29.- Friends and nothing more
Tomé mi vaso con café y me encaminé hacia la sala de reuniones. En ella se encontraban todos los de la franquicia Marvel reunidos desde temprano al ser citados por quienes dirigían la próxima película que saldría dentro de un año más.
Di un vistazo rápido en busca de un puesto desocupado. Saludé a la gran mayoría con un ligero asentimiento y me senté al lado de quien consideraba mi amigo y confidente. Chris me sonrió afable, atreviéndose a dejar un casto beso en mi mejilla derecha. Pude aspirar su aroma tan peculiar el cual, muchas veces le mencioné me gustaba. Pero claro, como un simple comentario que cualquier amiga le podría dar.
Amiga. Como dolía esa palabra. Rompía dentro de mí cada esperanza por obtener parte de su cariño, por obtener más que sólo su afecto como una simple amiga. Dolía enormemente escuchar aquella palabra salir de su boca.
Sin embargo, mi dignidad estaba por sobre mí. Nunca le di a entender que en mi descansaba el deseo por ser más que su amiga.
—¿Quieres comer algo en la noche? —Susurró el rubio en mi oído. Me estremecí y solté una pequeña risita juguetona. Le miré y asentí. —¿Qué te parece si vamos a mi departamento y encargamos sushi...?
—Suena tentador... —Susurré de vuelta, sin quitar mi vista de quien exponía frente a nosotros las ideas sobre el rodaje de la película.
—¿Comida taiwanesa? —Propuso. —¿Una pizza?
—¡Chris! —Chillé por lo bajo, tentada a reírme. —Con el sushi me conformo.
—No te creo. Sé que terminando el día tendrás más hambre de lo normal... Siempre quedas con hambre. —Rio nuevamente, creando un ligero rubor en mis mejillas. Agradecí que la luz fuese tenue y mi rostro se viera poco. Evans no dudaba en mofarse de mis mejillas sonrojadas cada vez que tenía la oportunidad.
Con la promesa de que él me pasaría a buscar a mi casa, me fui a preparar para la noche de amigos que tendríamos. Pese a que soñaba que la cita fuese de algo romántico, me conformaba con solo saber que era yo la privilegiada en cenar con él. Me conformaba con tan poco, que para mí bastaba con un saludo de su parte, o una sonrisa. Con ello, mi rostro formaba una sonrisa que perduraba durante gran parte de mi día.
A las ocho en punto sentí el claxon de su auto anunciar su llegada. Salí de casa y sonreí una vez logré introducirme al interior del automóvil. Iba escuchando un tema de The Beatles el cual, no dudó en cantar con diversión y, por cierto, con una mala entonación.
—¡Basta! —Reí. —John Lennon debe estar revolcándose en su tumba. —Reí a carcajadas. Evans seguía cantando. —¡Chris!
—¡Canta conmigo, mujer! — Carcajeó.
Finalmente, el transcurso hacia su departamento nos las pasamos cantando variados temas de The Beatles, entre otros artistas conocidos.
—Me gustan estas salidas, __________. —Me dijo Evans cuando íbamos subiendo las escaleras hacia la puerta de su hogar. —Me siento bien. Creo que no pude haber encontrado mejor persona que me entendiese completamente. —Dijo y sonrió.
Respiré profundo e imité su expresión. Una sonrisa boba decoró mi rostro. Pero él, jamás sabría que, sus palabras, por muy simple que fuesen, alimentaba mi fantasía por obtener su amor.
Le seguí el paso hasta introducirnos al interior de su casa.
La mesa estaba ordenada. Había encargado sushi y también dos pizzas. La intención aquella noche era ver películas y comentar sobre ellas. Por lo general, siempre terminábamos hablando temas profundos. Temas de los que no puedes hablar con cualquier persona. Temas existencialistas, místicos, ideologías y más. Pero nada relacionado con la película vista.
—¿Qué es amor para ti? —Me preguntó Evans. Se acomodó en el sofá, removiendo su anatomía para quedar frente a mí. —Todos tienen una concepción distinta...
—Es difícil. —Reí. —Es muy abstracta la palabra. Existen varios tipos de amor, ya sabes, el filial, el maternal, el de amistad, el de dos personas que se aman...—Chris me miró atento, sin dejar de sonreír. —¡No lo sé! —Exclamé entre risas y un tanto cohibida. No quería hablar de más y dejar al descubierto mi amor secreto por él.
—Pero debes tener una opinión al respecto. —Se encogió de hombros. —Amor puede ser el respeto al otro, a quien tú amas, respeto y aceptación por como es. —Negué entre risas. —
—Concuerdo contigo, Chris. —Asentí cortamente. —Al final, el amor no va en cómo luce por fuera la persona, sino por dentro. Su esencia. Ya sabes, sus valores y todo eso...
Chris rio. Tomó un sorbo de su vino y volvió a mirarme nuevamente. Evité mirar directamente a sus ojos. Tenían el efecto de hacerme perder la noción del tiempo y, por consiguiente, mi lugar en el mundo.
—¿Existes realmente? —Me preguntó y yo solté una carcajada.
—¡No, Chris! ¡Preguntas existencialistas no! —Reí. —Ya sabes cómo terminamos la última vez que tocamos el tema. —Le recordé, aludiendo a la última cita en donde comenzamos a divagar sobre nuestra existencia y nuestro propósito en la vida. Chris confesó no haber dormido pensando en que si realmente existía o no.
—Siento que debería haber más personas como nosotros. —Comentó el rubio después de reír. —Digo, con las que podamos debatir estos temas. —Se encogió de hombros. —Creo que por eso no encuentro a la mujer ideal aún. Mis expectativas son muy altas. —Carcajeó. Le imité, con cierto dolor en mi pecho comenzando a alojarse.
—Opino lo mismo. —Reí. —Es triste saber que, las personas, la gran mayoría, se rige por la superficialidad. Es muy triste ver cómo desperdician su tiempo en cosas materiales y no enriqueciendo su cultura...
—Pero es así, _________. Somos los raros, después de todo. —Y volvió a carcajear.
—Deberíamos casarnos. —Me encogí de hombros. Maldije la rapidez de mi lengua al tomar el control de mi boca. Chris soltó una carcajada divertida la cual, imité inmediatamente.
—¿Te imaginas que con los años terminamos casados? —Preguntó en tono divertido. Y volvió a reír. Mi corazón saltó alegre en mi interior tras escuchar sus palabras. Aquello me daba a entender que él era capaz de imaginarnos casados, compartiendo de la misma forma como lo hacíamos en ese mismo momento.
—Sería divertido. Ya sabes, todo el tiempo siendo amigos para luego terminar siendo marido y mujer...
Chris esbozó una sonrisa, tomó su copa de vino y le dio un sorbo.
—Me alegra tenerte como amiga, ___________. —Dijo el rubio, tierno y volviendo a la realidad. —Siento que esta amistad durará por mucho tiempo.
Dibujé una sonrisa en mis labios, a duras penas, pero la logré formar y camuflar toda la desilusión alojada en mi pecho. Ya no era felicidad la que sentía; era desilusión y unas enormes ganas de llorar. Lo había dicho con tanta convicción que, creí que él, siempre me vería solo como una amiga y no como algo más.
Tal parecía que, ni nuestros gustos en común eran suficiente para atraer al hombre que amaba y anhelaba con toda mi alma.
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S. Rogers - C.Evans || One Shots
FanfictionSteve Rogers || Chris Evans here One Shots.