Llegué a la casa de Emma con el corazón latiendo con mayor rapidez de la normal, debido a los nervios y a la ansiedad. Había estado pensando durante horas en cómo hablar con ella, qué decirle, dónde y cuándo; hasta esa tarde, cuando de forma espontanea desvié mi rumbo. Sin pensarlo para no arrepentirme, le pedí al conductor del taxi en el que viajaba, que me llevara a la dirección de la casa donde vivía mi mejor amiga, con el deseo de poder seguir llamándola de esa forma.
En realidad, debía estar esperando en el consultorio de la psiquiatra para ser atendida, porque según todo el mundo, contarle mis problemas semanalmente me haría bien. Sin embargo, ya no estaba en el hospital, y no era algo que necesitara. En lugar de hablar con una desconocida, decidí ir a ver a la mujer con la que sí deseaba hablar, y con quien sí me iba a hacer bien pasar el tiempo.
No hizo falta que esperara mucho tiempo luego de tocar el timbre para que ella apareciera. Sus ojos se posaron sobre los míos sin expresión alguna, con el semblante serio, provocando que un escalofrió recorriera mi cuerpo ante su mirada tan helada.
—Hola —saludé con una sonrisa tímida, sintiéndome cohibida. Saludo al que ella no respondió— ¿Podemos hablar?
Ella respiró hondo y miró para otro lugar antes de que sus ojos regresaran a los míos e hiciera un paso al costado. Con una seña me permitió ingresar y ambas caminamos en silencio hasta su cuarto.
Ella cerró la puerta luego de que entramos. Sin embargo, no me sentía bienvenida en su casa como toda la vida me había sentido, por lo que me mantuve de pie en una posición incómoda.
Ella se sentó en su cama y me dio toda su atención.
—Perdóname —susurré sintiendo mi voz temblar y mis ojos llenarse de lágrimas. De verdad necesitaba que me perdonara. Sus ojos que en un principio se mostraban fríos, comenzaban a mostrar debilidad, y fue ahí cuando decidí arrodillarme frente a ella y con mis manos sobre sus rodillas continuar: — Ambas sabemos que no sirvo para demostrar mis sentimientos, pero también sabemos que cuando le digo a una persona que la quiero es de corazón. Emma, yo sé que soy la peor amiga del mundo y que te dije cosas horribles, que soy un desastre y que siempre termino haciéndote sufrir, pero te amo como a la hermana que nunca tuve. Siempre estuviste para mí, incluso la noche que te llamé llorando desde París. ¿Te acordás? —pregunté conteniendo las lágrimas en mis ojos, porque sabía que si comenzaban a derramarse no podría continuar. Sus ojos también se habían llenado de lágrimas— Esa noche, al igual que la mayoría de las demás, me sentía sola, triste y abandonada, y fue la única vez que tomé la decisión de llamarte. Porque cuando me fui, sin darme cuenta decidí alejarme de mi vida en Nueva York, incluyéndote, y no te das una idea de lo mucho que me arrepiento. Me alejé de vos. Nunca te llamé, nunca te escribí. Y a vos no te importó. Respondiste mi llamado, me consolaste y nos mantuvimos hablando hasta que el sol apareció, como si nunca nos hubiésemos separado. Como si yo nunca me hubiese alejado. Todas las noches en París sufrí, menos esa. Y es porque, a pesar de la distancia, volví a tener a mi mejor amiga conmigo. De todo eso quiero hablarte. De esta amistad, que yo siempre arruino y vos siempre reconstruís. Y entiendo si estás harta, y no querés ser más mi amiga. Pero por favor no me abandones. Me siento ahogada desde hace tiempo. Siento este nudo constante en la garganta y necesito tu ayuda porque no puedo más.
Sin mi consentimiento, las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas, al igual que por las de ella.
—Ali... Si te sentías así, ¿Por qué no me pediste ayuda antes de que pasara lo que pasó? ¿Por qué esperaste a terminar internada para venir a hablarme con sinceridad?
—Porque, cuando me fui a París, fui egoísta, y creí que era la mejor decisión, pero nunca me di cuenta de que al tomar ese avión perdí la relación con todos ustedes. Me arrepiento tanto de haberme ido, de haber perdido aquella amistad que teníamos. No estuve para nadie cuando pasaron momentos difíciles los últimos dos años. Entonces, ¿por qué ustedes tendrían que estar para mí ahora?
—No tenés que pensar eso. Nosotros te amamos, y siempre supimos que estabas muy dolida cuando te fuiste. No miraste a tu alrededor, pero nunca tuviste malas intenciones. Sabemos que hablar con nosotros en ese tiempo te hacía acordar a tu madre de una forma dolorosa, y por eso preferías evitarnos. Pero, a penas estuviste mejor volviste, y ahora estás para nosotros, y nosotros para vos. El problema es que, soy tu mejor amiga y nunca me contás nada de lo que sentís. Yo no estoy para vos solo cuando querés hablar sobre Keith, también soy tu amiga cuando estás llena de angustia, cuando sentís un nudo en la garganta y necesitás eliminarlo. Yo sé que, como vos dijiste, no puedo revivir a tu mamá, pero hay muchas otras formas en las que puedo intentar ayudarte.
—Ya lo sé, y de verdad lamento haberte dicho eso. Fue horrible.
— ¿Por qué me dijiste eso? ¿Por qué me dijiste tantas cosas horribles esa noche? Yo te juro que te odié. Te odié tanto porque sentía como nos estábamos alejando.
—Es que quería que me odiaras. La idea de suicidarme está en mi cabeza desde hace tiempo, y esa noche estaba decidida a hacerlo. Estaba decidida a que iba a ser lo mejor, pero todos ustedes se preocupaban tanto, y yo no quería que sufrieran.
— ¿Y por eso querías que te odiara? ¿Para qué no sufriera cuando te fueras? —interrogó. Asentí con la cabeza— Es ridículo Ali. No hay nada que puedas decir que me haga eliminar todo el amor que te tengo. Vos también sos como la hermana que nunca tuve, y me duele tanto que pases por esto. ¿Por qué quisiste suicidarte?
Me encogí de hombros y observé mis manos, relamiendo mis labios y buscando las palabras para expresarme:— Estoy tan harta de mi misma. Estoy harta de mi cabeza y de todo lo que me hace pensar. Del dolor y la angustia que siento. De sentir constantemente el rechazo de mi padre, y ver esa foto de mi madre me destrozó.
— ¿Qué foto?
—Hice una investigación sobre mi padre. Tengo un portafolio lleno de información sobre él, y encontré una foto de ella cuando murió. No falleció en un accidente. Tenía una bala, en medio de la frente. Hablé con mi padre hace dos semana y él me dijo que se suicidó porque desde mi nacimiento era infeliz, y eso me atormenta desde que lo sé.
— ¿Cómo que se suicidó?
—Adam dice que Edgar me mintió, que ella en realidad fue asesinada y dice que no sabe quien lo hizo. Pero me pidió que no lo intentara averiguar tampoco. Creo que me está mintiendo por miedo a que no pueda soportar la verdad —expliqué encogiéndome de hombros, resignada—. Ya no se qué creer. Solamente sé que la extraño muchísimo, y que la necesito cada día más —anuncié sollozando.
Al instante sentí como sus brazos me rodeaban y a pesar del dolor, sentí alivio de poder compartirlo con alguien, de dejar de guardar todo para mí misma, y mostrarme débil por un momento. Y sentía alivio más que nada, porque sabía que no perdería a Emma, que ella seguiría siendo mi mejor amiga para siempre.
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Rosas para Alisson | COMPLETA
Teen FictionAlisson y Keith han sido mejores amigos desde siempre. Y toda su vida sería más sencilla si se limitaran a ser solo eso, pero en su lugar ellos se dejan llevar por sus sentimientos y se confunden mutuamente. "Keith siempre iba a ser mi debilidad. El...