7.
Por más que intento abrir los ojos, no puedo. Siento que la cabeza me da vueltas. Tengo la boca seca y un horrible malestar me revuelve el estómago. Cuando las arcadas y las ganas de vomitar llegan de golpe, me levanto de la cama a toda prisa. ¡Mala idea!
— ¡Mierda!
Me tapo la boca con la mano como si eso fuera a detener lo inevitable. Miro alrededor y encuentro a uno de los gemelos, con los brazos cruzados en la puerta de la habitación. No puedo saber quién es por culpa de la resaca que llevo encima.
Sus ojos grises expresan decepción, y es la mueca arrogante la pista que necesito para saber quién es. ¡Sebastián! Sé que es él porque siempre tiene esa máscara soberbia, egocéntrica y llena de seguridad que me intimida un poco.
Las malditas arcadas regresan. Cierro los ojos e intento controlar mi agitada respiración. ¡Imposible! Algo caliente y ácido sube por mi garganta y sé que estoy a punto de estallar.
Salto fuera de la cama y salgo de la habitación pasando a toda prisa junto a Sebastián. Corro por el pasillo y una vez que entro al baño, prácticamente introduzco la cabeza dentro del inodoro.
¡Mierda! ¡No pude beber tanto!
Unos segundos después, Sebastián ya está metido dentro del baño. Quiero exigirle que se vaya, pero no puedo dejar de expulsar todo lo que bebí anoche.
—Tranquila...—murmura.
Sujeta mi cabello con una mano mientras con la otra suavemente me frota la espalda de arriba abajo. Su actitud es reconfortante. Es un alivio que, a pesar de su enfado, tenga una pizca de compasión por lo que está viendo.
Aun así, esto debe ser desagradable para cualquier persona, por lo que me desespero porque no quiero que él sea testigo de cómo pierdo la dignidad. Incluso tengo ganas de llorar por la rabia que siento.
— ¡Esto es asqueroso! Deberías irte— cierro la tapa del inodoro y aprieto el botón. Sigo arrodillada cuando me ayuda a ponerme de pie.
—Dentro del estante del tocador tenemos un cepillo de dientes nuevo que sobra. Es rojo. No creas que compramos ese color para que sea un cepillo especial para ti. —Sus mejillas muestran un leve sonrojo, pero debo estar alucinando por culpa de la resaca. Incómodo carraspea— Lo puedes utilizar mientras cargo la bañera. Necesitas una ducha con urgencia, Hannah.
"¿Me estás llamando sucia?" quiero preguntar, pero me quedo callada. Adiós por completo a mi dignidad. Lo único que falta es que me ponga a llorar por mi estúpido comportamiento anoche. ¿Por qué bebí tanto?
Hago lo que me dice. Busco el cepillo color rojo que está junto a uno azul y verde, lo lleno de pasta dental y me lavo los dientes.
Lo miro a través del espejo. Se está desnudando. Vaya, vaya, con Sebastián. Tiene los músculos en los lugares correctos. Es grande, con un cuerpo bien tonificado.
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Nosotros | Serie Curioso amor - Libro 1 [+18]
RomanceY entonces comprendí que mi corazón no necesita elegir. Me puedo quedar con los dos. A ellos no les molesta. ¿A mí? ¡Mucho menos! 🏆 𝐏𝐑𝐄𝐌𝐈𝐎🏆 𝐒𝐮𝐧𝐫𝐢𝐬𝐞 𝐀𝐰𝐚𝐫𝐝𝐬 𝐒𝐮𝐦𝐦𝐞𝐫 𝐄𝐝𝐢𝐭𝐢𝐨𝐧 𝟐𝟎𝟐𝟎 - 𝐒𝐞𝐠𝐮𝐧𝐝𝐨 𝐋𝐮𝐠𝐚𝐫 💭𝐎𝐏𝐈...