Nosotros | Serie Curioso amor - Libro 1 [+18]

31.

31

"Ve directo a los gemelos, quítate la ropa y ruega con toda tu alma que te tomen con rudeza hasta llevarte al más intenso orgasmo"

"Sé prudente y compórtate. Tienes que ser paciente. Tiempo al tiempo"

"Olvídate de ser paciente. Actúa según tus instintos."

"Paciencia, Hannah"

Estos dos seres imaginarios que se encuentran en mi hombro, no ayudan. El angelito me quiere llevar por el buen camino aconsejando ser paciente. Por su parte el pequeño diablito no deja de insistir que avance hacia los gemelos para rogar irnos de la fiesta lo más pronto posible.

— ¿Estoy borracha? —me pregunto en voz alta.

—Eso parece.

Brinco de sorpresa cuando alguien real me responde. A mi lado se encuentra Santino que me observa con una entretenida sonrisa. Sus ojos grises brillan como dos faroles en medio de la oscuridad.

—No bebí tanto como para estar borracha.

—Bueno, estabas hablando sola. Si no es por culpa del alcohol, entonces creo que estás loca.

—Ja, lo único que me falta es eso.

— ¿Qué? ¿Estar loca? —digo sí con la cabeza—. Hannah, las mejores personas lo están.

—Escuché muchas veces esa frase. Por cierto, ¿no estabas allá junto con mi hermano y Sebastián?

—Estaba. Fui por unas latas de cerveza. Es mi turno de ir por la bebida.

—Ah. —Murmuro— ¿Quiénes son esas chicas? Jess dijo que solo había invitado a sus amigos. Nada de gente extraña. Y la verdad es que aquellas mujeres no se me hacen conocidas.

—Son amigas de tu hermano.

— ¿En serio? No las vi jamás en mi vida. ¿En qué momento llegaron? Seguramente cuando estaba en el baño.

La carcajada de Santino me obliga a mirar en su dirección. Niega con la cabeza divertido y entretenido.

— ¿Qué es tan gracioso?

—Me preguntas algo, pero te respondes sola.

Encojo de hombros luciendo despreocupada e inocente. Miro sus manos que sujetan cinco latas de cerveza. Enarco una ceja y le lanzo una mirada interrogativa.

—Te lo dije, me toca ser quién busca las bebidas.

—Mmm, sí, como sea.

—Hannah, no tienes motivo para estar celosa.

— ¡No lo estoy! —cruzo de brazos y levanto la barbilla con altanería.

—Nosotros sí lo estamos.