63.- Don't worry, he will be fine
Durante una semana no supe nada de él. Ninguna llamada, ningún mensaje. Absolutamente nada. Y, es que era raro que él no contestará mis llamados o no me enviase algún mensaje de texto. Siempre lo hacía, a cada hora; antes de dormir, o al salir a alguna misión.
Ante las ansias que sentía por no saber nada de Steve, vi la posibilidad de ir a la torre Stark y cerciorarme de que estuviese con vida, pero él me había comentado que nadie en ese lugar sabía de mi existencia. La explicación era clara: Steve no quería que nadie supiese que estaba en una relación, por mí bien, decía. Y le creía. Hasta el momento, la relación prometía un futuro ameno entre el anonimato.
Dilucide de todas formas si ir o no a la torre del famoso Tony Stark. Mi anatomía se movía de un lado a otro entre las cuatro paredes de mi hogar, desesperada por no saber sobre su bienestar. Decidida, luego de minuto cuestionándome si ir o no, tomé mi abrigo y mis llaves con el fin de encontrar su paradero.
Steve me importaba más que el peligro que corría si se enteraban de nuestra relación.
Parpadeé perpleja frente a la puerta previamente abierta. Tras ella se encontraban dos sujetos observándome detenidamente y con un semblante impasible. Fruncí el ceño, confundida y con tremendas ganas de saber quiénes eran. Más no pregunté nada; la impresión de verlos allí me había dejado sin palabras.
La mujer, pelirroja y con facciones muy atractivas, alzó una de sus cejas mientras me observaba. Observó a su compañero con ligereza y asintió levemente. El hombre de tez morena le imitó el gesto, esbozando una media sonrisa en sus labios.
Retrocedí asustada. En mi mente se me pasaron un sinfín de pensamientos con respecto a los dos individuos que me miraban con bastante curiosidad, pero con cierto atisbo de triunfo. Al menos, eso vi en la sonrisa del moreno. Más la pelirroja, parecía no inmutarse con nada del mundo.
Cerré la puerta, ante un acto reflejo por mantener mi integridad intacta. Fue cuando sentí la mano de la mujer golpear la madera sólida con fuerzas. Brinqué asustada y no hice más que correr al interior del living pensando lo peor. Steve, pensé en mi fuero interno, temerosa. Deseé que apareciera, le quería ver entrar por esa puerta y sentirme segura con su presencia; saltar a sus brazos y decirle lo mucho que lo extrañaba. Pero el rubio, nunca apareció.
—Somos los buenos. —Se apresuró en decir el moreno. —Soy Sam... —Dijo, utilizando un tono de voz suave, tratando de calmar mi temor. —Ella es Natasha. Somos amigos de Steve.
Y dicho aquello, mis ojos se agrandaron por si solos cuando escuché el nombre de Rogers.
—¿L-le sucedió a-algo? —Balbuceé, temiendo escuchar la respuesta. La pelirroja negó ligeramente, sin embargo, el moreno no hizo lo mismo. Él se expresaba a través de su mirada. Algo le acongojaba.
—Tuvimos una misión... —Dijo la mujer. —No hace mucho. —Me mordí el labio con inquietud. —Está en el hospital mal herido. —Informó.
Me mordí el labio aún más cuando sentí que las lágrimas iban a salir a cántaro. Pero ello no fue suficiente. Salieron sin más, liberándome de toda incertidumbre por saber su paradero. Ahora sabía el motivo real del por qué el capitán nunca me llamó de vuelta.
—Me hubiese gustado conocerte en otra situación, __________. —Dijo Natasha mirándome por el retrovisor del auto una vez nos dirigíamos al hospital en donde yacía Steve inconsciente. —Nunca imaginamos que Rogers fuese a tener pareja.
—Nunca insinuó nada. —Rio ligeramente Sam. —¿Hace cuánto están juntos?
—Dos años. —Murmuré, sin quitarle la mirada al ventanal a mi lado, observando las pequeñas gotas comenzando a caer.
—¡¿Dos años?! —Exclamó el moreno. —¿Y cómo nunca nos dimos cuenta, Romanoff? Tú eres una espía calificada, ¿cómo es que nunca sospechaste nada? —Le preguntó a la pelirroja, quien no contestó después de unos segundos analizando la situación.
—Respeto la intimidad de Rogers. Sé que es reservado, por lo tanto, quise pasar en alto todos los indicios de un posible romance con alguien. —Explicó, y le agradecí internamente su distancia. Bien sabía que a Steve le incomodaba que alguien indagara en su vida. Incluso yo. Nunca me contó mayor detalle de su pasado. Lo que sabía de él era algo que todo el mundo sabía con respecto a la leyenda viviente. Que era un soldado de otro tiempo, un vengador, un gran hombre.
—¿Cómo supieron de mí? —Interrogué.
—Tiene una libreta donde suele dibujar. — Contestó el moreno. — Tiene muchos retratos tuyos, ________. Supusimos que era correcto avisarte sobre su paradero.
—Gracias. —Musité. —De verdad.
El trayecto al hospital había sido bastante largo a mi parecer, pese a que Steve se encontraba en el recinto de salud central de la ciudad. Ambos sujetos me escoltaron incluso en el interior del edificio, explicándole a quienes cuidaban su habitación quién era yo.
—Puedes quedarte el tiempo que quieras. –Me dijo Natasha. —Se alegrará cuando te vea a su lado. —Y dicho aquello, miró fugazmente al interior de la sala y se retiró, dejándome el paso libre para ir al lado de mi novio.
Nuevamente, las lágrimas surgieron cuando vi la anatomía de Steve con los signos claros de haber tenido una misión altamente peligrosa. Su rostro estaba magullado y cubierto de hematomas rojas y moradas; uno de sus pómulos estaba inflamado, abarcando parte de su ojo derecho el cual, debido a la inflamación, inferí que no podría observar con normalidad.
—Steve...Cariño. —Gemí entre lágrimas. Mi garganta se cerraba con fuerzas, ejerciendo presión a mis cuerdas vocales; ardía el llanto encerrado. Ardía mi alma por no poder hacer nada por él más que esperar a que despertara. —Amor... —Acaricié su brazo desnudo, y me incliné para poder besar parte de su mejilla herida.
Fue cuando su cuerpo se movió con suavidad entre las sábanas, al igual que sus parpados. El azul de sus ojos se dejó ver de inmediato; ¡extrañé tanto ver el color de sus ojos! amaba perderme en ellos siempre que hacíamos el amor o nos dedicábamos frases con el fin de hacerle saber al otro cuánto nos amábamos.
—___________. —Murmuró Steve en un hilo de voz, apenas audible. Cerró nuevamente sus ojos y respiró profundo, quejándose en el proceso.
—N-no te esfuerces. —Tomé su mano. —Tranquilo, cariño. Estoy aquí.
—Lo siento. —Musitó. —Lo siento tanto...
—Amor, no pasa nada. —Reí suavemente. —No te lamentes por algo de lo que no eres culpable. Lo importante es que estas vivo. Eso es lo único que importa, ¿sí? —Y volví a inclinarme, esta vez, para besar su frente. —Te amo Steve. —Gemí.
—Yo también. — Esbozó una sonrisa. —Prometo contarte todo cuando salga de aquí. —Suspiró. —Lo prometo.
Y, por las lágrimas que comenzaban a invadir su mirada, supuse que había sido una misión difícil y muy significativa para el capitán.
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No sé qué le pasa a wattpad que anda re loco. Está el rumor de que eliminará las historias con smut >:( so, puse en borrador los Os que tienen smut, cuando vea que el asunto se calma, volveré a publicarlos.
Justo hoy quería publicar smut del bueno >:( but, no me quiero arriesgar ah.
Luego volverá el smut, pequeñas >:) no hoy ni mañana, pero volverá ah