XVII - Chris Evans

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17.- It's a goodbye II (continuación OS XVI)



¿Cuántos días debían trascurrir para olvidar a quien no es correspondido? Me lo cuestioné muchas veces y, me desesperaba no tener la respuesta. Desear a alguien y no poder ser libre de amarlo era una de las peores formas de morir en vida.

Durante los días en los que decidí buscar mi paz interior y alejar el recuerdo de Chris, encontré un lugar bastante ameno y reconfortante. No era una playa. Era una nueva ciudad. Tomar decisiones no era lo mío. Nunca sabía cuál era la correcta, pero, desde que decidí no ir al matrimonio de Evans, me vi en parte, libre y con las agallas necesarias para tomar otra decisión importante en mi vida. Una de las tantas que debí tomar hace tiempo atrás.

Otra de ellas, fue desprenderme del recuerdo de Chris de forma definitiva y dejar que otro ocupara su lugar. Debía aprender a amar a alguien distinto, y también debía dejar que, ésta nueva persona, me amara. Fue difícil, no lo puedo negar. Un parte de mí quería borrar todo recuerdo vivido con Chris; nuestras cenas amistosas, nuestros abrazos fraternales, el apoyo incondicional que ambos nos dábamos, las llamadas nocturnas y risas divertidas. Todo ello, lo quería fuera de mi memoria. Más la otra parte, lo quería allí, en mi corazón y mente. Quería su recuerdo danzando en lo más profundo de mi psiquis.

No me pareció justo, después de todo lo que Pete estaba haciendo por mí. Decidí, nuevamente, con valentía, terminar con su recuerdo definitivamente. Chris ya no sería parte de mi vida, ni el responsable de mis lágrimas en mitad de noche. No más.

—Amor. —Me dijo Pete, desde el marco de la puerta. Su semblante era decorado por una sonrisa tierna. Se acercó a mi lado y rodeó mi cintura con sus brazos, atrayéndome a él. Nuestros cuerpos se vieron reflejados a través del espejo en el que me estaba mirando. Era perfecta la imagen. Tardé un buen tiempo en reconocer que ambos éramos piezas que encajaban a la perfección.

—Me falta poco. —Le dije, mientras tomaba del mueble unos aretes medianos y blancos que combinaban con el vestido rojo que me envolvía. —¿Has llamado al restaurante para confirmar que iremos?

—Ayer lo hice. —Besó mi cuello, deslizándose hacia mis hombros desnudos. —Te ves preciosa, ¿lo sabías?

—Si tú lo dices. —Reí.

—¡Claro que lo digo! —Exclamó divertido. —Eres hermosa. Me cuesta trabajo creer que logré conquistarte. —Carcajeó. —No fue tan fácil hacerlo. Eras muy quisquillosa. —Rio. Sonreí automáticamente, siendo inevitable recordar los meses en donde Pete trataba de conquistarme. Chris en ese entonces, no tenía intenciones de abandonar mi corazón.

Le miré por última vez a través de espejo antes de salir rumbo al restaurante, a celebrar nuestro tercer aniversario juntos.

El lugar era uno que frecuentábamos todos los fines de semana cada vez que teníamos tiempo. Los mozos y recepcionistas ya nos ubicaban, por lo que, ya nos tenían un puesto guardado especialmente para nosotros, en el mejor lugar que el restaurant tenía. Allí, la ciudad se contemplaba en todo su esplendor desde el gran ventanal que decoraba el recinto. Las luces de los faros ornamentaban la ciudad, en conjunto con el cielo estrellado y la luna blanca y pura en lo más alto del cielo. Era realmente hermosa aquella vista, y lo era aún más si se contemplaba en compañía.

Por una extraña razón, pensé en Chris. Mi felicidad se desvaneció cuando su imagen se proyectó frente a mis ojos, viendo el destello en su semblante cada vez que una sonrisa decoraba su fisonomía. Negué ligeramente y esbocé una sonrisa a Pat, quien mencionaba lo mucho que me amaba y lo feliz que era al tenerme en su vida.

S. Rogers - C.Evans || One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora