Introducción

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17 de enero de 2018.

Alisson

Había sido mi primer beso. Y a pesar de que me hacía sentir feliz que fuera Keith quien había presionado sus labios sobre los míos, odiaba que me hiciera dudar de aquella decisión que había tomado con tanta seguridad. Sin poder evitarlo, sentí mucha tristeza. Me estaba alejando de aquel chico que tanto amaba en secreto, y no sabía cuándo volvería a verlo.

— ¿Por qué hiciste eso? —cuestioné mientras sentía en la garganta el nudo que se formaba por tener que despedirme después de que él me besara.

—Porque es lo que quiero hacer desde hace mucho tiempo, y quizás esta sea mi última oportunidad —respondió antes de acercar mi cuerpo al suyo y besarme una vez más. Mi corazón latía más rápido de lo que alguna vez latió.

Aquel beso no fue una simple presión como el primero. Keith comenzó a mover sus labios sobre los míos con lentitud y yo, poco a poco, me adapté a su ritmo intentando hacerlo de la mejor manera posible. Sentía que podía llegar a explotar de la emoción que sentía, mientras él me sostenía en sus brazos. Con su lengua acarició mi labio inferior antes de succionarlo y morderlo.

Con lentitud se alejó, y sus brazos me envolvieron. Su boca susurró una última vez lo mucho que me extrañaría y lo mucho que me quería.

Esa fue la última vez que vi a Keith. Mi madre había muerto días antes y yo estaba llevando a cabo la decisión que juntas habíamos tomado de mudarme a un internado en París. Dejé atrás a mi padre, a mi mellizo, a mis mejores amigos, y al único chico por el que alguna vez sentí algo; creyendo que de esa forma también dejaría atrás el dolor.

Aquel beso provocó que me volviera loca por él. Ya lo estaba, pero ese beso creó la duda de si solo fue su curiosidad o si él sentía lo mismo que yo sentía. Ese beso provocó que durante meses solo pensara en Keith.

Rosas para Alisson | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora