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Estoy tan curiosa por este lugar que no puedo dejar de sonreír. Los gemelos me miran divertidos y no me importa parecer ansiosa delante de ellos.

—Ven cariño, vamos a ver si está todo listo.

Asiento como única respuesta. No encuentro aún las palabras. El corazón me late a toda prisa cuando me toman de la mano. Tengo a Sebastián a la derecha y Santino al otro lado.

Caminamos hacia la barra. Me acomodo en uno de los taburetes altos mientras esos enormes y fuertes adonis se quedan de pie junto a mí.

Mis ojos viajan por cada rincón. Poco a poco los nervios hacen acto de presencia. Mi respiración se agita y no me doy cuenta de que tiemblo hasta que Santino me sujeta del mentón para obligarme a verlo fijamente.

¡Dios! Adoro sus ojos grises.

—No tienes nada de qué preocuparte. En este lugar nadie te va a juzgar, Hannah. Si te quieres ir, por favor, solo dilo y lo vamos a entender.

—Lo que queremos es que seas sincera —agrega Sebastián—. ¿Qué te gustaría hacer?

— ¿Qué sería lo apropiado? —se miran de reojo y me río—. Ustedes están haciendo eso de nuevo. Se comunican silenciosamente con una simple mirada. Me divierte ver la capacidad de complicidad que tienen y a la vez me aterra porque no tengo la menor idea de lo que piensan hacer conmigo.

—Bueno, querida Hannah, con mi hermano siempre pensamos en llevarte hasta el límite de tu placer —se encoge de hombros y continúa—. Nos decimos en silencio lo que te vamos a hacer en la cama.

—Correcto —afirma Santino—. ¿Qué tal si comenzamos nuestra cita de una vez por todas? Muero de ganas por conocerte, preciosa Hannah. Queremos saber de ti.

—De acuerdo. Y como no tengo idea de lo que podemos o no hacer, ya que es mi primera vez en este lugar, ¿por qué no eligen por mí?

Sebastián se acerca al chico de la barra y pregunta algo relacionado con una habitación especial. No sigo el hilo de la conversación porque estoy más pendiente de las caricias de Santino.

El ambiente no hace otra cosa que empeorar la incertidumbre que corre por mis venas. Las luces tenues, la música de fondo, las personas ensimismadas en ellos y nada que tenga que ver a su alrededor, todo, absolutamente todo logra una armonía erótica que enciende mi cuerpo. Las ansias de lo que nos espera me aceleran el corazón.

—Ya está todo listo.

Bajo del taburete y por un instante me parece que voy a caer de boca al suelo por culpa de mis pies temblorosos. Por suerte no pasa. Los gemelos me sujetan de la mano entrelazando con firmeza nuestros dedos y avanzamos por un pasillo donde hay puertas a cada lado.

No me pasan desapercibidos los gemidos y gritos explosivos de orgasmos que provienen de ellas. Mis mejillas están sonrojadas porque jamás en mi vida imaginé que estaría en uno de estos lugares de intercambio.

Nosotros | Serie Curioso amor - Libro 1 [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora