenía la mirada fija al frente. Tome fuerzas y entonces hablé.

—No importa como lo sé, lo que importa es que Leonora necesita hablar contigo, tú necesitas saber ciertas cosas que...

—¡NO! —me interrumpió, apretaba tanto el volante, que creí se haría dañó—. ¿Así que de eso se trataba todo? ¡¿Para eso confesó ser mi abuela?! ¿Para adentrar a esa mujer en mi vida? ¡Pues no! La respuesta es no, para mí esa mujer está muerta -Cerro fuerte los ojos y respiró hondo, creo que sabía que si los abría las lágrimas se escaparían por ellos.

—Cariño, es lo mejor para tí —dije lo más calmada posible- cree...

—¡¡Y que sabes tú que es lo mejor para mí!! -me interrumpió ferozmente— ¿Como siquiera te atreves a tomar éste tipo de decisiones por mí, ehh? ¡¿Quien te crees que eres?! —me quedé simplemente boqueando aire... auch... eso me había dolido demasíado, una lágrima amenazó con salir pero respiré profundo tratando de tragarme todo lo que amenazaba por salir. Me dolía el pecho y la irá brotaba por los poros, podía sentir que si no me bajaba en éste momento del auto terminaría diciendo cosas que a ambos nos dolerían. Tal vez terminaríamos peleando y no de manera bonita. Puse la mano en la manija de la puerta, pero antes me obligue a decir.

—Es tú decisión, pero toma en cuenta que ya eres un hombre y debes afrontar todo Eduardo, ya no eres ese joven que una vez tuvo miedo, necesitas cerrar esa herida y éste es el momento, aunque no le consideres nada, simplemente cierra el ciclo. —Sentia la necesidad de abrazarlo, despues de todo yo sabía que éste tema le lástimaba demasíado, casi podía verlo debatirse entre el pasado y el presente. Baje del auto con el corazón adolorido, me dolió lo que me había dicho, pero más me dolía saber que realmente estaba tan herido como para lastimarme. Tan pronto como entre a la casa Nora vino casi corriendo hacia mí, su mirada reflejaba tristeza, estoy segura que la mía lo decía absolutamente todo.

—¿Que sucedió? —pregunto con preocupación.

—Lo siento —respondí negando— dale tiempo Nora, esto es demasiado para tan poco tiempo, debe de asimilarlo. —Ella simplemente asintió con tristeza. De pronto se escucho un chillido de llantas, Nora y yo salimos rápidamente al porsche pero ya era tarde. Eduardo iba casi quemando llanta en su auto, Nora se tapó el rostro y se puso a llorar, toda ésta situación la rebasaba. Yo pasé una mano por sus hombros y se recargo en mi hombro, no paraba de llorar.

—Tranquila Nora, todo estará bien, él va a estar bien... —Lo digo más para mí que para ella, estoy muerta de miedo pero no lo demostraré, estoy muy dolida por lo que Eduardo me dijo pero no lo tomaré en serio. Sé que cuando estamos molestos en ocasiones decimos cosas de las cuales despues nos arrepentimos.

—Tal vez lo mejor sería que me fuera y asi todo quedará en el recuerdo, sería lo mejor para él... —soltó entre llanto— Ya ha sufrido bastante. —dijo temblando.

—Vamos dentro Nora, esperemos que regrese, te aseguro que va a estar bien, Eduardo es un buen hombre, él comprenderá, solo dale tiempo por favor.

—¿De verdad lo crees así? ¿Crees, que pueda entender? —Realmente no sabía que podía pasar, pero apelaba al lado del Eduardo que me había enamorado, sabía que ese lado daría el beneficio a la duda, sabía que ese lado era capaz de perdonar —. Si Nora, así lo creó —dije un poco convencida. Entramos, el tiempo se pasaba realmente lento, eran las 12 de la media, habíamos llegado a las siete, la noche había caído y ambas comenzabamos a bostezar—.Vete a dormir Nora, yo lo espero, aparte creo que sería lo mejor, así tu descansas.

Ella asintió un poco cansada, creo que al final sabía que tenía razón, no era bueno que Eduardo la viera cuando regresará. Esperaba que realmente pudiera dormír, ella no merecía sufrir tanto, en realidad Eduardo tampoco ambos eran buenos. ¿Nunca he sabido porque la vida o el destino pone éste tipo de situaciones en nuestro camino? cuando todo está más tranquilo y relajado siempre pasa algo que viene a alterar todo el orden. ¿Y me estaba poniendo a pensar seriamente si en realidad podríamos vivir tranquilos, si en realidad habría paz?

La fuerza del destino (Sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora