LXIX - Steve Rogers

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69.- I'm sorry II (Continuación Os LXI)

Las familias pelean; las parejas pelean; los hermanos pelean. Todo ser humano tiende a pelear y a discutir con otro, fuese o no familiar. Los amigos igual riñen, más, sólo unos pocos logran dejar el orgullo de lado, perdonar al otro y seguir con la amistad. Sin embargo, este proceso de reconciliación, no sucedió con nosotros.

Creí, por un momento, que la riña entre el equipo concluiría durante la semana; creí que hablaríamos como personas civilizadas, maduras y con el sentido fraternal que cada uno tenía para con el otro. Pero nada de eso pasó. Seguimos divididos, cada uno empecinados en que, teníamos razón en firmar o no el libro que nos había entregado el gobierno.

Todo empeoraba, más, cuando creí que la riña grupal había llegado a su punto máximo, surge un nuevo problema que, en definitiva, nos deja aún más a la deriva. Al menos a mí personalmente: El asesinato del rey de Wakanda por Bucky Barnes. Ahora, tenía que elegir entre firmar el libro y pelear contra Rogers, o unirme a él y vivir como posible fugitiva del estado.

—¿Lista? —Me preguntó Natasha antes de reunirnos con el equipo. Mi cuerpo se vio reflejado en el espejo; me miré unos segundos antes de responderle a la rusa. No, pensé. No estoy lista, no quiero pelear.

Volteé y a duras penas formé una sonrisa en mis labios. Romanoff frunció sus labios ligeramente, se acercó a mí y me tomó por los hombros.

—¿Qué opción tengo ahora, Nat? —Murmuré cabizbaja. Bien sabía que ella tenía conocimiento de lo que sucedía con mis sentimientos. Sabía lo que pensaba pues, fue mi instructora cuando llegué a SHIELD por primera vez. Sabía cuándo mentía, cuando me sentía feliz o disgustada. Ella lo sabía todo y yo, aborrecía aquello.

—Luchar por lo que tú crees es lo correcto. —Me dijo. Su voz era suave, casi maternal.

—¿Aunque esté equivocada? — Murmuré.

Romanoff sonrió apacible.

—Si tú crees que es lo correcto luchar por lo que tú crees es lo adecuado ¿qué más da? —Sonrió tierna. —Es tu ideología, nadie tiene el derecho a decirte lo contrario.

Suspiré, dejando salir el aire de mis pulmones con pesadez. Me sentía abrumada y desgastada al sentir mi corazón dividido en dos.

—¿Tú crees que estás haciendo lo correcto? —Inquirí.

Romanoff asintió.

—Creo que debemos tener límites, _____________. Sólo así nos ganaremos la confianza de los civiles y, respectivamente del gobierno. —Explicó. —Es más bien una táctica. Debería dar resultado. —Se encogió de hombros. —Vamos, Tony nos está esperando.

Caminé junto a la espía, sin decir absolutamente nada.

Localizaron a Rogers en el aeropuerto de Leipzig, Alemania. Mi corazón se apretujó en el centro de mi pecho cuando llegamos al lugar y le vi de pie, frente a nosotros. Traté de hacer contacto visual con él, teniendo la esperanza de que, al verme directamente a los ojos, entendería la tristeza que me causaba verlo en el bando contrario. Pero lo único que conseguí, fue su indiferencia. Él no me miró en ningún momento.

¿Qué era lo correcto en toda esta locura? Bien no lo sabía. Lo que sí sabía y, con mucha certeza, es que mi relación de noviazgo con Steve había llegado a su fin por una riña que, ninguno del grupo supo cómo manejar.

—Esto no tiene por qué terminar así, Rogers. —Le dijo Tony a Steve, quien permanecía impasible ante cada persuasión del multimillonario. —Coopera por favor.

S. Rogers - C.Evans || One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora