S2. 13.

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Nuestra primera noche en Busan, la pasamos solos, pero al día siguiente, temprano por la mañana, Jimin me llevó a ver a sus padres. Ese fue el día en el que me presentó oficialmente como su novia y aunque yo moría de nervios por la reacción de sus padres, lo tomaron tan bien que incluso comenzaron a cuidar de mí como lo hacían con Jimin.



- Emma-ya, ¿quieres palomitas? - me preguntó la madre de Jimin mientras entrábamos al cine con toda su familia.

- Ne. - afirmé con una pequeña reverencia, un tanto aturdida por toda la atención que estaba recibiendo de su parte.

- Jimin-ah, ve a comprar palomitas para todos. - ordenó su madre a lo que mi novio replicó riendo. - ¿No ves que tu novia quiere palomitas? Yo he educado a un hijo atento.

- Ne, eomma. - accedió mi novio, todavía riendo, y se alejó de nosotros, luego de dar un beso a mi frente.

- Emma-ya, ¿mi hijo está siendo bueno contigo? - preguntó. - A pesar de todo lo que está pasando, él te hecho sentir segura, ¿verdad?



Cuando Jimin me presentó oficialmente como su novia, también les comentó lo que estaba pasando en Seúl. Jihyun, su hermano menor, ya sabía del tema por internet, pero sus padres no estaban al tanto. No quisimos contarles todos los detalles, solo lo más importante, como que yo estaba analizando la posibilidad de firmar un nuevo contrato y que a Jimin lo enviarían a servicio militar. Evitamos la parte de Kyung Mi y las razones por las que mi anterior contrato había acabado porque no queríamos cargarlos con ello. Sin embargo, con lo poco que sabían, les había bastado para preocuparse en extremo.

La madre de Jimin se había apegado tanto a mí desde el momento que Jimin había hecho la presentación oficial que, incluso, me había dado permiso de llamarla si-eomoni, la forma en la que se debía referir a la madre de tu esposo, y ella había comenzado a añadir el sufijo -ya a mi nombre, uno que se usaba para referirse a los hijos.

- Ne, si-eomoni. - repliqué. - Él no me ha dejado sola en ningún momento y estamos pensando en alguna solución para todo esto. - la madre de Jimin asintió, complacida con mi respuesta.

- Emma-ya, lo vas a esperar hasta que regrese del ejército, ¿verdad? - preguntó por segunda vez desde que se había enterado de que era la novia de su hijo. La primera vez había sido antes de darme permiso de llamarla si-eomoni.

- Claro que sí, si-eomoni. - respondí sin dudar.


Los tres días en Busan se pasaron tan rápido que nos pareció un abrir y cerrar de ojos, y pronto, Jimin y yo ya estábamos en el tren de regreso a Seúl. Sin embargo, esa vez, a diferencia de la primera, ya no tenía miedo de regresar.

Habíamos pasado unos días increíbles. Había podido compartir con la familia de Jimin tanto que sentía que los conocía desde hace mucho tiempo, había pasado tanto tiempo a solas con Jimin que me sentía mucho más conectada a él, y había dejado atrás los problemas por el suficiente tiempo para darme cuenta que muchas de mis preocupaciones no eran tan grandes como pensaba.


- ¿Estás segura que no quieres que te acompañe? - preguntó mi novio por enésima vez. - Nuestro turno en MCountdown es pasada la mitad del programa, puedo...

- Aniyo. - le Interrumpí. - En un mes más, te irás y no podrás disfrutar de todo esto. Quiero que vivas cada momento de tu último comeback.

- He tenido los suficientes. - replicó con una sonrisa. - No quiero que estés sola cuando firmes tu salida oficial de la compañía.

- Hye Moon unnie me va a acompañar y Dae Hyun se nos unirá también.

- ¿Segura? - asentí y él soltó un suspiro. - Bueno, pero te veré en el programa, ¿verdad?

- Claro que sí.


Luego de todo lo que había pasado, la verdad era que firmar mi salida oficial de mi anterior compañía no era la gran cosa. Solo era escribir en un papel y recoger un cheque de liquidación, ¿qué tan difícil podía ser?

Caminé confiada por los pasillos de la compañía que hizo posible mi regreso a Corea y aunque tal vez debía guardar resentimiento contra ellos por haber finalizado mi contrato, no podía. Sin ellos, todavía hubiese estado en Estados Unidos, nunca hubiese conocido a los chicos de BTS, nunca me hubiese enamorado de Jimin y... Sí, nunca hubiese vuelto a ver a Jin, quien aunque todavía mantenía su distancia conmigo y con mi novio, no podía evitar mostrarse preocupado con todo lo que ocurría.

En cuanto hice oficial mi salida de la compañía, agradecí al presidente por la oportunidad y me retiré con una sonrisa de su oficina. Afuera, Hye Moon y Dae Hyun me esperaban y en cuanto estuve cerca de ellos, los abracé fuertemente. Ellos habían sido mis primeros amigos en aquella compañía, los que me hicieron sentir bienvenida y que me ofrecieron su amistad sin condiciones.


- Voy a extrañar trabajar con ustedes. - les dije antes de romper el abrazo y sequé las lágrimas que habían logrado salir. - Los voy a extrañar y ya.

- Pero te vas a quedar en Seúl, Little Beckett. Nos volveremos a ver y, quién sabe, tal vez volvamos a trabajar juntos. - me animó Dae Hyun.

- Avísame cuando firmes con tu nuevo compañía. - pidió Hye Moon. - Quién sabe, tal vez necesiten una asistente para su nueva actriz. - añadió con una sonrisa débil, pero sincera.

- Serán de los primeros en saberlo, lo prometo. - les aseguré.


Caminamos por el vestíbulo del edificio hacia la puerta principal, deteniéndonos un par de veces al encontrarnos con algunos compañeros de reparto para despedirnos por última vez. Me sentía nostálgica al estar dejando un lugar que me había ayudado a abrirme paso en Seúl y en el que había pasado casi todos mis días y noches, pero nada se comparó con lo que nos esperaba fuera.


- ¿Esto es real? - pregunté, sin poder dar un solo paso en cualquier dirección.

- Es real. - confirmaron Hye Moon y Dae Hyun mientras veían la gran sorpresa fuera de la compañía.


Un grupo de fans se había reunido con carteles mostrando apoyo hacia mi y su disconformidad con la decisión de la compañía de romper mi contrato. Todos llevaban mascarillas negras, como si fuese su uniforme, y girasoles en sus manos, mi flor favorita.


- ¡Te amamos, unnie! - gritaron todos a coro y no pude evitar comenzar a llorar.

- Te apoyaremos en tu siguiente compañía. - me dijo una de las jóvenes de la primera fila y se acercó a mí para entregarme su girasol.


No podía creerlo. A pesar de todo lo que había pasado, a pesar de que muchos me odiaban por mantener una relación con Jimin, a pesar de que algunos rumoreaban que me habían echado de la compañía porque tuve mal comportamiento, había gente que me apoyaba. Ese sentimiento era incomparable. Saber que habían personas allá afuera que, sin conocerte en persona, te daban su apoyo, te llenaba de una forma increíble.

Momentos como ese hacían que todo valiese la pena.

Take Me To Busan | BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora