Lovigis

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-Veo que Nevra ya te echó el anzuelo. –Erika recordaba las palabras de Ezarel mientras estaba sentada en la cama de su habitación. -¿Cómo estuvo la siesta?... veo que no has cambiado nada, sigues siendo la misma aguafiestas, pensé que Nevra te quitaría lo amargada...

A la chica no le cabía en la cabeza como es que el peli azul podía ser tan pesado a veces, sin embargo, a pesar de todo, la joven no podía evitar pensar en las palabras dicha por el elfo.

-¿A qué se habrá referido con el anzuelo? ...¿Qué Nevra me quitaría lo amargada? ¡Ja! Si el amargado es él...- habló la peli castaña mientras doblaba su ropa. –El anzuelo... el anzuelo se lo comió Nevra, si Ezarel supiera...-susurraba.

Aún sentada en la cama, la muchacha comenzó a pensar un poco, recordando todo lo que había vivido hasta el momento. Espabiló para dejar la mochila desocupada que había usado para el viaje a Balenvia dentro del armario caoba que adornaba la habitación. Al cerrar el cajón se le ocurrió mirar a su alrededor pues se sentía extraña, como si la presencia de Nevra inundara el cuarto, como si este la estuviera vigilando. Esto último era imposible puesto que en ese momento el vampiro debía estar nada más ni nada menos que haciendo entrenamientos recuperativos a los integrantes de la guardia Sombra, todo con el fin de ponerlos al corriente puesto que tanto la chica como el cuartel entero sabían lo exigente que era el azabache como líder.

-Nevra –susurró- si tan solo supieras... -las palabras se perdieron en el aire con el sonido de un golpeteo en la puerta.

Toc Toc Toc

La humana se acercó a la entrada de la habitación, al llegar notó como la presencia del crepuscular se hacía cada vez más fuerte.

-Hola Erika...¿Cómo has estado? –no era Nevra, solo era Karenn quien la iba a visitar casi todos los días para ponerse al tanto de su salud.

-Bien –respondió satisfecha la castaña.

-Eso me alegra mucho –Sonrió. De pronto su sonrisa se borró -¿estás con mi hermano?

-¿Qué? –se sorprendió la faelienne mientras que aún no hacía pasar a la adolecente a su cuarto. –no...no estoy con él.

-¿Segura? ... yo lo huelo dentro de tu pieza –habló con un tono juguetón. De pronto sonrió maliciosamente- ¿acaso estabas con él pilla?

-Noo...-comenzó a negar la humana-... no hay nadie aquí mira... -tomó del brazo a la vampiresa para dejarla entrar cuando esta se soltó de repente.

-No es necesario –sonrió con ternura- solo venía a ver como estabas, estaré con Alajea en el árbol del cerezo por si quieres venir... adiós cuídate y dile a mi hermano que te suelte –al decir esto salió corriendo por el pasillo mientras reía.

La oji violeta no sabía que era lo que estaba pasando, pero desde que había tenido esa conversación con Nevra en la playa, después de que juntos se toparan con Ezarel y este le mencionara lo del anzuelo, al llegar a su habitación se había dado cuenta de que la presencia del pelinegro se hacía cada vez más y más presente.

-Nevra no es gracioso –susurró molesta- no te escondas.

Nada pasó...

-Nevra –volvió a hablar la castaña- si estás escondido es mejor que salgas ahora, si no, le pediré a Jamón que te busque y te saque... -solo había silencio. A pesar de que el aroma del vampiro transmitía una enorme calidez, la muchacha no podía aguantar que este la estuviera vigilando.

-Bien –se puso la mano en la cintura- si no sales te buscaré yo y te sacaré a patadas de aquí.

Comenzó su búsqueda en la gran puerta de su armario donde solo encontró su ropa y algunos zapatos, salió de la habitación para ver por los pasillos, pero nada. Nuevamente en la pieza se dirigió hasta la ventana para abrirla y ver si había alguien fuera, pero se dio cuenta de que eso era imposible puesto que la pieza de ella se encontraba a gran altura.

Te recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora