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- Miren quien se digna a llamar. - se escuchó la voz de mi mejor amiga del otro lado de la línea. - Pero si es Emma Beckett, la actriz que dejó a su mejor amiga en cuanto le mencionaron la palabra "Seúl".

- Oh, vamos, Maia. - dije riendo mientras preparaba mi bolso para salir. - Sabes que deseaba volver aquí, al lugar donde crecí.

- Bien, bien, pero debes traerme algo increíble.

- Entendido. - respondí, manteniendo la sonrisa en mi rostro. - Hey, tengo algo que contarte, pero debes prometer que no vas a enloquecer. - Maia soltó un grito. - Dije que no enloquezcas.

- Vale, lo siento. - se apresuró a decir. - Es que siempre que dices eso, es algo interesante. Ya sabes, tienes una vida de película.

- Exageras.

- Emma Beckett, tienes una gran carrera como actriz, tú mejor amigo es miembro de una banda coreana famosa, tú mejor amiga, o sea yo, es una actriz fenomenal, y tienes en tu pasado a un chico misterioso. - tragué algo de saliva cuando mencionó lo último.

- Un pasado que volví a encontrar ayer. - Maia volvió a gritar.

- ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Sigue siendo tan lindo como dices que era? - preguntó tan rápido que a penas logré entenderle. - ¿Cómo lo reconociste? Han pasado cerca de diez años.

- En realidad, él me reconoció a mi. - expliqué mientras me apresuraba a llegar al espejo que colgaba cerca de la puerta principal, para ver mi rostro al aplicarme algo de labial. - Mark y los chicos me invitaron a unas premiaciones aquí, y cuando estaba en el backstage, nos encontramos.

- ¿Era del staff?

- No. - respondí. - ¿Estás sentada? - escuché el sonido de unos pasos y luego, un sonido que parecía ser una afirmación. - Es uno de los chicos de BTS.

- Bromeas. - dijo tan rápido que luego, la escuché toser.

- No. ¿Los conoces?

- Mi sobrina es fan de ellos. - replicó. - Me ha mostrado sus canciones y fotos tantas veces que hasta creo que yo me he vuelto fan. - añadió divertida. - Entonces, ¿el Jin de BTS es tu Jin? ¿El Jin de tu edificio?

- ¿Puedes creerlo? - cerré la puerta de mi apartamento con una mano y me acerqué al elevador. - Y eso no es todo. Me ha invitado a salir, justo ahora voy en camino a una cafetería en la que me ha citado.

- Estás de broma.

- No, claro que no, las horas que me pasé peleando con Mark lo demuestran.

- ¿Con Mark?

- Ugh, si, se puso muy extraño con todo esto. - respondí cuando las puertas del ascensor se abrieron. - Hey, estoy en un elevador. ¿Te llamo cuando regrese?

- Claro, claro. - aceptó ella. - ¡Diviértete! Pero ten cuidado, ¿bueno? No has visto al chico en años, no sabes cómo sea ahora.


Y con esas palabras resonando en mi cabeza, emprendí mi camino hacia la cafetería.

Tenía miedo, no lo iba a negar, pero también sentía un cosquilleo en el estómago de solo pensar en ver a Jin, de nuevo. Había pasado tanto tiempo, tantos años en los que me reprochaba por perder el contacto con él y en los que me preguntaba qué estaría haciendo, que se me hacía irreal el hecho de habernos encontrado de aquella forma.

Entré a la cafetería intentando parecer confiada y segura, pero por dentro era un desastre. El aroma a granos de café y el olor dulce de los postres que vendían para acompañar, me envolvieron al instante y lograron tranquilizarme unos segundos. Busqué con la mirada a Jin, pero cuando lo vi sentado al fondo del establecimiento y con la mano levantada, mis nervios se dispararon nuevamente.


- Viniste. - dijo Jin a modo de saludo y se levantó para correr la silla para mi. - Pensaba qué tal vez tus amigos te harían algún problema.

- ¿Mis amigos? - Jin asintió.

- Mark me llamó. - en ese momento, quise huir y esconderme. Rayos, Mark. - Quería asegurarse de que no tuviese una mala intención contigo.

- Lo lamento. - musité. - Estaba preocupado por esto.

- ¿Nosotros? - lo preguntó de una forma que hizo que mi corazón saltara. Asentí. - ¿Ustedes dos están...?

- Oh, no, no, cielos, no. - negué rápidamente, pero mi conciencia me lo reprochó al instante. - Bueno, sí salimos un par de veces cuando vivía en Estados Unidos, pero luego, a él lo reclutaron para JYP, se mudó a Corea y las cosas se volvieron difíciles.

- Ya veo. - se limito a decir con una expresión indescifrable. - ¿Se conocieron allá?

- Mark fue mi primer amigo en Los Ángeles. - expliqué con una sonrisa cargada de nostalgia. - Me ayudó a adaptarme a Estados Unidos, de nuevo, y a conseguir más amigos. Mark fue increíble conmigo.

- Lo quieres. - asentí y Jin se removió en su asiento, incómodo.

- Es mi mejor amigo. - aclaré al ver que su expresión parecía llena de desilusión. - Creo que no hay persona que me conozca tanto como él. A pesar de la distancia que había entre nosotros, él se encargaba de hacerme sentir como si estuviese a mi lado todo el tiempo.

- Vaya. - comentó Jin con un intento de sonrisa y antes de que dijera algo más, el mozo se acercó a nosotros con dos tazas de café. A Jin le entregó un americano y a mi, un Latte de vainilla con un poco de canela encima. - Recuerdo que te gustaba, señorita Amante del Café. - sonreí.

- ¿Como te acuerdas de eso? - pregunté y él me extendió una mano para que se la tomara. Dudé al principio, pero al ver su mirada confiable y esa sonrisa tímida y adorable, accedí a darle la mano.

- Porque nunca dejé de pensar en ti, Emma.

Take Me To Busan | BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora