Nosotros | Serie Curioso amor - Libro 1 [+18]

50. Parte 1

50

¡El cumple de los gemelos!

Jueves 1ro de mayo 2014

Que los cumplan feliz,

que los cumplan feliz,

que los cumplan, Santino y Sebastián,

que los cumplan feliz.

Sé que no me están viendo, pero estoy segura de que los gemelos pueden imaginar el sonrojo en todo mi rostro. Miro la pantalla del celular que se encuentra en altavoz cuando los escucho reír.

—Muchísimas gracias —dicen al mismo tiempo—. No me gusta mucho esto de la llamada, sin embargo, no pienso quejarme porque sé que nos tienes algo preparado para esta noche. Por cierto, ¿a qué hora y dónde, cariño?

Estoy segura de que la respuesta les va a sorprender.

—Es en casa de George.

Un silencio se cierne a través de la línea telefónica. De repente me encuentro nerviosa porque no veo sus expresiones, por lo que no sé cómo reaccionaron a la noticia.

—Las siete está perfecto. ¿Les queda bien, cierto? Dijeron que no tenían que trabajar hoy, ¿verdad?

—Sí —Santino carraspea en busca de su voz—. Nos queda perfecto.

—Entonces, ¿por qué esta extraña tensión?

Los escucho cuchichear entre sí y eso me gusta. Conseguí lo que quería: ¡sorprenderlos! Sebastián duda, pero pregunta.

—Y, ¿se puede saber qué estás tramando? No vas a decir nada, lo entiendo, es solo que me da curiosidad. ¿En qué estás metida, señorita? ¿George? ¿Cómo conseguiste su número? ¡Ah, ya entiendo! ¡El moreno de ojos verdes!

—Ramiro, se llama Ramiro. Y podrías por favor respirar para hablar, ¿no?

—Ya sé cómo se llama —ignora lo otro que dije y continúa—. De todas maneras, me da curiosidad saber qué organizaste para esta noche.

—¡No voy a decir una sola palabra! —resoplamos, maldecimos, nos reímos y también lo hago—. Esto es divertido. Ojalá salga bien. En fin, me encantaría seguir hablando con ustedes, pero lamentablemente mi jefa me está fulminando con la mirada y adoro mi empleo como para perderlo —resoplamos otra vez—. No me extrañen.

—¡Imposible! —responden al unísono—. Estamos cortando el césped y desde aquí vemos a tu madre. La vamos a visitar.

—Estoy segura de que, si van, les va a preparar un pastel por su cumpleaños. Si se entera, obvio.

—¡¿No lo sabe?! Hannah, eres una mala mujer.

—¡Cállate! —regaña divertido Santino a su hermano.

—Mis amores, en verdad tengo que colgar —veo a Irene caminar hacia mí con una chica a su lado. La mirada furiosa en sus ojos me hace temblar—. Nos vemos a las siete en la casa de George. ¡Feliz cumpleaños! ¡Los amo!