XXX - Chris Evans

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30.- Friends and nothing more II (Continuación OS XXIX) 


Tomé un mechón de cabello de Robert y comencé a peinarlo para su próxima escena. Downey solía ser muy hablador al momento de tener que prepararlo para que personifique a Iron Man. Yo, como siempre, le seguía el hilo a su conversación. Sin embargo, esta vez no.

Por más que quisiera prestar atención a lo que me decía, me era imposible formular comentario alguno sin tener a Evans en mi mente y su denominación de amistad a nuestra relación. Mi pecho dolía cada vez que recordaba la última noche amistosa que tuvimos. Tras ese suceso, había pasado más de una semana con esos sentimientos y pensamientos instalados en mi mente y corazón.

—Bien, creo que mi anécdota sobre cómo sobrevivir al ataque de un ganso no te pareció muy interesante... — Comentó Downey mientras me observaba a través del espejo. Reaccioné tras escuchar su voz.

—¿Ganso? —Inquirí. —¿Te atacó un ganso? ¿Cuando? —Reí suavemente. Evidentemente, sin ganas de hacerlo.

—Cuando era pequeño. —Dijo. —Pero eso ya no importa, pasado es pasado al igual que la historia. —Y me volvió a mirar, esta vez, entrecerrando sus ojos de forma inquisidora. —Suelo contar mis historias una sola vez en la vida... Ahora me gustaría saber la tuya.

—¿La mía?

—Tus ojos dicen mucho, __________. —Se encogió de hombros. —Decepción amorosa.

—¿Qué? —Musité y parpadeé perpleja. —No, claro que no.

—Evans...

—Basta. —Murmuré cabizbaja. Robert soltó una ligera risita burlona. —No tiene gracia.

—¿Qué hizo el capitán ahora? —Interrogó. Le miré sin saber si confesar mi atracción hacia a Evans. Robert no tenía mucha pinta de guardar un secreto, pero, creí en que lo haría. A decir verdad, tuve la pequeña esperanza de que él, fuese capaz de guardar lo que le iba a decir.

—M-me gusta... —Musité, demasiado bajo. Robert frunció sus cejas, logrando levantar una de ellas. —Y me duele que él, siendo que tengamos cosas en común, no me considere como algo más que sólo su amiga. —Me encogí ligeramente de hombros.

Downey iba a decir algo, pero la puerta del camerino se abrió de golpe. Sebastian Stan, envuelto en el vestuario que lo identificaba como el soldado del invierno, entró y saludó con alegría.

Se sentó en uno de los divanes que decoraba la habitación.

—¿Sucedió algo? —Preguntó el rumano. Robert me miró a través del espejo y esbozó una pequeña sonrisa. Bastante pérfida a mi parecer. Negué suavemente, pidiéndole, con mi mirada, que no dijera nada al respecto.

—Nada muy interesante. —Dijo Downey. —A ___________ le gusta Evans. —Mencionó con bastante rapidez para finalmente, sonreír como un niño pequeño después de realizar su travesura.

—¡Robert! —Reclamé.

—¿Te gusta Evans? —Rio el rumano. —Bueno, de todas formas, se sabía que uno de los dos terminaría enamorado del otro. Siempre están juntos. —Comentó y volvió a reír. —¿Necesitas ayuda con eso? —Volvió a preguntar. Negué rápidamente.

—N-no creo que necesit...

—Necesita ayuda. —Afirmó Downey, divertido. —Y ya sé qué podrías hacer. —Y dando una mirada fugaz a Stan, sonrió perverso. —Creo que Tom estaría disponible. —Dijo y acarició su barbilla con sus dedos índice y pulgar. — Lo haría yo, pero tengo a Susan... Y nuestro amigo rumano está recién comenzando una relación...

S. Rogers - C.Evans || One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora