LXXXV - Steve Rogers

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85.- Roller Coaster


Fruncí el ceño y gruñí entre dientes; la torre stark era, otra vez, invadida por lo gritos e improperios de Tony, sam y Clint. No era extraño escucharlos los fines de semana gritando en la habitación de recreación que el propio Tony había construido por gusto propio. Cuando supo sobre los juegos de realidad virtual, el mismo quiso inventar uno y compartirlo con quienes conformaban parte del equipo Avengers.

Evidentemente yo no era participe de ello, a diferencia de la joven Maximoff, quien en variadas ocasiones la divisé junto a su hermano riendo a carcajadas mientras un visor de realidad virtual cubría su vista y, el asiento en el que reposaban se movía de un lado a otro. En ocasiones veía a Romanoff, pero ella no se veía muy asombrada por lo que le proyectaba el visor; se mantenía inmutable, algo que indignaba a Tony.

Admitía que aquello me llamaba la atención de cierta manera. Sin embargo, temía. Nunca fui alguien que se diera a las aventuras, y menos las que tenían carácter de ser realidades virtuales. Me conformaba con vivir la realidad, lo que se sentía en la piel. Me era suficiente para percibir todo tipo de emociones, tal como asumía se sentía en la realidad virtual.

—¿No te unes? — Me preguntó Clint, con una sonrisa ancha en sus labios. Gotas de sudor se deslizaban por su frente; respiraba un poco agitado.

Negué.

—Paso. No es algo que me llame mucho la atención.

—Te estás perdiendo la mitad de tu vida, niña. — Me dijo, entre risas divertidas. Se dirigió al refrigerador y sacó una soda. —Podrías probar, digo, algo tranquilo para comenzar.

—Gracias Clint, pero no. —Volví a sonreír, afable pero ciertamente incómoda por su insistencia.

—¿Es miedo lo que escucho, señorita Campbell? —Preguntó socarrón Tony. El multimillonario se acercó con una sonrisa ancha y ojos vivaces. A su lado caminaban Sam y Steve.

—No, yo...

—No lo niegues. —Me interrumpió Stark. —Se nota en tus ojos.

—Woow... —Rodeé los ojos. —Multimillonario, playboy, filántropo y, además, analista. —Resoplé. Tony entrecerró sus ojos. —No tengo miedo, simplemente no me atrae el juego. Fácil de entender, ¿no?

—No. —Refutó Tony. —Mañana tenemos pensado, como equipo, ir al parque de diversiones que han inaugurado estos días. Como podrás deducir, no pienso dejarte sola en la torre. Primero, porque puedes invitar a tu novio...

—! Tony! —Chillé. Clint soltó una risotada. —Ni si quiera tengo novio... —Murmuré.

—Bueno, quizás lo consigas en el parque de diversiones. —se encogió de hombros. —segundo, aún no me olvido del estropicio que hiciste la última vez que te quedaste sola. —Me señaló con su dedo índice, acusador. —Me costó la mitad de mi suelo, señorita.

Desvié la mirada hacia el suelo, avergonzada ante la alusión que Tony había dado al recordarme los días en los que, siendo novata, no podía canalizar mis poderes. Estaba molesta pues, no me acostumbraba al ambiente de la torre y tampoco al nuevo don que había desarrollado sin siquiera saber que ello, estaba dentro de mí.

Me había frustrado por primera vez en mi vida, lo que detonó en una explosión emocional que destruyó parte del complejo Avengers. Pese a que me invadió el miedo al imaginarme la cara de Tony cuando llegara al complejo, no pude evitar sentirme también, liberada de todo malestar somático. La presión en mi pecho se había ido, como así también el malestar en mi estómago producto de las experiencias que nunca quise comentar. Unirme al equipo tras un acuerdo con Fury, no fue más que la gota que rebalsó el agua.

S. Rogers - C.Evans || One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora