71.- The doom
—Entonces, lo tomo del brazo, flexiono mis piernas y le doy el golpe. —Digo, airosa por mi hazaña. No puedo evitar reír ante el recuerdo. —Mi pie va directo a su entrepierna. Debiste ver cómo gemía de dolor el bastardo.
Romanoff carcajeó, asintiendo una y otra vez, dichosa ante el resultado que había dado su esfuerzo por ser ella quien me entrenó por años. No cabía duda alguna que ella era la mejor entrenadora nunca antes vista.
Ciertamente, en el comienzo, ambas habíamos formando un tipo de vínculo con cierto sesgo al odio. Yo no la toleraba, y ella tampoco a mí. Pero, con el tiempo, tras tener que vernos todos los días a la cara, este vínculo comenzó a ser más bien grato y lleno de reciprocidad.
En cada misión la rusa trataba de mantenerme a salvo, pero sin dejar que yo hiciera mi trabajo. Ella sólo se cercioraba de que, quienes me fuesen a atacar, no fuese en demasía.
La misión del día anterior había sido relativamente normal. Romanoff no fue designada junto a mí, sino más bien Wanda y Tony. Nos tomó un par de minutos derrumbar el pequeño imperio que HYDRA tenía al norte de áfrica, en un lugar recóndito del continente, donde ni si quiera sus habitantes sospechaban que, en ese lugar, se escondían los secretos una organización guiada por sujetos sedientos de poder y, que, además, experimentaban con seres humanos.
Los matamos a todos. Sin excepción pues, no hubo ninguno que no nos atacara o quisiera rendirse y ser parte de SHIELD, como lo esperamos por parte de los "mejorados".
—Creo que mi misión contigo está hecha. —Me dijo la rusa, dándole un sorbo a su café. —Eres tan experta como yo y Clint.
—No creo que tan experta como ustedes dos. —Reí sonrojada por su halago. —Pero sí, da por terminada tu misión conmigo. Te debo una, ¿sabes? —Romanoff sonrió afable. —Te odié al principio. Créeme que muchas veces ideé planes para poder derribarte y darte tu merecido. Pero, me di cuenta que no podía. —Reí, cohibida al confesarle aquello. Pero me divertía recordarlo. —Eres la mejor espía, Nat. Y es un honor haber sido tu alumna.
Natasha no dijo nada al respecto. Se limitó a asentí ligeramente y a sonreír como un gesto de agradecimiento. No era una mujer muy expresiva, y si lo llegaba a ser, era prácticamente un milagro de la vida escuchar sus palabras denotando algún tipo de emotividad.
Miré el cielo raso, y sonreí al escuchar que el quinjet aterrizaba sobre la torre. Minutos después apareció parte del equipo, algunos magullados y otros ilesos. Pero todos dichosos al ser parte de otro combate ganado.
Tony se incorporó a nuestra conversación junto con Thor, quien no tardó en comentar sobre la misión que habían tenido minutos antes. El Dios del trueno hacía brillar sus ojos azules al imitar cada golpe que le dio al adversario; levantaba su martillo y golpeaba el aire, como si frente a él, estuviese el enemigo. Le miré con admiración, no porque haya derribado a más de diez sujetos en tan poco tiempo como él decía y, como Tony corroboraba, sino por la habilidad que sólo él tenía para levantar el mazo.
Me alejé de ellos cuando vi que la conversación se volcaba hacia la información que habían logrado archivar para Fury. Luego me pondría al día respecto a ello, pensé. Y no dudé en caminar hacia las escaleras, en dirección a las habitaciones.
Cauta y, cerciorándome de que nadie me fuese a ver, ingresé a la tercera puerta del corredor. La cerré tras de mí y sonreí con alevosía. Me quité mis zapatillas, mi blusa y pantalones para aventar todo ello sobre la cama perfectamente ordenada al costado de la habitación.
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S. Rogers - C.Evans || One Shots
Fiksi PenggemarSteve Rogers || Chris Evans here One Shots.