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Desde la cama, echo un vistazo al jarrón que reposa sobre la mesa de noche. Las rosas amarillas y rojas que me regalaron los gemelos lentamente comienzan a marchitarse.

Han pasado varios días desde aquella noche, y el recuerdo de lo que hicimos aún sigue fresco en mis pensamientos. Estaba insegura al principio, pero lo que me hacen sentir es imposible de ignorar. No puedo negar lo mucho que esto me excita.

Ojalá estuvieran conmigo en este momento. Lamentablemente, están ocupados con mucho trabajo y es imposible encontrar un hueco libre para vernos. Ellos están en el taller y yo en el trabajo, donde veo que las cosas no van bien para la tía de Jesica. Está sucediendo algo con mi jefa y me da miedo pensar que pueda quedarme sin trabajo otra vez.

Aparto la vista del jarrón. Giro en la cama, quedando de lado, abrazo la almohada y cierro los ojos debido a la punzada en el vientre. Sufro demasiado cuando me llega el periodo. Siempre en el primer y segundo día me vuelvo insoportable.

El celular suena. Lo busco bajo la almohada y deslizo el dedo por la pantalla para desbloquearlo. Es Santino respondiendo a un mensaje que le envié hace más de tres horas para avisarles que no tenía ánimos de salir esta noche para cenar por culpa de la visita.

"Cariño, lamento responder tarde, tenemos demasiado trabajo aquí. ¿Qué tan mal te está tratando el periodo? ¿Puedo mimarte? Estoy dispuesto a cuidar de ti."

Sonrío al leer su mensaje. Me puedo imaginar a Santino cuidando de mí. Descubrí que de los gemelos, él es quien tiene el lado dulce y protector, mientras que Sebastián es la clase de persona reservada que se muestra fría hasta que entra en confianza.

Tecleo rápidamente contándole que odio los primeros días. También le digo lo mucho que me gustaría que estén aquí conmigo.

Aprovecho que no le tengo de frente mirándome con sus increíbles ojos grises que me intimidan para coquetear, dejando en claro que no veo el momento de volver a jugar.

"Pequeña traviesa. Te has vuelto insaciable. Estás indispuesta, nena. Nada de sexo para ti y abstinencia para nosotros. En fin, hazme saber si necesitas algo. ¿Puedo pasar a verte más tarde?"

Emocionada, le respondo que sí. Su mensaje llega de inmediato y no puedo evitar sonreír ante sus preguntas.

"¿Chocolate? ¿Helado? ¿Películas románticas? ¿Mi pequeña insaciable necesita algo especial? Sí, bastante cliché, pero sé que te gusta."

"Solo te necesito a ti." Pulso enviar y sonrío cuando en segundos me responde "ok" acompañado del emoticón que lanza un beso.

Releo los mensajes de texto y solo entonces caigo en la cuenta de que mi estado de ánimo acaba de cambiar considerablemente.

Decido que es hora de sacar mi trasero de esta cama. Busco ropa en el placar, entro al baño, disfruto del agua caliente resbalando por mi cuerpo y un rato después me dirijo hacia donde escucho ruido: la cocina.

Nosotros | Serie Curioso amor - Libro 1 [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora