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— ¿Por qué no te das una ducha?

Salgo de mi estado de sorpresa cuando la voz de Sebastián llena el espacio. Asiento y rompo el contacto visual con mi hermano. Me marcho derechito hacia el baño y respiro aliviada cuando cierro la puerta detrás de mí.

¡Esto no puede estar sucediendo!

Hugo lo sabe. Me encargué de ser quién se lo diga, pero una cosa es que lo sepa y otra muy diferente que me encuentre aquí. Verme en ropa interior, despeinada y con una sonrisa radiante de, recién fui cogida por dos adonis, es la peor de las escenas que seguramente mi hermano habría querido presenciar.

Enciendo la ducha, me quito la ropa y me meto bajo el chorro de agua caliente. En solo unos segundos el agua suaviza mis músculos tensionados. Me relajo y disfruto de mi momento a solas. Lo necesito porque sé que una vez que salga de aquí la tensión volverá a fluir. Tengo la leve sensación que Hugo seguirá aquí para cuando termine.

Me lavo el cabello con shampo de vainilla mientras me imagino que clase de conversación están manteniendo los gemelos con Hugo justo ahora. Sé que iban a charlar respecto a esta relación, pero nunca imaginé que sucedería conmigo bajo el mismo techo.

Para cuando termino de enjabonar y enjuagar mi cuerpo, estoy rogando que este encuentro inesperado no acabe de mala manera. Marcho hacia la habitación de los gemelos y me doy cuenta que no hay nadie en la sala, pero soy capaz de oír el murmullo que proviene desde la cocina.

Corro a toda prisa, me encierro en el cuarto, me cambio y solo minutos después estoy bajando para encontrarme con ellos. Quiero y necesito saber qué es lo que sucedió con Hugo.

Me llevo una total sorpresa cuando encuentro a los tres hombres que adoro asumiendo tareas diferentes. Mi hermano revuelve algo dentro de una cacerola. Me imagino que es salsa por su aroma. Sebastián amasa para preparar pizza casera y Santino coloca la mesa con cuatro platos.

¡Genial! ¡Absolutamente genial que no esperaba esto!

Soy el centro de atención cuando todos miran en mi dirección.

— ¿Qué hacen? —pregunta tonta de mi parte.

Es Hugo quién responde.

— ¿Qué te parece que estamos haciendo? Es obvio, esto se llama trabajar en equipo para preparar las más deliciosas pizzas caseras del mundo.

—La salsa huele bien.

Mi hermano me lanza una mirada llena de orgullo. Insegura entro a la cocina. Tomo asiento en una de las banquetas altas que rodea la isla. Apoyo las manos en la fría encimera de granito. Hablan pacíficamente y ríen sobre alguna anécdota de la cual no tengo idea. Disfrutan de su compañía como si fuera una noche más entre amigos. No hay tensión entre ellos y me siento ridícula por pensar que esto acabaría mal.

Nosotros | Serie Curioso amor - Libro 1 [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora