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*Santino* 


Nunca en mi vida me sentí tan incómodo como ahora.

La madre de Hannah está preocupada. Hugo luce sorprendido. Mi hermano está rabioso. Hannah prácticamente me está asesinando con sus ojitos verdes.

Sí, cometí un error. Me dejé llevar por el modo en que se estaban dando las cosas. En mi defensa..., en realidad no hay nada que pueda utilizar como defensa a lo que acaba de suceder.

Hannah resopla, sacude la cabeza y desaprueba mi silencio.

—Santino, ¿qué fue eso de irnos a otro país?

—Lo siento, ¿de acuerdo? Todo se estaba saliendo de control. Tu padre estaba pensando cosas equivocadas. El rumbo de la conversación se perdió en el instante que creyó que eras nuestro juguete sexual. Está dolido, pero no es motivo para que diga que con mi hermano abusamos de ti.

Hannah boquea como un pez fuera del agua. No tiene la menor idea de que responder así que simplemente se mantiene en silencio.

Es su madre quién enfrenta la situación.

—Lamento que mi esposo haya dicho algo que te hizo daño. No fue justo para ustedes ser juzgados de tan mala manera. Sé que jamás harían daño a mi hija porque veo la forma en que la miran. Estoy segura que la quieren.

—Está equivocada, señora. —Niego con la cabeza—. Querer sin dudas es poco. Nosotros amamos a su hija.

El silencio en el comedor se rompe con el suave sollozo de Hannah. Las miradas van directas a la pelirroja sentada en la silla que oculta con las manos su rostro. Su cuerpo tiembla. Llora y mi corazón se desgarra al ser consciente que soy el culpable.

No la puedo ver así. Voy hacia ella y me arrodillo. Le tomo de las muñecas y la obligo a dejar de esconderse. Sus ojos verdes ya se encuentran rojos por culpa del llanto.

—Hannah, lo siento. No quise asustar a tu padre. Sé que lo que dije de irnos a otro país fue demasiado pero el miedo me hizo actuar como un imbécil. —Seco las lágrimas que se deslizan por sus sonrojadas mejillas.

— ¿Qué significa que de donde ustedes vienen es común la poligamia?

—En donde vive nuestra familia, es común que exista la poligamia. Tenemos amigos, vecinos y parte de la ciudad que lo ve como algo normal. No te queremos obligar a marcharte lejos de tus padres y hermano, si comenté esa idea fue porque pensé que tal vez te sentirías cómoda sabiendo que no es algo prohibido como lo pintan las personas.

Mi gemelo se acerca. Arrastra una de las sillas y se sienta al lado de Hannah. Sebastián me lanza una mirada a la vez que dice:

—Últimamente te estás comportando como un desconocido. Pensé que era yo quién cometía errores por amor, pero veo que no soy el único. Primero tu borrachera la vez que Hannah nos pateó las pelotas fuera del bar. Ahora tu arrebato de querer llevarte a Hannah a otro país. ¿No quedamos en que seríamos listos y lo solucionaríamos de manera correcta? —Mira hacia donde está la señora Menéndez—. Perdón por lo de pelotas.

Nosotros | Serie Curioso amor - Libro 1 [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora