Llegue a la casa, todo se sentía tan tranquilo pero de un modo triste, de una forma irreal.
Nunca pensé que una sola persona podría crear un cambio agradable, debo aceptar que el hecho de escuchar los pasos de Leonora por la casa me hace sentir menos sólo. Antes de meterme a la ducha observé mi rostro, tenía la barba desaliñada, y estaba despeinado, algo totalmente inusual en mí.
Pero lo que más me impacto fue mi camisa, ya no era blanca, ahora era color carmesí, todo el pecho y el estómago estaban teñidos de un color rojo intenso, la historia se repetía en mi cabeza una y otra vez, y yo solamente era el espectador. Pero en esta ocasión yo lo había ocasionado, yo había provocado ésto.
No quería comparar esta situación con lo sucedido años atrás pero me era imposible no hacerlo. No quería el mismo desenlace, me arrodille y por primera vez en mucho tiempo oré, pedí por qué ella saliera bien de todo esto, y prometí que si Monique se recuperaba haría todo lo que estuviera en mis manos para hacerla feliz.
Claro, si ella me lo permitía, pues yo había sido un completo idiota con ella, y estaría en todo su derecho de rechazarme, solamente esperaba no fuera demasiado tarde para pedirle perdón por todo lo que la había hecho pasar.
Me saque tanto los pensamientos como la ropa de encima, me metí a la ducha y me talle rápidamente, al salir me cambié en un tiempo récord, necesitaba estar en el hospital con ella, ni siquiera arregle mi barba lo que quería era volver a su lado, no quería que despertara sola, tome el auto y pisé el acelerador, llegando al hospital entre directamente a la sala de espera, Leonora estaba sentada con un café en su mano.
Me acerque a ella
- ¿Todo bien? ¿No han salido a decir algo sobre el estado de Monique? - ella se giró hacia mí, no me esperaba aún.
- Volvió muy pronto, debió quedarse a descansar algo, yo le habría avisado si hubiera cualquier cambio. No ha dormido ni comido nada, de eso estoy segura.
Y tenía razón no había dormido nada, ¿pero cómo podría hacerlo? Ahora menos que nunca.
- No, yo necesito estar aquí, saber cómo esta.
- Deje de culparse, eso no lo ocasiono usted, de nada sirve que se mortifique, ella estará bien, es fuerte, ya vera que saldrá adelante.
- ¿Como no Leonora? Yo soy el culpable, fui yo quien provocó todo ésto...
Comencé a contarle cómo pasó todo, exceptuando lo más personal, ella en silencio escuchaba, y debes en cuando asentía o negaba. yo sabía que ella nunca me culparía, pero conmigo bastaba, terminé de contarle y ella soltó un suspiro largo.
- Bueno, son situaciones que desembocaron en un terrible desenlace.
Usted tomo esa decisión pero jamás supo que ésto ocurriría, ó dígame una cosa, ¿si usted hubiera sabido que ésto ocurriría, la hubiese dejado ir sola aún así?- ¡NO! obviamente jamás la habría dejado sola.
- ¿Entonces? porque se culpa, en dado caso también tendría que ser culpable Alexander pues él no reviso los documentos antes de entregarlos a Monique. O por no aparecer hoy al la empresa. Simplemente son situaciones que escapan a nuestras manos, no puede seguir culpandose por algo que usted no ocasionó, respiré, y oré por ella.
Pida porque se recupere de manera satisfactoria, ya estando ella bien pues... tratara de compensarle, ella es una buena chica, la ví ese día, verá que todo estará bien, yo tengo fé en que así será.
- Me acerque a ella y la abracé, aún me seguía culpando, eso no desaparecería tan fácilmente, pero al menos ella estaba aquí conmigo, me hacía sentir menos sólo, menos vulnerable.
de pronto alguien toco mi hombro, yo me gire para ver quién era, había dos oficiales de policía atrás de mí, ¿ahora que rayos pasaba? uno de ellos me dijo.
- ¿Es usted, Eduardo Romero Santillan?
- Si soy yo.
- Pues necesitamos que nos acompañe a la comisaría, está usted detenido.
- ¿Detenido? ¿Por qué? Él no ha hecho nada oficial - reclamo Nora.
No sabía qué hacer, no quería dejar a Monique, pero al final, fuera por las buenas o por las malas, lo tendría que hacer.
ESTÁS LEYENDO
La fuerza del destino (Sin editar)
RomanceElla, huyendo de un destino trágico llegó hasta él, llena de dolor y añorando amor. Él, con una promesa que cumplir, tiene relaciones sin ningún tipo de compromiso. Tratará de no fijarse en ella, pero como siempre, el destino es un maldito y le vale...