XLVII - Steve Rogers

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47.- Tulipanes rojos.


Le miré, total y patéticamente embelesado desde mi puesto. Ella caminaba de un lado a otro, hablando por celular, riendo y exclamando con felicidad. Inferí que algo bueno le estaba sucediendo como para que soltara grititos alegres, y lo confirmé cuando __________, soltó el aparato tecnológico y se acercó a mí con una enorme y deslumbrante sonrisa.

—¡Seré tía! —Chilló, saltando y lanzándose a mis brazos. La sujeté con fuerzas, y no dudé en compartir su felicidad. No había nada más lindo que verla sonreír, mirarla a los ojos y saber que ella, era realmente feliz.

Así era ___________. Una muchacha que se alegraba hasta por lo más nimio y, fue ello lo que me atrajo de ella. Su alegría, sus ojos cuando destellaban en felicidad, y su sonrisa, aquella que, decoraba su rostro gran parte del día.

—Me gusta verte feliz. —Murmuré, muy cerca de sus labios. Pese a haber tenido la oportunidad de haberla besado anteriormente, no podía evitar cohibirme ante la cercanía que teníamos. Nunca fui alguien dado al contacto femenino; los nervios me jugaban en contra, siempre y en todo momento. Por lo tanto, tenerla tan cerca de mí, para mí, era un logro personal.

Sin embargo, ___________ no se hacía problema alguno; rio y dio un casto beso en mis labios.

Aquel ósculo, suave, cálido y tierno, fue lo suficiente para originar, nuevamente, las mariposas en mi interior. La abracé con efusividad y me atreví a devolverle el beso antes de que se fuese de mi lado.

—Tú eres parte de mi felicidad, Rogers. —Sonrió la muchacha. —Aunque no lo creas. Verte me hace completamente feliz.

Dicho aquello, se bajó de mi anatomía, prometiendo que, durante la tarde, saldríamos a dar un paseo por la ciudad.

La promesa fue lo único que quedó dando vuelta en mi mente; el entusiasmo de volver a verla, tomar su mano, besarla y deleitarme con su presencia era algo que realmente anhelaba. Nunca creí enamorarme así de alguien, y menos en una época totalmente distinta a la que viví. Creí que el amor en mi nueva vida no tendría cabida, creí que, sólo había revivido para ser un soldado, el que comandaba el equipo Avengers, pero, desde que vi a __________ como una nueva recluta, todo en mi vida cambió.

Absolutamente todo.

—Deberías pedirle que sea tu novia, Rogers. —La voz suave de Romanoff inundó el silencio en la cocina. Le miré y sonreí. Ella sonrió de la misma forma, pero con cierta coquetería. —Algunas veces, es mejor actuar y no dejar pasar la oportunidad.

—Lo dices como si la fuese a perder. —Reí divertido. Nat se encogió de hombros, tomó una taza y preparó café. —Es demasiado para mí. —Musité.

—¿La quieres? —Interrogó.

—Más de lo que tú te puedes imaginar. —Confesé. Romanoff sonrió con ternura, algo que, no era muy habitual ver en ella.

—Compra un ramo de rosas bonito y pídele que sea tu novia. —Me aconsejó. —Estoy segura que ella lo lleva esperando mucho tiempo.

Y si, Romanoff tenía razón, debía dar el paso que tanto temía dar.

—Gracias, Natasha.

—De preferencia, compra tulipanes rojos... —Me sugirió antes de verme desaparecer por la puerta. —Tengo entendido que son especiales para declarar tu amor a alguien.

Con aquel consejo y totalmente motivado a declararle mi afecto a _________, abandoné el complejo y me dirigí a los puestos de flores más cercanos en busca de los tulipanes rojos que, muy en el fondo, sabía le iban a encantar.

Cuando llegué nuevamente al complejo Nat me informó que __________ había sido asignada a una misión que no le tomaría mayor parte de su tiempo, asegurándome que volvería durante la noche. Tiempo suficiente para poder idear un discurso y declararle mi amor sin tartamudear en el proceso.

Las horas pasaban, y yo más nervioso no podía estar. Recitaba una y otra vez las palabras exactas que le diría para pedirle que fuese mi novia. Ensayé frente al espejo, y más estúpido no me pude sentir. Dejé el ensayo de lado y me dispuse a esperar su llegada, sin dejar de sentirme como el zonzo muchacho de Brooklyn.

El reloj marcó las diez de la noche.

Luego las doce.

Caminé de un lado a otro, ansioso y un tanto temeroso ante mi rápida y fatídica imaginación. Hasta que escuché el Quinjet aterrizar, y con ello, la presencia de un alboroto bastante extraño.

—¡Bruce! ¿¡dónde está Bruce!? —Gritaba Tony, desesperado. —¡Banner!

Me apresuré en llegar al living, alarmado y con el corazón en mano, temiendo lo peor. Paré en seco cuando, la realidad, cruda y sin misericordia alguna, me golpeaba justo cuando crucé la puerta hacia el living.

Fue cuando la vi, en los brazos metálicos del traje de Tony, inconsciente, sin ningún atisbo de vida alguno.

El operativo fue bastante rápido, pero ineficaz. Banner hizo lo posible para devolverle la vida a _________. Utilizó todo lo que estaba a su alcance; técnicas y conocimientos médicos, pero, cuando la vida quiere ser injusta, lo es, independiente de todo lo que se haga en su contra.

—L-lo siento, Rogers. —Musitó Romanoff a mi lado, contemplando el cuerpo inerte de __________. Quise responder, inclusive, llorar. Más permanecí mudo, observando un punto fijo en el cuerpo sin vida de __________, atónito ante las diversas emociones que recorrían mi anatomía.

Con las lágrimas ascendiendo, observé el ramo de tulipanes rojos. Lo dejé a su lado, finalmente rompiendo en llanto, creyendo que, las flores, siempre estuvieron destinadas para ese momento.






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si, sé que soy mala al volver con un Os sad :( But, prometo que el próximo será lo contrario <3.

Gente, ¡sobreviví! Extrañaba esto jeje. ¡Las extrañaba tanto!<3

Qué decir, fue el semestre más estresante que pude tener, pero, ya lo estoy terminando. De hecho, ahora si vendrán Os más seguidos ;) Tengo una que otra idea dando vuelta por ahí.

Gracias por todo, por sus comentarios, votos y amabilidad. No puedo creer la cantidad de leídos y votos que tiene este libro <3. Nunca creí llegar tan lejos JAJAJA <3.

!Nos estamos leyendo, babys!

S. Rogers - C.Evans || One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora