Capitulo XVI

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Han pasado 4 días desde que Monique esta en el hospital no ha salido del coma, los médicos solo vienen la checan y se van, las enfermeras venían cada dos horas a cambiarla de posición para que su cuerpo descansará, después del segundo día les dije que yo la movería, puse una alarma en mi teléfono para que me avise cada que tenga que moverla, las intravenosas se las tienen que cambiar cada 36 horas, no sabía que caducarán, aunque en realidad es para que la vena descanse y cambiar las mangueras, en una ocasión una chica tuvo que picarla tres veces pues decía que no le encontraba una vena, cuando iba por la cuarta le dije que se detuviera y llamara a la jefa de enfermería de muy mala gana lo hizo pero yo no pensaba ceder, llegó la enfermera y tras de ella la doctora rubia que había subido en el ascensor conmigo días atrás.

— ¡Hola, buenas tardes!, que gusto encontrarle nuevamente Eduardo — dijo la doctora efusivamente.

— Buenas tardes doctora.

— Ohh vamos, no me hable de usted, dígame solo Camila, ya nos hemos conocido antes,
muy bien veamos, ¿que sucede con la paciente?

— Simplemente quiero que paren de hacerle daño, aquí la enfermera (dije señalando con la cabeza a la chica detrás de la que supuse era la jefa de enfermería) ya ha tratado de poner el catéter más de tres veces y aún no puede, simplemente quiero que lo ponga una persona que lo haga de un solo movimiento y la dejen descansar.

— ¡Pero si ella ni siquiera siente nada!  — dijo la enfermera que había estado tratando de poner el catéter primero.

— Shhh  Lucinda, ¿que sucede contigo? ve a la estación, hablaremos ahí — dijo la jefa de enfermería — no se preocupe sr Romero, en este momento yo la canalizó.

— Gracias enfermera.

— ¿Como está la paciente enfermera Morgan? — pregunto la doctora, tomando la tablilla con el historial de Monique.

— Bueno, al momento de su llegada presentó un trauma cerrado del bazo causado por el rompimiento de 4 costillas, una de ellas desgarrando una parte de el causando una fuerte hemorragia, afortunadamente el cirujano Kayatawa pudo suturar con eficacia y detener el sangrado.

— Si, es lo que estoy leyendo, al parecer también tuvo un hematoma subdural craneal, contusiones leves en rostro y cuerpo, y también emm... (...) wowww realmente tuvo mucha suerte, entro en coma por el hematoma craneal, pfff fue fuerte lo que ha sucedido, esperemos que cuando vaya bajando la inflamación del cerebro ella comience a reaccionar. tu novia a tenido mucha suerte Eduardo, esto pudo ser fatal, bueno y también que en éste hospital se encuentran los mejores medicos, quizá muchos del mundo, realmente el neurólogo que la ha operado es muy reconocido en varias partes, me da gusto. bueno, estaré pasando a revisarla esperemos vaya avanzando, con permiso Eduardo, a propósito, te ves un poco cansado, deberías bajar y comer algo, hoy hay carne tártara y de postre Tiramisú, ese es mi favorito (le guiñó el ojo) bueno, si quieres bajar al comedor yo te acompaño, aún no como tampoco.

— Listo sr Romero, le he cambiado las manguerillas, estaré viniendo yo, y disculpe a Lucinda, es muy impulsiva, pero es una excelente enfermera.

— Si no se preocupe, y no dudo que sea así; simplemente creo que Monique ya ha sufrido mucho como para pasar por todo esto.

— Lo comprendo perfectamente. con permiso.

— Yo también me retiro, ya sabes, si quieres compañía, estaré dando mi rondín con los pacientes, solo búscame, te estaré esperando. (salio mostrando una gran sonrisa)

— Gracias, pero creo que ahora no
tengo hambre — aunque realmente no quería despegarme de Monique, sabía que había estado a un paso de la muerte, pero nunca supe cuan cerca había estado, dos horas después llegó Leonora, trajo legumbres y carne asada, y en otro pequeño refractario había traído de postre pay de limón, su comida era realmente buena, me comí todo lo que había traído.

La fuerza del destino (Sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora