Te extraño

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¡Enojado! Era la palabra correcta para definir las emociones del vampiro en aquel momento. ¿Cómo era posible que mandaran a Erika y a Ezarel a una misión en Balenvia? No podía ser, Ezarel por más que fuera su amigo no protegería a la chica de la misma forma que lo haría él. Todo el mundo sabía que ambos no se llevaban muy bien y eso haría que se dificultara el trabajo en equipo. Estaba indignado y más al ver la cara del elfo, quien al igual que el vampiro, no estaba para nada contento con la decisión que había tomado Miiko.

Pasaron algunos días en el C.G, donde las tensiones de aquella reunión habían amainado un poco. Miiko había pedido que Erika y Ezarel pasaran más tiempo juntos estudiando la situación que vivían las familias del pueblo al que irían. Esta petición de la kitsune había marcado un antes y un después en la relación de la humana y del elfo, puesto que después de pasar 3 días juntos ya se toleraban hasta el punto de hacerse bromas entre ambos.

Este cambio en la relación no pasó desapercibido por nadie, y menos para el vampiro quien seguía los pasos de la pareja a cada instante.

Si veía que Ezarel se acercaba mucho a Erika, él se ubicaba en medio de ambos; si Nevra veía que Erika se reía mucho con las bromas del alquimista, él se acercaba a alguna chica y se ponía a coquetear mientras miraba de reojo a la muchacha humana quien no le ponía atención en ningún momento. Esto por supuesto frustraba más al joven líder de Sombra, puesto que estaba acostumbrado a recibir las atenciones constantes y en ese momento "SU" Erika no se las estaba dando.

-Oh Nevra, ¿qué haces aquí?- preguntó al vampiro quien entraba furioso a la sala de cristal.

-Exijo- alzó la voz- que reconsideres el viaje a Balenvia.

-Nevra ya tocamos este tema y lo hablamos en su momento. Si tú no te presentaste ese día a la reunión por estar "jugado" con las damas del C.G, no es mi problema. –contestó exasperada la kitsune.

-No estaba "jugando", estaba haciendo cosas importantes- se defendió.

-¿Qué cosas?

-mmm... ¿desde cuándo te interesas por lo que hago?- preguntó Nevra con una sonrisa pícara en su rostro.

Al ver la reacción del vampiro, Miiko no hizo más que transfigurar su cara a un semblante serio, esa seriedad que la hacía ser la líder de la guardia entera, esa seriedad... que mataba. La chica ya estaba cansada de las niñerías de Nevra, por lo tanto y en "recompensa" a la actitud del joven, no hizo ninguna modificación al grupo que iría a la misión.

Nuevamente Nevra salió enojado del lugar, sabía perfectamente que estaba actuando mal, que la misión se llevaría a cabo de igual manera, lo sabía, sabía que estaba actuando sin pensar, pero simplemente no podía concebir el hecho de que su amigo se fuera por tanto tiempo con su "amiga".

Llegó el día tan "esperado", y Nevra andaba todo un cascarrabias, incluso hasta con Erika, quien era la que más tenía que soportar los berrinches del vampiro. Cuando Ezarel y Erika partieron, todo el C.G se sintió, a los ojos de Nevra, desolado. La pequeña humana no estaba para molestarla, por lo que su humor había quedado por los suelos.

En las reuniones matutinas, el vampiro ni siquiera se dignaba a mirar a Miiko, según él, porque esta lo había traicionado.

A la semana siguiente de la partida de Erika, a Nevra se le encomendó una misión relacionada con los purrecos, esta "misión" era ayudar al desembarque de la mercadería de los gatos comerciantes. Como los purrecos eran la mafia del lugar, la guardia tenía que ayudarlos sin rechistar.

Cuando terminó el papeleo del desembarque, Nevra miró en dirección a la playa y no puedo evitar recordar aquel día de camping, donde había formado equipo con Erika.

-¿Cómo es posible?- se decía a sí mismo mientras caminaba a dar el reporte a Miiko. –yo debería haber ido con ella a la misión. Estoy seguro que con lo cercanos que han estado seguro ya se besaron... incluso más- se asustó- ¿y si ella ya me olvido?

-¡aaah por eso!, así que estabas celoso.

Nevra abrió la boca a mas no poder del asombro, ¿en qué momento se había puesto a pensar en voz alta?

-Noo, Miiko no es lo que piensas.

-mmm...- contestó la kitsune- en fin Nevra, ya llegaron, deberías ir a verla si tanto te preocupa... están en la enfermería.

Al oír esto, el vampiro partió corriendo a buscar a la chica, ¿acaso lo que estaba sintiendo en ese momento era lo que sentía Erika cuando él se demoró de su misión? ¿Es por eso que ella lo buscó para abrazarlo?

Angustiado se dirigió a la enfermería. Al entrar, la vio a ella, recostada con los ojos cerrados. Desesperadamente se acercó a la chica para tomarle la mano, mientras veía que en la cama adyacente estaba Ezarel en las mismas condiciones.

Al verlo tan preocupado, Eweleïn se acercó para decirle que todo estaba bien, que no se preocupara.

Esa tarde la pasó en la enfermería, con las manos entrelazadas a ella. Era una caricia de la cual sabía que Erika no sentiría, sino más bien era él, quien quería sentir una caricia por parte de la joven. Con la llegada de la noche, Nevra, a su pesar se tuvo que retirar hacia su habitación, donde a pesar del sueño que lo embargaba, no podía dejar de pensar en la muchacha humana.

...

El sol inundaba completamente la habitación.

Toc...Toc...Toc

Nevra abrió pesadamente sus ojos e instintivamente se dirigió a la puerta para ver quien golpeaba tan temprano. De pronto, se sorprendió al sentir como Erika se aferraba fuertemente a su cuello.

-¡Te extrañé Nevra!

Al oír esto, el vampiro no pudo evitar corresponder al abrazo aferrándose a la cintura de la chica, mientras que su nariz se deslizaba por el pelo de ella. Pasaron así dos minutos sujetos el uno al otro, ambos disfrutando el momento. De pronto, Nevra se separó un poco de ella para acercar su boca a la frente de Erika para besarla.

-Yo también te extrañé cariño.

Te recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora