Capítulo 31

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Alisson

Desperté antes que Keith, quien tenía su pesado brazo sobre mi cuerpo. La noche anterior Adam me había pedido que no durmiera en el departamento porque quería estar con una chica, y a pesar de que me molestó y dolió por Emma, al final terminé por aceptar y pedirle a Keith si podíamos dormir juntos.

Volteé mi cuerpo para así poder ver su rostro, y podría estar horas de esa forma. Sus ojos se mantenían cerrados, y su torso sin remera se movía con cada respiración. Se veía tan pacífico y perfecto.

La idea de sorprenderlo preparándole el desayuno cruzó mi mente y no lo dudé. Me incorporé sin importarme que se despertara, porque sabía que no lo haría. Tenía el sueño tan pesado como un tronco.

Era fácil preparar el café y las tostadas ya que existían maquinas específicas para esta tarea, pero la casa de Keith no las tenía porque su mamá prefería hacerlo de forma manual. Por lo que tuve que buscar instrucciones en internet y aprender a hacer café en algo llamado filtro.

Estaba tan concentrada que no escuché los pasos de Keith y me sorprendí cuando me abrazó.

—Hiciste el desayuno —observó sonriendo de boca cerrada y depositando un beso en mi cuello que me hizo estremecer.

—Sí, no soy tan inútil como Adam y Shane siempre dicen.

—Muero de hambre —anunció sirviendo el café en una taza y bebiendo un trago—. Está riquísimo —felicitó con una sonrisa, pero podía ver que me estaba mintiendo.

— ¿De verdad?— pregunté entrecerrando los ojos— Dejame probar.

—No —negó intentado tomar todo el contenido de la taza, pero se la arrebaté salpicando gotas al suelo y a su torso desnudo. Llevé aquel líquido que yo creí que era café a mi boca, y lo tragué a duras penas.

No solo tenía feo gusto, sino que estaba frío también y le faltaba azúcar, toneladas. Además se podía sentir el café molido debido a la mala filtración. Me sentía decepcionada de mi misma.

—Esto es asqueroso —declaré provocando que él riera y antes de que pudiera percatarme él me hizo girar en sus brazos, haciendo que soltara el trapo que estaba sosteniendo el cual evitaba que me quemara, y capturó mi boca con la suya en un suave beso que pronto se volvió en una sesión de besos.

Sus labios se movían sobre los míos, al tiempo que yo abría mi boca para recibir a su juguetona lengua. Mis manos se entrelazaron en su cuello, y las suyas acariciaban mi cintura con toques suaves y tentativos haciendo a mi cuerpo querer más. Me presioné contra él escuchándolo gruñir, y podía sentir su erección matutina.

Él se alejó de mí con rapidez y yo lo observé confundida y mareada por la situación, antes de darme cuenta que aquel trapo que se había caído de mi mano, cayó sobre la cocina y ahora se estaba incendiando. Teniendo reflejos más rápidos, Keith apagó el fuego con una botella de agua de la heladera.

Cuando el fuego ya estaba extinguido, comencé a escuchar la suave y ronca risa de Keith.

—No te rías —me quejé frunciendo el entrecejo.

—Perdón —se disculpó abrazándome, aunque una sonrisa divertida permanecía en su rostro—. Casi prendes fuego toda la casa.

—Eso no hubiese pasado si no me hubiese besado.

— ¿Estás enojada? —preguntó a tan solo centímetros.

—Si —mentí. ¿Cómo podía llegar a enojarme con él por algo tan tonto? A veces, sentía que Keith siempre estaba a mí alrededor con cautela, como si temiera que yo saliera corriendo en cualquier momento.

Rosas para Alisson | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora