Keith
Observaba a Alisson dormir desde la puerta del dormitorio. Ella lucía tan pacífica, hasta que comenzó a moverse de un lado a otro, pareciendo tener un mal sueño.
Me acerqué y tomé asiento a su lado, sobre la cama, comenzando a empujar con suavidad su hombro para que despertara, lo cual hizo, en un terrible susto. Se incorporó con velocidad, quedando a tan solo centímetros de mí, y moría de ganas de abrazarla porque la extrañaba tanto.
—Me asusté —anunció en un susurro, revolviendo su cabello con una mano, y con la otra sosteniendo su cuerpo en aquella posición, cerca del mío.
— ¿Estás teniendo pesadillas de nuevo? —cuestioné preocupado.
— ¿Cómo sabés que tuve pesadillas? —preguntó frunciendo el ceño.
—No sos muy buena mentirosa diciendo que no pasa nada, además de que Adam estaba muy preocupado de que no durmieras bien nunca. Me dijo que más de una vez tuviste pesadillas, y después se notaba que habías dejado de dormir —expliqué. Ella asintió con la cabeza, y parecía estar recordando todos aquellos días en los que se podía ver que sufría—. ¿Qué soñabas?
—Soñé que —comenzó, con la mirada perdida por varios segundos, hasta que volvió a dirigir sus ojos a los míos negando con la cabeza—... no importa. No era nada. ¿No podés dormir?
—No —negué, evitando decir que ella era la causa de que no podía conciliar el sueño.
Por unos minutos nos mantuvimos observándonos, simplemente, y su mirada decía que, ella también me extrañaba.
—Gracias por las rosas —susurró dedicándome una media sonrisa.
— ¿Las recibiste? —interrogué sorprendido, porque creí que no le habían llegado.
—Sí, pero preferí no enviarte ningún mensaje ni nada para no interferir con tu alejamiento —respondió mirando sus manos.
—Alisson —llamé tomando con mi mano su barbilla para obligarla a que me mirara, y no pude evitar pensar en que con tan solo un movimiento nuestros labios se rozarían. La poca claridad que ingresaba por la ventana impactaba en una mitad de su rostro. Era tan linda—, yo quiero alejarme de vos, pero eso no significa que mis sentimientos cambien. Te amo, y siempre voy a estar para lo que sea que necesites. Siempre —aclaré, y ella me dedicó una mirada tan llena de amor que tuve que hacer todo mi esfuerzo para depositar un beso en su frente, y no en sus labios, antes de ponerme de pie—. Deberías intentar dormir de nuevo —mencioné y ella asintió con la cabeza.
La miré una última vez, hasta que de una vez por todas decidí alejarme, y retirarme por la puerta, y continúe toda la noche sin poder dormir, por pensar en ella.
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Rosas para Alisson | COMPLETA
JugendliteraturAlisson y Keith han sido mejores amigos desde siempre. Y toda su vida sería más sencilla si se limitaran a ser solo eso, pero en su lugar ellos se dejan llevar por sus sentimientos y se confunden mutuamente. "Keith siempre iba a ser mi debilidad. El...