Sexto sentido

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-Entonces en eso quedamos- exclamó seriamente Miiko- ya se pueden ir.

Todos los que estaban en la sala en ese momento salieron rápidamente, como siempre, las malas noticias iban y venían.

Estaba exhausto, las piernas le respondían a medias, solo quería un baño y luego a descansar. Caminó directo a su habitación para poder coger ropa limpia y una toalla para secarse. Después de tomar todas sus cosas, salió directo a las duchas comunes, para esto, el joven vampiro debía pasar por la sala de las puertas y seguir caminando por el corredor hasta el fondo.

Iba pasando por la gran sala cuando su fino oído captó unas risitas que provenían de la despensa. A pesar de que poco antes había llamado la atención a su hermana y a Erika por ser unas chismosas, no pudo evitar sentir curiosidad. Él sabía perfectamente quienes emitían aquellas risas de complicidad, puesto que las había escuchado desde que había llegado al C.G. Nevra sabía perfectamente que tanto Karenn como Alajea siempre andaban metidas en líos así que -¿Qué estarán tramando ahora?- pensó el seductor vampiro.

Al no sentir ninguna pizca de vergüenza por lo que iba a hacer, se escondió entre los escalones para poder escuchar mejor los murmullos de ambas chicas. Agudizó el oído captando solo dos frases "día de camping" "le gustará".

-mmm... ¿A quién le gustará?- preguntó por lo bajo el vampiro sin poder contenerse.

De pronto sintió que las risillas se hacían cada vez más fuertes en dirección a la puerta de la despensa. Era hora de irse, así que rápidamente el pelinegro subió las escaleras para dirigirse nuevamente a las duchas.

-Me bañaré y luego descansaré- murmuraba mientras caminaba al baño. –Nooo, iré a ver lo del camping- Exclamaba mientras se refregaba el cuerpo con líquidos que solo él usaba y que supuestamente le ayudaban mucho con las mujeres.

-Nooo, iré a descansar, eso hare...yaaa no, iré a ver lo del camping...- la curiosidad para el joven era tan grande que estaba casi decidido a postergar unas horas de descanso por saber que era lo que tramaban la pequeña vampira y su amiga.

Al término de la ducha, se secó con la toalla y se vistió, todo esto, mientras pensaba que hacer, si iba al camping o iba a descansar. Al pensar en esto, se dio cuenta de que le estaba dando demasiadas vueltas a la situación, por lo tanto concluyó que iría a ver con quien iba a pasar la tarde su hermana y también descansaría.

-Si van a comer afuera, de seguro estarán en el cruce de caminos- pensaba en voz alta, mientras caminaba nuevamente en dirección a su habitación para dejar las cosas que había ocupado en la ducha- entonces yo pasare como si nada por el cruce, esperaré a que mi querida hermana me invite a comer con sus amigas, porque de seguro llevará amigas, y luego me iré a la playa a descansar... si eso haré.

Al llegar a su pieza dejó sus cosas encima de la cama, se perfumó y se fue.

Al llegar al cruce no vio nada.

-Va, que raro.

Caminó en dirección al bosque para verlas o escucharlas pero nada. Estuvo más de veinte minutos buscándolas sin encontrarlas, así que decidió irse a la playa y descansar como tenía previsto.

Nevra llegó a la escalera y las bajó sin ninguna prisa, estaba decidido a pasar todo lo que restaba de la tarde en aquella tranquila costa. Al llegar a la arena, lo primero que hizo fue sacarse las pesadas botas y dejarlas a un lado de la escalinata cuando de pronto, al girarse vio un gran mantelito en el suelo, y encima de esta una pequeña cestita con comida. Asombrado, el vampiro giró hacia la playa donde vio nada más ni nada menos que a Karenn, Alajea y lo que más le impactó, a una preciosa Erika, esta última llevaba un hermoso vestido corto que se ajustaba perfectamente al esbelto cuerpo de la chica, más su amigo el viento se encargaba de hacer que el vestido de la muchacha se levantara haciéndolo ver hasta la lencería que usaba Erika.

Las tres reían mientras jugaban a tirarse agua salada, era una imagen encantadora incluso hasta deliciosa al ver a la humana en ese estado puro de felicidad. Sus ojos no se podían despegar de Erika, ni de ese vestido perfecto que se movía con el viento y las olas. Al ver todo eso, Nevra no tuvo más remedio que sentarse en la escalera y descansar ahí.

En medio de la playa, Erika se percató de la presencia de Nevra, al verlo sentado, se acercó a él tomándolo del brazo para que se uniera a la guerra de agua, con la excusa de que formaran equipo puesto que Karenn y Alajea le estaban ganando. No faltaron más excusas para unirse al juego, más sabiendo que haciendo equipo con Erika significaba poder abrazarla, tomarla de las manos, y quien sabe, besarla cuando ganaran.

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