La humana

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Ni sus hermosas facciones ni su delicada piel lozana eran parte de este mundo. Su mirada solo transmitía confusión, la misma, que cuando se toparon en el pasillo.

Si mal no recordaba, ese día la líder de la guardia brillante los había convocado casi desesperadamente hacia la sala de cristal. ¿La razón? El cristal.

De esta gran gema, salían a la superficie pequeños destellos grises y celestes, y un hermoso cantico en una lengua que ninguno de los que estaban ahí presentes conocía. Era una melodía preciosa sin duda, la más hermosa que el vampiro había escuchado en su vida.

Este comportamiento tan inusual que presentaba el cristal era algo bastante extraño, considerando que Eldarya se caía a pedazos.

-¡Miiko!- gritó uno de los guardias que custodiaba la sala- ¡es el hombre de la máscara otra vez!

Miiko, en conjunto con los otros tres líderes salieron de su embobamiento al escuchar esto último, y sin pensarlo, saltaron a la cacería de aquel enemigo que se infiltraba constantemente en las instalaciones del C.G.

Con adrenalina pura en las venas, los guerreros se dirigieron a la sala de las puertas, cuando de pronto algo llamó la atención de Miiko quien se devolvió inmediatamente a la sala de cristal.

-¿Qué pasa?-Preguntó Nevra mientas se detenía.

-Nada- respondió la kitsune mientras se dirigía corriendo hacia la habitación donde se resguardaba la gema- es un presentimiento.

Sin saber qué hacer, el vampiro no podía decidirse, o acompañaba a Miiko, o seguía la pista del hombre enmascarado. Pensando rápidamente en lo que haría, su fino olfato captó un ligero aroma que provenía de donde estaba Miiko. Instintivamente sus pies comenzaron a caminar en dirección a la sala de cristal cuando Valkyon lo tomó del brazo.

-Vamos, Miiko sabe lo que hace.

Esas palabras recabaron en el interior de Nevra, dándose cuenta que su amigo tenía razón, el vampiro sabía perfectamente que la kitsune sabía defenderse ante cualquier enemigo, por lo que nuevamente su prioridad fue el enmascarado.

Comenzaron a buscar por todo el C.G, pero no había rastro del enemigo, además, Ezarel observó que habían robado en la sala de alquimia y en la despensa. No podía ser, para Nevra y los demás era estresante ver como una sola persona podía llegar y entrar de la nada y hacer lo que se le antojara.

Pasaron treinta minutos de búsqueda en donde no encontraron a nadie. Al recordar a Miiko, Nevra se dirigió a la sala de cristal, cuando de repente chocó con algo, o mejor dicho con alguien.

Se miró rápidamente el pecho puesto que lo primero que pensó luego de aquel choque fue que se había topado finalmente con el tipo de la máscara. Luego de comprobar que no tenía ningún rastro de herida, dirigió su mirada a lo que había en el suelo.

Al verla se sorprendió de sobremanera, era una humana.

No tenía cuatro colas como Miiko.

No tenía orejas puntiagudas como Ezarel ni orejas de pimpel como Ykhar.

No tenía colmillos de vampiro.

Y no tenía grandes músculos como Valkyon.

Era una humana en todo su esplendor, es más, reconoció el olor que había sentido minutos atrás, era de ella. La hermosa humana desprendía aquel aroma.

Al verla tirada en el piso no pudo contenerse de lanzar algún comentario seductor, cosa de que a la chica le quedara CLARO que él, era el hombre guapo del lugar y que todas las miradas de las féminas se debían concentrar en él.

-Mmm...- dijo mirando a la joven que yacía en el suelo- tienes un olor demasiado delicioso... a humana –se relamía- ¿Qué acaso es hora del almuerzo?- al decir esto último no puedo evitar utilizar su mejor técnica de conquista... la sonrisa seductora.

El terror y la confusión de la chica era palpable, tanto así que lo único que atinó a hacer fue empujar a Nevra mientras desaparecía de la vista del chupasangre.

-Pero que maleducada- decía Nevra con todo juguetón. –Ya volverás a mí preciosa, y vendrás arrastrándote- le gritó como último recurso esperanzado de que la mujer lo escuchara.

...

Cada vez que Erika pasaba cerca de Nevra, este último podía darse el lujo de sentir ese rico aroma que caracterizaba a la joven humana.

La chica estaba bastante atenta a realizar cualquier tipo de misión, es por eso que Ykhar le asignó ayudar a Purral para buscar flores de cerezo y arena de la playa. Con dos cestitas en la mano, caminaba la joven en busca de los materiales solicitados por el gato.

-Te ayudo- exclamó tajantemente el vampiro mientras se acercaba a Erika.

-Nooo, no necesito ayuda, puedo hacerlo sola.-estaba claro que la muchacha trataba de hacerse la dura con él.

-Entonces te acompaño- le devolvió el vampiro ante la mirada seria de la chica.

-Nooo, puedo ir sola- contestó la mujer con una sonrisa burlona en sus labios.

-Iré a tu lado entonces- miró perplejo a Erika ante la risa de esta.

-¿Quién se arrastra ahora?

-¿Qué.... No, cómo crees? solo tenía la intención de ayudarte- respondió Nevra asombrado ante la picardía de la joven.

-Aja, sí, claro, si tú lo dices...- comenzó a caminar la chica en búsqueda de los materiales solicitados.

-Ya verás, en un tiempo más. Ahí te voy a querer ver ¿oíste? Llegaras arrastrándote a mí porque querrás ver este cuerpito- decía el vampiro mientras se apuntaba a sí mismo.

Finalmente la joven decidió ignorar al joven vampiro quien seguía manifestando su amor a sí mismo. Todo esto, manteniendo una sonrisa en sus labios mientras sentía la presencia de Nevra quien la seguía a pesar de todo.


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