Los últimos días de verano sucedieron rápidamente, y con ellos, la calma seguía llegando a los corazones de los habitantes del cuartel, entre ellos, un joven vampiro que se había decidido; Dentro de unos días se iría del cuartel para vivir en su propia casa. Era por ese motivo, que había desplazado los entrenamientos para la noche, así en el día, él tenía libre albedrío para afanar en arreglar su hogar en ayuda de Valkyon y Ezarel quienes no necesitaban hacer tanta presencia entre los miembros de la guardia, ya que, por la Absenta, todos tenían misiones internas que solo competían a dicha guardia, mientras que, por la Obsidiana, había una jerarquía de entrenamiento establecida por lo que solo necesitaban a Valkyon en algunas ocasiones.
Entre los tres estaban poniendo cerámica o piso flotante, mientras Erika, Karenn y Chrome pintaban las paredes, en otras ocasiones llegaban Moyra, Katriel y Andwin a ayudar junto a Erika. Era por ese motivo, que el arreglo se había casi completado. Faltaba hacer limpieza en el lugar, cortar la hierba que había crecido por los alrededores y comenzar a llevar algunas cosas.
Ese día, Erika, había ido a hacer horario en la enfermería para luego ir a la casa de Nevra. Antes de encaminarse al recinto que su novio había comprado, fue hasta su habitación, tomó un bolso y llegó hasta la cantina en donde pidió comida para llevar. Se dirigió hasta la casa, abrió el portón y golpeó la puerta que estaba entreabierta.
-Permiso... -habló suavemente y entró. Allí estaba Nevra, acomodando un sillón de estilo Chesterfield de color rojo.
-Hola, deja abierto, Ezarel vendrá a dejarme unas cosas...
-Hola, Nev. –ella se acercó a él para darle un beso.
-¿Te gusta? –preguntó, mientras se secaba el sudor de la frente.
-¿El sillón?
-Sí.
-Está muy lindo...
-Es el sillón del amor, -sonrió de manera traviesa. -¿quieres inaugurarlo? –se acercó hasta ella para abrazarla de la cintura.
-No. –se soltó y dejó el bolso encima del sillón. –Estás todo sudado... -le pasó el pote con comida y un tenedor.
Él se acomodó en el sillón y comenzó a comer mientras ella hacía lo mismo.
-Qué raro... -comentó, el crepuscular.
-¿Qué cosa?
-Cuando estamos en la cama, no te molesta que yo esté sudado. –sonrió.
En respuesta, ella lo miró aparentando seriedad, no obstante, terminó riendo.
-Después lo estrenamos, primero hay que limpiar tu casa.
-Nuestra casa...
-Tú casa, tú la compraste.
-Pero yo quiero que tú seas la dueña de mi hogar.
-Y la primera regla que pondré cuando eso ocurra, será poner horarios en los que se debe llegar a la casa.
-¿Y si tu hombre trabaja hasta tarde? –él le siguió el juego.
-Tiene que cambiar el horario del trabajo.
-¿Y si tú debes trabajar hasta tarde?
-Lo hago... -lo molestó.
-Que injusta eres... ¿serás así de injusta con los niños?
-No sé de qué hablas. –lo ignoró. –Termina de comer para que ordenemos esto.
-Cambiando de tema, Erika, ¿Miiko te ha dicho algo sobre... sobre... -comenzó a dudar. -sobre las noticias que se avecinan en Eel?
-Mmm... no que yo sepa, no me ha dicho... ¿qué es lo que debería decirme? –inquirió seria.
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Te recuerdo
Roman d'amourEl líder de la guardia Sombra era el típico hombre apuesto que utilizaba sus virtudes para hacer caer a las jovencitas que lo perseguían día y noche... al menos era eso lo que él quería aparentar. El C.G se impregnaba de nuevas reclutas, entre ellas...