I - Steve Rogers

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I.- A tu izquierda.



Tomé mi reproductor de música y elegí las canciones que me acompañarían durante los minutos que me ejercitaría en la intemperie. Salí del hogar con la mejor cara posible; una gran sonrisa y la motivación ramificándose por mi anatomía.

Como era costumbre, todas las mañanas salía a trotar por la gran avenida que, muchos solían recurrir. Era tranquila y especial para quienes amaban comenzar el día con el mejor de los ánimos.

Saludé a unas cuantas personas que transitaban por la calle ancha; personas que conocía y me era habitual verlas caminar o trotar a la misma hora. El ambiente era ameno, fresco y reconfortante, lo cual me permitía mantenerme relajada gran parte de mi día.

-A tu izquierda. -Dijo alguien a mi lado y fruncí el ceño al saber de quien se trataba. Un sujeto corrió delante de mí, volteando su rostro sólo para sonreír burlón. Siguió trotando y en menos de segundos, había recorrido un gran tramo, desapareciendo en el horizonte. Bufé molesto, era la tercera vez que me topaba con aquel sujeto.

Seguí trotando y a los minutos volví a escuchar su voz y ver su cuerpo correr delante de mí. Mi sangre hervía por dentro, extendiéndose por mis extremidades. Mis piernas comenzaron a moverse con rapidez, creyendo que lo alcanzaría. Tenía la esperanza, pero él, volvió a alejarse de mí con la misma rapidez de hace minutos atrás.

-¡Hey! -Grité entre jadeos. Me detuve al sentir mis piernas temblar y mi corazón bombear más sangre de lo habitual. Mi boca se abrió con la intensión de tomar más aire, pero me abstuve de adquirirlo pues, mi garganta quemaba con el aire que entraba. Y es que, ¿en qué momento se me ocurrió seguirle el paso? Me recriminé mentalmente. El sujeto parecía haber salido de una película de ficción o algo por el estilo. Nunca había visto correr a alguien con tanta velocidad.

-A tu izquierda. -Volvió a decir a los minutos después y yo resoplé molesta sin poder creer la velocidad con la que recorría la gran avenida.

-¿Es en serio? -Me quejé. Mi mano se posó en mi pecho exaltado. El sujeto antes de seguir corriendo, se detuvo y con una sonrisa deslumbrante en su rostro se acercó a mí y tendió su mano a mi dirección.

Era de gran contextura, alto y rubio. Poseedor de unos bellos y expresivos ojos azules, tanto como el cielo en días de verano. Dientes perfectos y piel de porcelana. Era primera vez que lo podía observar con detención, analizando cada línea de su semblante sacado de un libro de dioses griegos.

-¿Te sientes bien? -Preguntó el sujeto.

-No. -Di un último respiro y me erguí sobre mis talones. Ese rostro, pensé. Y mis neuronas dentro de mi cerebro trabajaron por obtener la información sobre el individuo frente a mí. Recorrieron cada rincón donde se almacenaba mi memoria, cada fibra, cada célula perteneciente a ella, hasta que di con el personaje reconocido mundialmente. -No estoy bien, capitán. -Y estreché mi mano contra la suya.

-Lo siento. -Se disculpó, presionando mi mano con suavidad. -¿Agua? -Preguntó, tendiéndome una botella con agua dentro de ella. La cogí y tomé un poco de ella, agradeciendo el gesto.

-Soy _______. Un gusto. -Sonreí.

-Steve Rogers.

-Lo sé. -Volví a sonreí. -Te he visto un par de veces junto a tu equipo.

Steve sonrió y me invitó a caminar por la avenida antes de seguir trotando. Era un sujeto bastante tímido, se tomaba su tiempo si quería preguntar algo tan simple como cuántos minutos corría por la mañana. Incluso, disculparse por molestarme las veces anteriores le costó trabajo manifestar, lo que me pareció bastante tierno viniendo de un sujeto tan grande y corpulento como él.

-Con esta van cuatro veces que interrumpes mi rutina, Steve. -Le dije y el rubio asintió, aceptando su error.

-Mi error, lo siento. -Pero a pesar de lo arrepentido que se podía ver, una semi sonrisa se dibujó en sus labios. -¿Hay algo que pueda hacer para remediar mi impertinencia?

-Déjame hacer mi rutina tranquila, Rogers. Sólo eso. -Pedí. Di un suspiro y dispuesta a volver a mi trote, me despedí de él, pidiéndole por segunda vez que no volviera a hacer lo mismo. Sin embargo, éste, ante de que comenzara a moverme tomó de mi brazo y me detuvo.

-¿Qué tal un café?

-¿Qué?

-Un café, _______. Para compensar mi mala actitud. -Se encogió de hombros. -Sólo si quieres, claro.

Un café con el capitán Rogers, pensé en mi fuero interno y mis ojos no dejaron de analizar su rostro en espera de una respuesta favorecedora. ¿Qué podría salir mal? Después de todo, había sido un sujeto simpático y no tenía pinta de que fuese a secuestrarme o algo por el estilo. Tenía buenos modales y ello me hacían confiar en él y en su palabra de no volver a interferir en mi rutina diaria.

-Vale, un café. -Acepté. -Tendré que ver Sherlock otro día. -Dije aquello para mí misma, pensando en que iba en el mejor capítulo y había prometido terminar la serie durante la tarde. Steve me observó intrigado y por su mirada supuse que no conocía la serie. -Sherlock. -Dije y él negó.

-Lo siento, no sé qué es. -Murmuró.

-Algunas veces se me olvida que vienes de otro tiempo. -Suspiré. -Es una serie sobre un detective. ¿Te gustan ese tipo de tramas?

-Me parecen interesantes. -Comentó. -Pero no soy muy fanático de la televisión. - Confesó. Metió su mano en el bolsillo de su buzo y sacó lo que parecía ser una libreta y un lápiz. Abrió la primera página y escribió en ella algo que no pude lograr ver. -Pero la veré para ponerme al tanto.

-Me parece bien. -Sonreí. - te puedo dar más datos sobre este siglo, para que estés al día.

Steve aceptó.

-Esta noche, a las ocho. -Dijo. -Te paso a buscar.

-Pero no sabes donde viv... -Y no logré terminar el enunciado, Steve ya había comenzado a correr.





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Le doy la bienvenida a este OS el cual, me da emoción comenzar. Hace meses estaba pensando en subir algo con Chris y Steve. A si que aquí estamos.

Tuve que subirlo otra vez por que Wattpad me estaba poniendo problemas para subir. En fin, espero que esto tenga una buena llegada y sea de su agrado <3.

Lov para todas! <333

S. Rogers - C.Evans || One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora