48.- Unexpected visitor
Mi corazón nunca había golpeteado tanto mi pecho como lo hizo en aquel momento; mis ojos ardían, y mi boca se secó considerablemente cuando decodifiqué lo que mi novio me estaba confesando. ¿Tanto me odiaba la vida? me pregunté una y otra vez, mientras lo escuchaba del otro lado del celular, pidiendo perdón una y otra vez por el daño que me había causado verlo besar a otra.
Respiré profundo, me armé de valor y le interrumpí.
—Terminamos. —Murmuré, a punto de comenzar a llorar. Mis lágrimas estaban allí, queriendo salir a flote. Sin embargo, las reprimí. No iba a llorar si sabía que él me iba a escuchar. Volví a respirar profundo y me di ánimos para seguir adelante. —No hace falta que me des más explicaciones; vi lo justo y necesario para darme cuenta que tú, nunca me amaste...
—Lo hice... —Musitó mi novio. Negué y solté una carcajada que, dejó a la vista el deseo que tenía por querer llorar. —__________...
—Que tengas un lindo día. —Dije y colgué el llamado.
Rompí en llanto cuando corté la llamada; me tiré a la cama y de allí no me levanté hasta la tarde, donde desperté con un terrible dolor de cabeza y más ganas de llorar cuando me percaté que, todo lo que había sucedido, había sido verdad.
Andrew y yo habíamos dado fin a nuestra relación.
—¿Todo bien? —Preguntaron tras la puerta.
—Todo bien. —Afirmé.
—¿Puedo pasar?
—Quiero estar sola, John. —Pedí, desganada. Mi hermano, como siempre, no preguntó nada más. Su voz no se hizo sentir más.
Volví a quedarme dormida entre recuerdos y más lágrimas. Cuando desperté, estaba todo oscuro y en completo silencio. Abandoné mi habitación con la intención de ir por algo de comer. Bajé hasta el primer piso, en dirección a la cocina. Más me desvié al baño por algo de luz y agua para poder refrescar mi rostro.
Me impresionó ver mi reflejo; demacrado, pálido y con una terrible irritación en mis ojos a causa de las ácidas lágrimas que, pese a las horas transcurridas, seguían desplazándose por mis mejillas. Negué una y otra vez, molesta conmigo misma.
—Nunca más le creo a un hombre. —Murmuré para mí, observando mi reflejo y la expresión de indignación impresa en mi rostro.
Con aquel pensamiento, salí del baño y fui por algo de comer a la cocina. Abrí el refrigerador y hurgueteé entre lo que teníamos para comer. Sonreí al ver un pedazo de pastel con una nota sobre él. John solía dejarme pequeños regalos cuando tenía un mal día.
Le agradecí en mente, con una sonrisa en mis labios. La primera que pude esbozar después de días sin poder realizar una con naturalidad.
Saqué el plato y me senté frente a la mesa. Miré el pastel de chocolate y me relamí los labios al imaginarme el sabor que ésta tenía. No esperé más; la cuchara aterrizó en la masa achocolatada. Lancé un ligero gemido cuando mis papilas gustativas degustaron el chocolate.
—Bastante bueno, ¿no? —Preguntaron tras de mí. Salté sobre mi puesto; molesta me giré para encarar a mi hermano, pero cuando le miré, me vi sorprendida por la presencia de su mejor amigo. —Esa torta es una de mis favoritas. Supuse que te podía gustar...
Fruncí el ceño, confundía.
—C-chris... —Murmuré, atónita. —¿Q-qué haces aquí? ¿Desde cuando estás aquí? —Inquirí.
—Vine a visitar a tu hermano. —Rio el rubio. Su cuerpo reposó contra el marco de la puerta, se cruzó de brazos y me observó con diversión. —Llegué durante la tarde.
—John no me mencionó que vendrías. —Me encogí de hombros. Chris caminó hasta el mueble y sacó un vaso de allí. Lo llenó de agua y se lo tomó. Respiré profundo, tratando de mantener la calma interna. —Te ves diferente...
—Ha pasado cinco años, ____________. —Rio. — ¿Puedes creerlo? La gente cambia, al menos físicamente. —Volvió a reír. — Tú también te ves diferente.
—Uhmm, gracias. —Sonreí, un tanto cohibida.
—Debo admitir que los extrañé. —Rio suavecito.
—John también te extrañó. Ya sabes, eras como su hermano. —Sonreí, recordando lo feliz que era John cuando Chris llegaba a casa. — El único ser humano que lograba entenderlo... Me alegro que estés de vuelta, Evans. A John le hará bien.
Chris permaneció en su lugar con una sonrisa impresa en su rostro. sonrisa que, no dejaba de cohibirme. Mi anatomía se movía con torpeza y él, insistía en seguir mirándome con cierta diversión. El silencio entre los dos se volvió molesto para mí. Quería arrancar hacia mi habitación lo más rápido posible y encerrarme hasta que él se fuera de casa. Más mi lado sensato me hizo ver lo ridícula e inmadura que me vería haciendo aquello. John se vería avergonzado y eso era lo que menos quería ocasionarle.
Con dignidad, tomé el plato con el pedazo de torta intacta y me dirigí hasta la salida, no sin antes despedirme del rubio.
—____________. —Me llamó Chris.
—Dime. —Le miré, atenta a lo que me diría.
—¿Me extrañaste? —Preguntó.
Alcé mi pecho en un acto por adquirir el aire suficiente para poder seguir respirando. ¿Que si lo había extrañado? ¡Diablos, claro que sí! Después de todo, había sido el muchacho de quien me había enamorado. Y, Pese al tiempo que había transcurrido, Chris seguía causando estragos en mi corazón. Los mismos que causaba cada vez que llegaba a casa junto a mi hermano, hace cinco años.
Lancé un suspiro y, dispuesta a seguir mi camino, comencé a caminar.
—Buenas noches, Chris Evans. —Me limité a decir, ocasionando una risita divertida por parte del rubio.
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Veré si me llega la inspiración para hacerle segunda parte ;)
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S. Rogers - C.Evans || One Shots
FanfictionSteve Rogers || Chris Evans here One Shots.