XXXII - Chris Evans

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32.- Write a book, plant a tree and have a child

Nota: Smut babys >:) 

En cuanto desperté, me levanté y me dirigí a mi oficina en busca de mi ordenador. Tenía que escribir la idea que acababa de tener antes de que se esfumara de mi mente. Hice tronar mis dedos antes de plasmar mis ideas y luego, me dispuse a escribir el nuevo contenido del libro que estaba realizando hace meses atrás.

"Capitulo quince.

Dudas y problemas. "

Mis dedos se deslizaron por el teclado del notebook, mi vista viajaba de línea en línea mientras escribía las palabras que describían las dudas que se alojaban en la vida de la protagonista del libro. Una muchacha de veintisiete años cuya familia se vio totalmente indignada cuando supo que, uno de sus mejores amigos y, también ex novio, volvió a la ciudad después de años sin saber nada de él. Para la protagonista fue algo sorpresivo y un suceso que denotaba alegría pues, había sido su primer amor, su primer beso y también su primera vez. Más, para la familia, era el sujeto que arruinaría la vida de su hija y el futuro matrimonio que le esperaba con uno de los amigos de su padre.

Si, era una novela que dictaba, al menos para mí, un cierto aire de incertidumbre por no saber qué haría la protagonista ahora que su corazón comenzaba a latir por un personaje que no era su novio, pero, que, pese a ello, debía también pensar en que su futuro casamiento, salvaría a su familia del quiebre económico que cruzaba su familia.

Aquel libro no era más que una entretención, pero también, mi vida reflejada con el pasar de los años. En otras palabras, aquel libro narraba gran parte de mi vida. Mis decisiones, los problemas familiares y la llegada de quien ahora, es mi esposo.

Sonreí en cuanto plasmé las primeras líneas; muy en el fondo, pese a que decía que no tenía intenciones de publicarlo, lo deseaba. Quería que las muchachas tomaran el control de sus vidas e hicieran lo que su corazón dictaba. Tal como lo hice yo en algún momento de mi vida; claro, se vive con las consecuencias de aquellos actos, aberrantes para algunos, pero la felicidad que se siente por no ser parte del sistema y sublevarse ante lo impuesto por la familia y, respectivamente la sociedad, es indescriptible.

—Te has levantado muy temprano hoy...—Comentó mi esposo desde el marco de la puerta. Alcé la mirada y observé que en sus manos yacían dos tazas de café humeantes. —Esperaba verte en la cama cuando despertase. Tenía ganas de regalonearte un rato...

—Regaloneamos mucho durante la noche, Chris. —Le recordé mientras esbozaba una risita coqueta. —¿No lo recuerdas acaso?

—Uhm, no mucho. —Frunció la nariz. Se acercó hasta mi escritorio y depositó la taza allí. —Me suele dar amnesia durante la mañana. Especialmente después de una noche de sexo salvaje. —Se encogió de hombros. —¿Fue bueno?

—Totalmente. —Afirmé y seguí escribiendo, sin dejar que ninguna idea se me escapase.

Evans se encaminó hasta llegar tras de mí, posó sus manos en mis hombros y comenzó a masajearlos con suavidad. Besó mi cabello, descendiendo hasta llegar a mi cuello, donde guio sus labios hasta la piel de mis hombros y brazos desnudos.

—¿Me ayudarías a recordar? —Susurró en mi oído, atreviéndose a morder el lóbulo de mi oreja.

—Amor, estoy ocupada ahora. —Reí. Evans seguía deslizando sus labios por los lugares más comprometedores. Respiré profundo y detuve mi trabajo. Giré mi cabeza para poder quedar frente a su rostro y así, poder captar sus labios.

—¿Eso es un sí? —Preguntó con inocencia.

—Deberías saberlo. —Volví a reír. Me levanté de la silla y permití que él se sentara en ella. Rápidamente me senté en su regazo, a horcajadas. Comencé con mis labios, la travesía de besar su cuello mientras mis manos luchaban por despojar su camiseta. Deslicé mis manos a lo largo de su torso una vez se encontraba descubierto. Me permití guiar mi lengua y morder ligeramente las áreas que yo sabía lo tendrían pidiendo por más.

—Bebé... —Jadeó. Sujetó mi cabello y dio un ligero tirón.

—¿Estas recordando? —Le pregunté divertida, volviendo a morder, esta vez, su bajo vientre. Evans lanzó un gruñido gutural. Dirigí mis manos hasta el borde de su pantalón y comencé a estimularlo. Reí divertida al ver la anatomía de mi esposo retorcerse en su lugar.

—M-me es-estas matando. —Gruñó.

—¿Pero estas recordando...? —Inquirí.

—Un poco. —Jadeó.

—Bien, quizás con esto logres recordar todo. —Sonreí perversa. Tomé el borde de su pantalón y, como pude lo bajé hasta sus rodillas. Hice lo mismo con mi vestuario; un short que solía usar como pijama. Lo deslicé en conjunto con mi ropa interior, me volví a sentar sobre él, pero esta vez, dejé que su hombría me inundara completamente.

Soltamos un gemido en conjunto. Sus manos rápidamente se posaron en mi cintura y desde allí, tomó el impulso necesario para moverse junto a mí.

—Tenemos que ser rápidos. —Le advertí.

—Sí, sí. —Asintió Evans sin dejar de mover su cadera contra la mía. Mi seno derecho fue acariciado y estimulado por una de sus manos y, por consiguiente, por su boca. Gemí y arqueé mi espalda ante la sensación que me proporcionaba sus dientes y labios alrededor de mi seno.

—M-mierda, ¡Chris! —Gemí. —Sí que recuerdas como fue la noche anterior. —Reí entre jadeos. Mis manos toqueteaban su pecho y bíceps. —Amor... —Me abracé a él con fuerzas, sintiendo los primeros indicios de mi orgasmo. Ante ello, ante el gemido que lancé y traté de ahogar en la cavidad de su cuello, Evans comenzó sus movimientos con más ímpetu, llevándome, notablemente, a la perdición.

—F-falta poco, c-cariño. —Ronroneó en mi oído. Lanzó otro gruñido.

Sólo segundos pasaron para que nuestros cuerpos se contrajeran y nuestras bocas emitieran un ahogado gemido a la par. La habitación fue inundada por nuestro jadeos y quejas de los espasmos dolorosos que sentimos mutuamente. Agradecí, internamente, que mi oficina estuviese alejada de los demás cuartos. Lanzamos una risita traviesa en cuanto comenzamos a tener la noción del tiempo y de lo que acababa de suceder.

Me permití quedar agazapada entre sus brazos por unos segundos, besando su rostro y susurrando mi amor por él. Luego, me levanté, Chris limpió todo el desastre y volvimos a nuestros puestos. Él sentado sobre uno de los divanes de mi oficina y yo, frente al ordenador con la intención de seguir escribiendo.

—¿Por qué tanto afán por escribir un libro? —Me preguntó de repente.

—No has escuchado esa frase que dice "Escribir un libro, plantar un árbol y tener un hijo" —Le pregunté. Evans soltó una risita divertida.

—¿Quieres hacer eso?

—Lo estoy haciendo. —Reí. —Terminando el libro, pienso plantar un árbol, justo allí. —Indiqué con mi dedo índice el patio de nuestra casa. —Y luego...

—Un hijo. —Rio enternecido. —Con lo que acaba de suceder ahora y, con lo que sucedió en la noche, creo que nos saltamos todo hasta el último punto. —Se burló. —¿No importa si van o no en orden?

—Lo idea es que sea en orden... —Suspiré. —Pero, por ti puedo hacer la excepción. De todas formas, habré cumplido con las tres cosas que se deberían hacer en la vida.

Chris rio. se levantó del diván y se acercó a mí para depositar un único y tierno beso en mis labios.

—Espero que hayamos logrado concebir un bebé. —Murmuró en mis labios. —Deseo tener un hijo contigo.

—Yo también, amor. —Sonreí tierna.

Una ligera risita se escuchó desde fuera de mi oficina. Chris volteó para ver al intruso, pero, al percatarse de que la puerta estaba cerrada, pidió que entrara. De inmediato se hizo sentir la presencia de sus dos sobrinos quienes, se lanzaron a los brazos de su tío. 

S. Rogers - C.Evans || One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora